El mundo de la exploración del cosmos se encuentra de celebración por estos días gracias al aniversario número veinte de la llegada de los primeros tripulantes a la Estación Espacial Internacional (EEI), el emblemático laboratorio en la órbita de la Tierra que ya es la estructura más compleja y costosa que ha construido la humanidad.(Le puede interesar: La historia de 'albi', el primer animal con una lengua balística)
Miles de personas de la Nasa, la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos), la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial Japonesa y la Agencia Espacial Canadiense han participado en la construcción y mantenimiento de la EEI, cuyo costo asciende a más de 100.000 millones de dólares. Desde el 2 de noviembre del 2000, la residencia orbital ha recibido a 241 astronautas de 19 países, quienes han llevado toda clase de experimentos para entender cómo cambia el cuerpo humano tras las largas estadías en el espacio.
Dentro de los máximos responsables del éxito de la EEI sobresale el nombre de Robert Kelso, quien trabajó por 37 años en el Centro Espacial Johnson (JSC) de la Nasa y se desempeñó, desde 1988 hasta el 2000, como director de vuelo en 25 misiones del transbordador espacial, el último vehículo insignia de la agencia espacial estadounidense y gracias al cual fue posible el transporte de los módulos de la EEI. Este cargo, Kelso lo ejerció desde el famoso Centro de Control de Misiones de la Nasa, en Houston (Texas).
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La carrera de Kelso en operaciones de vuelos espaciales comenzó en abril de 1981, como controlador de vuelo en la misión STS-1, el vuelo inaugural del transbordador. En febrero de 1988, dos años después del desastre del Challenger, que explotó cuando se dirigía al espacio en 1986, Kelso fue seleccionado como director de vuelo.
Kelso jugó un papel decisivo como director de vuelo principal en el ensamblaje, en el 2001, del módulo Destiny de la EEI, el cual llevaba todos los computadores y el 'software' de la sección estadounidense de la estación. También se desempeñó como director de misión de la Nasa y fue responsable del lanzamiento del telescopio de rayos X Chandra, el último de los grandes observatorios espaciales de la agencia estadounidense.
Tras dejar la Oficina del Director de Vuelo, Kelso estuvo al frente de las actividades de seguridad y calidad de los vuelos espaciales tripulados de la Nasa. Uno de sus últimos roles allí fue liderar los esfuerzos para preservar y proteger los sitios de aterrizaje lunar del programa Apolo.
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En 2012, Kelso asumió como director ejecutivo en el Centro Espacial Internacional del Pacífico para Sistemas de Exploración (PISCES). Y desde este año es director de programas de Orbit Beyond, una de las empresas privadas contratadas por la Nasa para llevar diferentes equipos a la superficie lunar.
Para que la Nasa avance más allá de la órbita terrestre baja, es mejor entregar la Estación a operaciones comerciales que puedan administrarla y quizás mejorar el retorno de la inversión
Creo que la mayor lección es el poder de la cooperación internacional. Esta estación y futuros esfuerzos similares no pueden ser realizados por una sola nación. Se hizo una vez para el programa Apolo y para ir a la Luna, pero en el entorno actual, los recursos y la financiación superan a cualquier nación. Reunir a todos los socios internacionales para desarrollar y montar la Estación Espacial fue un gran logro y un modelo para los programas futuros a la Luna y Marte.
¿Cuáles cree que fueron los principales desafíos que tuvo que enfrentar la EEI durante su construcción?Hubo varios desafíos: en primer lugar, dado que tantos países construyeron varios elementos y el 'hardware', asegurarse de que todas las interfaces de estructura, eléctricas y 'software' supuso un gran esfuerzo. En segundo lugar, el ensamblaje: era demasiado grande para lanzarlo como una sola pieza. Entonces, tuvo que construirse, lanzarse y ensamblarse por secciones, una pieza a la vez. Tercero, asegurarse de que la estación y sus bloques de construcción pudieran mantenerse y sobrevivir hasta que quedara ensamblada por completo.
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Y, finalmente, la pérdida del transbordador espacial, cuyo uso fue fundamental para poner en órbita las grandes piezas de la estación. Una vez que se retiró el transbordador, Estados Unidos no tuvo acceso al espacio. Por lo tanto, el país tuvo que depender totalmente de los rusos para los servicios de lanzamiento: tanto para llevar astro-nautas a la estación como para continuar proporcionando los suministros logísticos de la Tierra: alimentos, agua, propulsores, etc.).
