Su trabajo es tal vez uno de los más difíciles en el mundo. Precisamente, porque tiene que velar por todo el planeta. El escenario de sus retos es complejo: como nunca antes la atmósfera concentra dióxido de carbono, un tercio de los océanos está anémico, más de la mitad de vertebrados del mundo se ha perdido en los últimos 40 años y siete millones de personas al año mueren por la contaminación del aire.
Este último gran problema de las ciudades- asegura- sería su mayor causa si tuviera que elegir un solo problema para resolver en su oficina. Erik Solheim es el director del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente y por su rol debe orientar a los países en términos de materia ambiental.
Aunque apenas fue nombrado en mayo de este año, su recorrido por el sector ambiental es de vieja data. Solheim fue uno de los impulsores del Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (Redd), una apuesta que arrancó en su natal Noruega y que ahora se aplica en varios países para cobrar por el almacenamiento de carbono de los árboles.
“Me dijeron que solo en Colombia hay más especies de aves que en toda Norteamérica, lo cual es increíblemente maravilloso y muestra la importancia de la selva tropical” aseguró en una entrevista con EL TIEMPO tras su paso por el país, donde se reunió con las autoridades ambientales y el presidente Juan Manuel Santos.
Estamos a un par de días de la ratificación del Acuerdo de París, ¿qué se viene después?
Es muy prometedor. Es el primer compromiso en el que todas las naciones están a bordo. El siguiente paso es empezar a enfrentar todos los cambios que tenemos que hacer para pasar del carbón a la energía solar y a las otras renovables para alcanzar una agricultura inteligente con el clima, para implementar sistemas de transporte como metros. Hay muchos cambios que son urgentes. Creo que el problema es muy sencillo: estamos en el camino adecuado, pero necesitamos acelerar el paso.
¿Cómo va a ser la implementación?
Cada nación tiene que implementar sus compromisos. Colombia está tomando un paso muy importante que es incluir en el presupuesto el impuesto al carbono. Eso es lo que queremos que cada país haga. Colombia está en la avanzada. Se los agradezco. Estuvimos reunidos con el Ministro de Hacienda y creemos que ponerle precio es exactamente el camino que se debe seguir.
¿Cuál es el principal reto para que efectivamente se implemente el acuerdo?
Mahatma Gandhi una vez dijo que “la Tierra tiene suficiente para las necesidades de todos, pero no para la avaricia de unos cuantos”. Yo creo que se necesita un mundo más equitativo, donde podamos compartir los beneficios de mejor manera. Y eso hará mucho más fácil combatir al cambio climático.
Científicos afirman que ya llegamos al punto de no retorno de concentración de CO2 en la atmosfera, ¿aún es posible salvar al planeta?
Cada mes de este año fue el más caliente que se haya registrado en la historia humana. El mensaje es demasiado claro. Necesitamos actuar y actuar rápido. Por eso, es importante lograr un impuesto en el carbón y hacer la transición energética. Al final del día, lo que sabemos que tenemos que hacer es un cambio político.
¿Qué expectativas tiene con la COP22? ¿Por qué se enfocará en las medidas de adaptación?
Esa es la reunión que tiene que ir de negociaciones a implementaciones. Es muy interesante cómo los países en desarrollo están teniendo el mayor liderazgo. Marruecos, el país anfitrión, tiene la más grande planta de energía solar; Costa Rica y Uruguay funcionarán muy pronto al 100 por ciento con energías renovables; China también está haciendo sus esfuerzos. Colombia, definitivamente, también está en la lista de ese liderazgo.
Más allá de las negociaciones, hablemos de los problemas ambientales que le preocupan. Si pudiera hacer un top de los ecosistemas mundiales más críticos, ¿cuáles serían?
Creo que el ecosistema más importante y el que más interesa es la selva tropical. Creo que ha habido un gran avance, Brasil ha logrado reducir la deforestación, lo cual es fantástico. Nosotros también vemos que Colombia, Ecuador y Perú, y el resto de las naciones latinoamericanas, están haciendo pasos para protegerla. Estoy convencido de que hay un gran cambio. La selva es clave, porque las emisiones por deforestación representan el 20 por ciento de todas las emisiones globales, pero también por su gran biodiversidad.
Me dijeron que solo en Colombia hay más especies de aves que en toda Norteamérica, lo cual es increíblemente maravilloso y muestra la importancia de la selva tropical.
¿Qué tan lejos estamos de un mundo sin explotación de recursos fósiles? ¿Es suficiente hablar de una estrategia de bajo desarrollo de carbono?
Creo que hay un escenario más positivo de lo que la gente suele creer. Si tus miras los cambios tecnológicos, si se mira 30 años atrás, dispositivos como los celulares o internet no existían. Con los cambios para la adaptación de energía solar, la baja de precios desde China, nuevos inventos de baterías en California (Estados Unidos), nosotros veremos un gran salto, más grande de lo que la gente cree, así se mantenga la explotación de energías fósiles por un tiempo.
Lo preguntaba también porque hay tensiones especiales por la implementación del fracking, no solo en Colombia, sino en el mundo. ¿Qué piensa de esa técnica de explotación de hidrocarburos y su expansión en América Latina?
