Un grupo de científicos especializados en genética de un laboratorio de Estados Unidos reconstruyó tres rostros de hace más de 2.000 años de antigüedad y procedentes de una comunidad ubicada a orillas del Nilo.
Corresponden a tres hombres con una apariencia genética de unos 25 años que ha sido basada en que su complexión era de color marrón claro, sus ojos y su pelo eran oscuros y no tenían pecas.
Una de las momias faraónicas descubiertas en el área arqueológica de Dahshur, a 40 kilómetros de El Cairo, Egipto.
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Ministerio de Antigüedades de Egipto.
El estudio fue presentado por Parabon NanoLabs, especializados en fenotipación de ADN. La directora de bioinformática de la firma, Ellen McRae, detalló cómo habían empleado técnicas avanzadas de predicción de los rasgos que se pueden llegar a observar de un individuo como estos con un ADN antiguo de 2.000 años.
Aseguran que las momias de este estudio tenían ascendencia judía y raíces de Yemen, Marruecos y Túnez. “A todos nos fascinó ver que el ADN no era más parecido al de los egipcios modernos”, explicó McRae, quien afirmó que “solo uno parecía egipcio, los otros eran más bien del sur de Europa”.
"Para el equipo de Parabon NanoLabs fue todo un reto, puesto que el ADN era muy antiguo y se encontraba dañado por su exposición medioambiental. No obstante, acudieron a una imputación de baja cobertura para averiguar los datos que faltaban de determinadas secuencias. Es decir, una herramienta avanzada que permite averiguarlas a partir de las piezas circundantes que se encuentran en buenas condiciones", reporta el portal Antena3.com.
"Así es cómo llegaron al resultado final. Una conclusión, unos rostros, sobre los que McRae destaca la importancia. “Si podemos hacer esto con un ADN de hace 2.000 años, por supuesto que podemos hacerlo con uno de 50”. Lo único que hay que hacer es ponerse a ello", dice el portal.