Sí, tuve la suerte de ser director de vuelo del transbordador espacial durante los que pueden considerarse los días de gloria del programa. En mis años, el transbordador proporcionó una plataforma para la ciencia, la astronomía, los sistemas terrestres, la reparación de satélites, el lanzamiento de satélites nacionales como el Hubble y más. Después de que dejé la oficina del Director de vuelo, el transbordador era más o menos un camión que solo transportaba 'hardware' a la estación. En mi tiempo, con el ‘Shuttle’ volamos muchas misiones únicas.
Una cosa que aprendí fue que la ley de Murphy se aplica al espacio. “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Pero hubo un ‘corolario Kelso’: que los problemas ocurrirán en el peor momento posible en la órbita, o en el peor momento de la misión. Experimenté tantos problemas fascinantes durante mi tiempo como director de vuelo y que fueron muy inesperados.
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El transbordador espacial en ese momento era el único vehículo de lanzamiento que podía llevar estas piezas tan grandes de la estación a la órbita. Y, dado que estas piezas tenían que ensamblarse, el transbordador proporcionó a los astronautas un gran brazo robótico para permitir que la Estación se ensamblara, el CanadArm. Sin el transbordador, la estación espacial, tal como la conocemos hoy, no podría haber sucedido.
Uno de los momentos más difíciles en la historia de la EEI fue el accidente del transbordador Columbia, en 2001. ¿Qué recuerda de esos días?Yo había dejado el control de vuelo cuando ocurrió el accidente del Columbia. Naturalmente, fue sorprendente e inesperado que el orbitador se perdiera durante el reingreso a la Tierra. La Nasa no conocía el alcance del daño severo en el ala izquierda cuando una gran cantidad de hielo lo golpeó durante el lanzamiento, afectando varios mosaicos térmicos. Y el agujero estaba en un área no visible para los astronautas o el Control de Misión. Incluso, sin algunos de estos mosaicos, el transbordador podría sobrevivir a la reentrada. Pero la extensión del daño del bloque de hielo al Columbia lo condenó a una muerte desastrosa.
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Este accidente provocó la decisión de finalizar el programa de transbordadores. Ya no se consideraba “suficientemente seguro”. Por lo tanto, las misiones restantes del transbordador se dedicaron por completo al montaje de la estación, hasta el momento en que se retiró por completo.
La contribución rusa fue fundamental. La estación nunca habría sucedido sin la participación del programa ruso. En las primeras fases del montaje, los elementos rusos fueron fundamentales para proporcionar el control de altitud y las maniobras de la estación. Y, como lo dije anteriormente, después de que el transbordador se retiró, los rusos fueron la única forma de mantener y reabastecer la Estación con tripulaciones y provisiones.
Entre los planes futuros de las estaciones espaciales, uno de los más importantes es Gateway, que orbitará la Luna. ¿De qué manera cree que impactará la exploración espacial?En realidad, no soy fanático de Gateway, pues creo que no es necesario para volver a la Luna. Podría significar una distracción y una pérdida de dinero para la tarea real de establecer una base en la superficie del satélite.
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El objetivo es transferir la estación al sector comercial. Para muchas personas, la Estación no ha logrado realmente producir los beneficios que se esperaban para la ciencia y la medicina. Y, para que la Nasa avance más allá de la órbita terrestre baja, es mejor entregar la Estación a operaciones comerciales que puedan administrarla y quizás mejorar el retorno de la inversión.
Ahora que SpaceX y otras compañías están en el juego, ¿cómo imagina el futuro de la exploración espacial?Esta es una gran pregunta. La Luna es un recurso rico y un trampolín hacia los planetas. El agua de la Luna, descubierta en 2008, es oro. Esa agua puede usarse como soporte vital y como propulsor de cohetes.
Ahora tenemos una gran cantidad de datos de la órbita lunar. Pero aparte de los chinos, no ha habido ningún país que regrese a la superficie de la Luna desde 1976.
Llegar a la superficie es fundamental para validar el estado del agua visto desde la órbita lunar y comenzar a aprender a explotar el suelo lunar como preparación para aventurarnos a Marte. La Nasa ha recurrido al sector comercial para proporcionar módulos de aterrizaje lunar durante los próximos 10 años con un programa de 2.600 millones de dólares.
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Se denomina Programa de Servicios de Carga Útil Lunar Comercial (CLPS). Mi empresa, Orbit Beyond, es una de las seleccionadas para construir los módulos de aterrizaje lunares para volver una vez más a la superficie de la Luna. Las misiones CLPS deberían comenzar a volar en 2021.
Entonces, una vez más, la Nasa y el espacio comercial se moverán más allá de la órbita terrestre baja y regresarán a la Luna en un nuevo y emocionante período de exploración.
NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ
Redactor de ciencia
En Twitter: @ScienceNico