Encontrar un dinosaurio parece ser el sueño de todo paleontólogo. Por eso, lo primero que cruzó por la mente de los científicos del Centro de Investigaciones Paleontológicas (CIP) de Villa de Leyva, en Boyacá, cuando empezaron a analizar los restos fósiles que parecían formar parte del dorso de un animal desconocido fue que este tenía unas placas en su espalda, a semejanza de un estegosaurio.
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Así lo recuerda Dirley Cortés, la autora principal del artículo que en 2019 dio a conocer el importante hallazgo, que si bien no fue un dinosaurio, sí fue el primer crocodiliforme teleosauroideo encontrado en Colombia. Un antepasado de los cocodrilos que habría habitado el planeta hace unos 126 millones de años y cuya descomunal medida de casi 10 metros lo hace uno de los más grandes conocidos hasta ahora.
“Yo estaba en la universidad y conocí por primera vez a un paleontólogo que hoy es mi supervisor en Canadá –el profesor Hans Larsson, director del Museo Redpath de la Universidad McGill–, con él tuvimos una discusión y me dijo que podía ser 75 por ciento cocodrilo y 25 por ciento dinosaurio. Por mucho tiempo creímos que era un dinosaurio porque tenía unas placas que son unos osteodermos, es como una extensión de la piel que se osifica y hoy en día se conoce que sirve para termorregulación, para liberar calor, y también como defensa”.
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Pero las placas del fósil de Villa de Leyva tenían unas pequeñas perforaciones que permitieron identificar finalmente a este animal como un cocodrilo prehistórico del tipo teleosauroideo, una rama de los reptiles crocodiliformes ancestrales que se caracterizaban por ser acorazados con hocicos largos, similares a los gaviales actuales, y que vivían en ecosistemas marinos y de agua dulce.
Sobre estos animales se creía, debido a la falta de hallazgos fósiles más allá del Jurásico, que se habían extinguido antes del Cretácico. Un fósil de teleosauroideo descubierto en Túnez en 2016 ofrecía una posible prueba de que este no era el caso. Sin embargo, la edad del sedimento circundante aún no se ha podido determinar definitivamente. Una historia que el teleosauroideo colombiano llegó a cambiar.
“Este resultó ser el único cocodrilo que es teleosauroideo y que sobrevivió realmente a la extinción del Jurásico-Cretácico. Además, es uno de los más grandes conocidos hasta hoy”, explica la paleontóloga Cortés. En el caso del material de Colombia, la edad de las rocas en las que el fósil fue encontrado, y de amonitas asociadas a él, sí se encuentra dentro del Cretácico.

Comparación del tamaño teleosauroideo hallado en Villa de Leyva con un humano. Se estima que media 9,6 metros aproximadamente.
Dirley Cortés
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Hallar en la Colombia actual este fósil, de un momento del Cretácico en el que muchas otras especies se habían extinguido, y el hecho de que sea el primer teleosauroideo blindado encontrado en la América del Sur actual, indica que pudo haber existido una ruta marítima disponible para la vida marina –conocido como el ‘Corredor Hispano’– que pudo haber permitido a los teleosauroideos de este lado del planeta sobrevivir cuando otros no lo consiguieron.
Algunos fósiles que encontramos en Colombia representan los vertebrados más grandes jamás encontrados
Además, el estudio de la estructura microscópica del hueso (osteohistología) proporcionó un acercamiento a la vida de esta criatura. El tamaño de los huesos descubiertos, así como la densidad de los vasos sanguíneos dentro de ellos, indica que este reptil era efectivamente una criatura enorme. Incluso, la estimación de 9,6 metros es conservadora, porque pueden haber existido vértebras más grandes que no se conservaron.
Este estudio, del que también hicieron parte Erin Maxwell, Mary Luz Parra Ruge, Pedro Patarroyo y Jeffrey Wilson, fue impulsado por el doctor Carlos Padilla, uno de los fundadores del CIP y responsable de la descripción del primer dinosaurio colombiano (Padillasaurus leivaensis), quien desafortunadamente, tras su muerte en 2013, no alcanzó a ver los resultados.
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Tierra de gigantesSin embargo, este no es el primer animal gigantesco del que se tiene conocimiento en la historia del territorio que hoy conocemos como Colombia. En la historia de esta parte del planeta también se tiene referencia de la especie de serpiente más grande de la que haya registro hasta la fecha: la Titanoboa cerrejonensis, que habitó el Caribe colombiano hace unos 60 millones de años, mucho tiempo después de que el teleosauroideo hubiera pasado sus días nadando en las aguas que en el Cretácico bañaban el centro del país.
“Probablemente cuando la Titanoboa habitó los ecosistemas del norte de Suramerica ya teníamos fósiles de telosauroideos, pero ambos animales expresan patrones interesantes en cuanto a sus tamaños corporales, los cocodrilos modernos no alcanzan esa dimensión (los más grandes son de unos 6 metros) y las serpientes actuales tampoco. Algunos fósiles que encontramos en Colombia representan los vertebrados más grandes jamás encontrados", explica Cortés.
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ALEJANDRA LÓPEZ P.