¿Recuerda los momentos en que untarse de pintura, escribir en las paredes, echarse en el piso y rodar en un salón lleno de colores y crayolas dejaba fluir la creatividad?
Hoy, a pesar de los avances tecnológicos, la educación tradicional en los colegios mantiene las clases magistrales para impartir conocimientos aislados sobre diferentes materias (matemáticas, biología, química…). Un método muy revaluado, pues adormila esa creatividad infantil.
Bien es sabido que el mundo globalizado al que nos estamos enfrentando demanda personas con capacidades y competencias más inclinadas en el hacer, que en el obtener conocimientos, sin aplicar.
No en vano, Finlandia, reconocido por tener uno de los sistemas educativos más revolucionarios del mundo, prepara un cambio radical este año llamado aprendizaje basado en fenómenos (Phenomenon-based learning). Un método que no tiene reglas ni clases magistrales y busca promover la creatividad de los estudiantes a través de situaciones de la vida real. Es decir, un aprendizaje basado en proyectos reales.
En San Diego, California (EE. UU.), el colegio High Tech High, apropiándose de esta metodología, desarrolló The Blood Bank Project en respuesta a un desafío que les solicitó el banco de sangre de esa ciudad: hacer un video interactivo para la Galería de Arte Jett, con el fin de educar al público sobre las enfermedades de la sangre, de manera interactiva. El video, con alto nivel creativo, les llevó a investigar en temas de biología, química, historia y religión. Los profesores se convirtieron en los tutores del proyecto.
Sin ir tan lejos, el colegio Tierra Nueva en Bogotá está implementando la metodología Edgemakers, creada por el gurú del emprendimiento y la creatividad John Kao, que busca orientar la transmisión de conocimiento con un proceso práctico y colaborativo que permita a los estudiantes crear proyectos y al profesor ejercer de tutor. Ejemplo de lo que están haciendo es el programa de sostenibilidad con reciclaje de llantas para el desarrollo de huertas y cultivos orgánicos.
En este colegio, la tecnología es la herramienta principal en clase, donde los celulares no son prohibidos sino utilizados para el aprendizaje.
JORGE HERNÁNDEZ
Director de InnovAndes