La pelota, el elemento esencial de innumerables formas de juego, data de tiempos inmemoriales.
Los juegos de pelota están representados en monumentos egipcios que anteceden nuestra era más de un milenio y se hallan inmortalizados en los poemas de Homero y los patios de las antiguas ciudades mayas, llegando hasta nuestros días en 13 disciplinas olímpicas tan distintas como el bádminton y el fútbol. (Lea también: La clave del campeón Óscar Figueroa desde la perspectiva de la física)
Pero hay algo común que caracteriza estos juegos y ha marcado su desarrollo en todo el mundo: las leyes de la física que definen la velocidad de la pelota y la forma como se mueve por el aire. En lo que difieren es en la manera de impulsar el balón (con la mano, una raqueta o un palo), en sus características (forma, tamaño y masa), en el tamaño de la cancha y en el número de jugadores. Sin embargo, el reto común que comparten todas las disciplinas es producir la máxima velocidad de la pelota para lograr vencer los reflejos del rival.
En deportes en los que el lanzamiento se hace directamente con la mano, como el balonmano, el waterpolo o el baloncesto, la velocidad de la pelota alcanza 36 kilómetros por hora (kph). En deportes en los que la pelota se mueve a través de impactos con las extremidades del cuerpo, como el voleibol o el fútbol, alcanza velocidades entre 133 y 220 kph, respectivamente. En disciplinas que utilizan un objeto para producir el movimiento, como el tenis o el golf, la pelota llega a moverse a entre 260 y 327 kph, respectivamente.
El récord de velocidad para una pelota en un deporte olímpico es para el bádminton, en donde el gallito en un smash (golpe hecho sobre la cabeza con un movimiento similar al saque) alcanza más de 486 kph, casi 100 kph más rápido que la velocidad máxima de un automóvil de Fórmula 1.
El rango de la pelota, es decir la distancia máxima que puede viajar, define el tamaño de los campos en los que se juega cada disciplina y las divide en dos categorías. (Además: La ciencia detrás de nadar, una cuestión de empuje)
En la primera categoría (en donde se encuentran el tenis, el voleibol y el tenis de mesa), el campo se reduce para que el reto sea mantener la pelota dentro del campo. En la segunda categoría (que incluye el fútbol, el baloncesto y el golf), mantenerse dentro del campo es fácil, pero no se ganan puntos por mantenerla dentro sino por hacerla entrar por un blanco.
Los atletas no necesitan saber de categorías y no hace falta conocer las leyes de la hidrodinámica para disfrutar de un juego de pelota.
Pero cada vez que un avance tecnológico incrementa la velocidad y el alcance de una pelota, a través del uso de materiales más livianos y que generan menor resistencias del aire, el reto en cada uno estos deportes aumenta y, de la misma forma, se modifican las exigencias para los atletas que cada cuatro años representan la cumbre de la capacidad física de los humanos.
JUAN DIEGO SOLER
ASTROFÍSICO DEL CEA, DE FRANCIA