Mi mayor llamado de atención es a que se concentre todo el tiempo y esfuerzos en las energías renovables. La energía solar y la eólica son mucho más económicas. La recomendación también es para que se enfoquen en los bonos verdes para esas áreas más afectadas por el conflicto armado. Se me ocurren subsidios de la comunidad internacional y se necesita la participación del sector privado para resolver los graves problemas. Se necesita su apoyo para crear maravillosos nuevos puestos en la economía verde.
Colombia está buscando la paz, pero al mismo tiempo es uno de los países con mayores conflictos socioambientales en el mundo. ¿Qué recomendaciones da para un periodo de posconflicto?
Traer la paz, que está promoviendo el presidente Santos, es central. Porque con la paz es mucho más fácil para resolver otro problema del territorio. La paz es la plataforma para empezar a invertir en el desarrollo económico. Si se termina la guerra, los conflictos no desparecerán, pero serán menores.
¿Cuáles serían los futuros escenarios para el medio ambiente con la paz?
Estamos muy emocionados. Nos preguntamos cómo podemos apoyar a Colombia para conseguir recursos en áreas afectadas por el conflicto con las personas que fueron desplazadas y que volverán al campo, donde pertenecen. Muchas personas llegarán cerca de los parques naturales o ya están en ellos, y necesitan salir de las áreas protegidas, pero también, medios para ganarse la vida. Podemos ayudarlos para que comiencen pequeñas granjas en otras zonas. Esto traerá paz y reducirá los conflictos socioambientales.
Usted acompañó el proceso de paz en Sir Lanka. ¿Qué lecciones podría tomar Colombia de ese proceso, especialmente en el campo ambiental?
La más grande lección aprendida del proceso de Sir Lanka fue: ¡Por favor, comprométanse! Si vamos por el 100 por ciento del acuerdo, tendremos guerra hasta el final de los tiempos. No hay manera de lograrlo todo. Si pueden aceptar que el acuerdo no será perfecto eso es mucho mejor.
Mucho antes de llegar a Sir Lanka, usted fue uno de los impulsores de los programas Redd, ¿cómo cree que se ha dado esta estrategia en América Latina?
Creo que el programa está funcionando muy bien. El ejemplo es Brasil. Diez años atrás le dije al presidente Lula da Silva: por favor, reduzca la tasa de deforestación al 20 por ciento. Y se logró, entendiendo la economía, era necesario darle trabajo a la gente en el Amazonas, donde viven cerca de 20 millones de personas. Con el apoyo de la comunidad internacional, Brasil logró un enorme desarrollo económico con una mejor agricultura y con protección a la selva amazónica. Ahora, Alemania, el Reino Unido y Noruega prometieron apoyar a Colombia en la misma medida. Y estoy absolutamente seguro de que ustedes pueden lograr lo mismo.
¿Qué le dice a los detractores que aún consideran que esta iniciativa es ponerle precio a la naturaleza?
Yo les diría que están equivocados. Absolutamente equivocados. La naturaleza tiene un valor en sí misma. Dios creó la naturaleza es fantástica y hermosa y tiene un valor espiritual para todos nosotros. A eso no necesita ponerle un precio. Sin embargo, para lograr un progreso en la vida humana sí le puedes poner un costo a la naturaleza y se puede alcanzar un desarrollo más rápido. La semana pasada visité un parque nacional en Ruanda, donde se ha triplicado el número de gorilas. Es una de las áreas más exitosas de conservación del mundo. ¿Por qué lo lograron? Porque generaron valor social y económico para la gente que vive allá. Cantidades de turistas lo visitan y otro montón de trabajos fueron creados. Entonces las personas se convirtieron en los más grandes aliados de la conservación.
Usted ha sido crítico sobre el rol que tiene el sector privado. ¿Las empresas están haciendo lo suficiente para salvar al planeta?
No, pero las empresas no lo están haciendo mejor que los gobiernos. Si encuentra el Gobierno perfecto, por favor dígamelo. Es exactamente lo mismo, ninguna empresa es perfecta. Pero algunas empresas están yendo más allá que algunos políticos. Grandes productores como Nestlé o Unilever han hecho más avances que cualquier criterio de sustentabilidad. Es tiempo de aceptar que el sector privado es crucial para el progreso.
¿Qué le diría a ciertos políticos como Donald Trump, que todavía niegan el cambio climático?
¿Cómo puede no confiar en la ciencia? Estados Unidos llevó a la gente a la luna. ¿Podría hacer eso sin la ciencia? Y se lo podría decir sobre muchos frentes. ¿Cómo puede creer en la investigación sobre el cáncer y luego decir que respecto a la ciencia climática no cree en nada? Es completamente ridículo.La revista Time lo nombró en el 2009 como un Héroe del Medioambiente. Por su actual cargo, si tuviera que elegir una sola causa a cuál representaría como héroe…
Si fuera un solo problema, escogería la lucha en contra de contaminación. La contaminación del aire está matando siete millones de personas al año. Buscaría que las ciudades redujeran su emisión de contaminantes.
LAURA BETANCUR ALARCÓN
Redactora de EL TIEMPO
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