China lanzó este lunes un microsatélite desde su laboratorio espacial Tiangong-2, poco después de que se acoplara a este la cápsula espacial Shenzhou-11, tripulada por dos astronautas chinos.
El satélite, con un peso de 47 kilos y un tamaño similar al de una impresora, orbitará cerca del Tiangong-2 y la Shenzhou-11 a finales de octubre y su principal objetivo será tomar fotografías externas de estos con la cámara de alta definición que incorpora.
El aparato, que es capaz de llevar a cabo pruebas de control orbital y procesar y transmitir datos a alta velocidad, también llevará a cabo otros experimentos en el espacio, como monitorear residuos espaciales.
Con esta, su sexta misión tripulada, las autoridades chinas consideran que su sueño espacial ha alcanzado ya una fase madura y piensan, a largo plazo, en una posible comercialización.
El programa espacial del gigante asiático tiene ambiciosos planes futuros, que van desde el envío de una nueva sonda a la Luna (2017) hasta el lanzamiento de un vehículo explorador a Marte (2020), pasando por la puesta en órbita de una estación espacial propia (2022).
Pekín ha dado un acelerón este año a sus proyectos espaciales, como el lanzamiento de su primer satélite cuántico y la inauguración del más grande radiotelescopio del mundo, coronados con el despegue de la misión Shenzhou-11, que se acopló al laboratorio Tiangong-2.
“Empezamos tarde, comparado con Estados Unidos y Rusia, pero hemos sido capaces de trabajar de forma más eficiente y usar las tecnologías modernas para estudiar y explorar el espacio”, explicó a la prensa Zhou Jianping, diseñador jefe del programa espacial tripulado de China.
Esta potencia puso en marcha su programa espacial mucho antes de lo que suele pensarse, en 1956, aunque el retraso tecnológico del país hizo que dependiera durante años de la ayuda soviética y que hasta 1992 no se planeara lanzar una misión tripulada, algo que se materializó en 2003.
En los últimos 13 años, el gigante asiático ha enviado un total de 11 astronautas (nueve hombres y dos mujeres) al espacio en seis misiones, que ha ido alargando con miras a cumplir el gran objetivo del programa tripulado, diseñado en 1992: su estación espacial.
Aunque detrás de todo ese programa ha habido siempre financiación pública, las autoridades chinas afirman ahora estar dispuestas a permitir que empresas privadas, al estilo de la estadounidense SpaceX, participen en el sector.
EFE
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