Luego de milenios de observación del firmamento a ojo desnudo, el uso del telescopio a comienzos del siglo XVII fue toda una revolución que cambió la forma de ver el universo y nuestro lugar en él.
En poco tiempo, la astronomía avanzó de la mano de los diseños que usaban lentes (telescopio refractor o galileano) y espejos (telescopio reflector o newtoniano), metidos en un tubo y puestos sobre trípodes o soportes para poder moverlos y apuntar al cielo.
Cuando ya parecía que todo estaba dicho en el campo de la observación del cielo por telescopio, John Dobson, en la década de 1950, revolucionó el uso de este instrumento y lo popularizó a niveles insospechados.
La idea de Dobson era clara: quería fabricar un telescopio grande y estable, de construcción sencilla, con elementos fáciles de adquirir y de bajo costo, que pudiera transportarse con facilidad y apuntarse rápidamente al cielo para observar objetos astronómicos en cualquier lugar. De esa manera quería llevar la astronomía a las masas, en lo que denominó “astronomía callejera o de acera”, una forma de acercar la ciencia a la sociedad y de fomentar la curiosidad científica en niños, jóvenes y adultos.
Su diseño se basa en un telescopio newtoniano, con la incorporación de una montura altazimutal en la que el soporte puede moverse en dos ejes perpendiculares (horizontal y vertical), de tal forma que la base se mueve sobre el plano horizontal (azimut) y el tubo del telescopio, subir o bajar en elevación (altura).
El llamado telescopio dobsoniano permitió a los aficionados construir telescopios grandes y de fácil manejo. Más allá de la montura, Dobson expone un método de fabricación que reemplaza el aluminio por cartón o madera en el tubo del telescopio, y echa mano de materiales como tapetes, cristales reciclados, fórmica y PVC, entre otros.
Hoy, millones de aficionados recuerdan a Dobson, cuando se cumplen 101 años del nacimiento de este longevo divulgador de la astronomía que murió a comienzos del 2014 y nos acercó como pocos a las maravillas del universo.
SANTIAGO VARGAS
Ph. D. en Astrofísica, profesor investigador del Observatorio Astronómico de la U. Nacional.