Una de las creencias generalizadas sobre la selva amazónica es su supuesta condición de inalterabilidad, de ser un ecosistema en el que la mano del hombre ha tenido poquísima injerencia. Pero esta percepción está cambiando gracias a un estudio publicado recientemente en la revista Science y en el que participó un grupo de investigadores colombianos.
De acuerdo con los autores del estudio, titulado ‘Efectos persistentes de la domesticación de plantas precolombinas en la composición del bosque amazónico’, las especies de árboles que en tiempos prehispánicos fueron domesticadas y distribuidas por comunidades indígenas a lo largo de la cuenca amazónica, hasta la fecha, ocupan un espacio considerable en los bosques de la región, lo que contradice la idea de que los bosques amazónicos deben ser considerados selvas vírgenes.
Ángela Cano, estudiante de doctorado en biología de la Universidad de Ginebra (Suiza) y una de las 12 investigadoras de Colombia que participaron en el estudio, que cuenta con un total de 152 científicos, confirma que “los ecólogos y biólogos pensábamos que la Amazonia era un lugar completamente virgen, que no había sido tocado por la mano del hombre, y lo que muestra el estudio es que las comunidades precolombinas habían influido en las características del bosque, porque domesticaron especies que hoy en día son más comunes y abundantes que las especies no domesticadas”.
En todo el bosque amazónico hay un total de 390 millones de árboles, explica Cano, los cuales pertenecen a 16.000 especies, y de estas, las domesticadas superan a las no domesticadas en una proporción de 5 a 1. Entre los árboles domesticados más comunes están el cacao, la palma de acaí, la nuez de Brasil y el caucho.
“Si vas caminando por el bosque, hay unas especies que ves todo el tiempo (las que son muy comunes) y otras que solo ves muy de vez en cuando (las raras)”, explica Cano. Y añade que “de las 16.000 especies, 227 son supercomunes; científicamente las llamamos hiperdominantes. Y entre esas 227, algunas fueron domesticadas por los pueblos precolombinos y por eso son tan comunes”.
Para llegar a esta conclusión, los académicos midieron la diversidad de especies de árboles, siguiendo una metodología en la que delimitaban una hectárea de bosque y marcaban todos los que tenían tallos con diámetros de 10 o más centímetros. Luego tomaron muestras de los árboles en el área establecida e identificaron las especies a las que pertenecían, y armaron una base de datos que fue la que utilizaron para el estudio. De esta manera, superpusieron más de mil inventarios forestales de la Red Amazónica de Diversidad de Árboles en un mapa con la ubicación de más de 3.000 sitios arqueológicos dentro de la Amazonia.
“Nuestro estudio tiene muchas implicaciones en la medida en que las especies domesticadas han ocupado el espacio de otras que ocurrían ahí naturalmente. Hubo una intervención del bosque de parte de los indígenas, y ahora los patrones ecológicos deben ser evaluados teniendo en cuenta esta información”, agregó Cano. “Estamos hablando de pueblos que existieron hace más de 500 años e influyeron tanto en el ecosistema actual que todavía se ven esas repercusiones”.
Las plantas amazónicas domesticadas tienen una importancia muy grande tanto para las comunidades amazónicas como para toda la civilización occidental, en la alimentación y en la industria.
REDACCIÓN VIDA / CIENCIA