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Ciencia

La travesía de una colombiana embarazada huyendo del coronavirus

Daniela Jurado junto a Ygor, su esposo.

Daniela Jurado junto a Ygor, su esposo.

Foto:Archivo particular

Daniela Jurado alcanzó a salir de Milán antes de que estallara la emergencia por esta enfermedad.

En las últimas tres semanas Daniela Jurado ha recorrido diez mil kilómetros, pasado por tres aeropuertos y ha vivido en cuatro apartamentos en tres países distintos. En este tiempo, además, ha tenido que hacerse dos pruebas para detectar el Covid-19, la enfermedad que actualmente asusta al mundo y de la que huyó tratando de salvarse a sí misma y a Luca, el bebé de 33 semanas de gestación que lleva en su vientre.
Jurado, de 30 años y oriunda de Cúcuta (Norte de Santander), llegó a Milán en enero del 2019 trasladada por su trabajo, una empresa de tecnología con sede en Sao Paulo (Brasil). Su arribo a la ciudad italiana era el comienzo de un sueño profesional y familiar. Tras siete años viviendo en Brasil y un año de matrimonio con Ygor Caldeira, un paulista de 39 años, había llegado el momento de tener su primer hijo.
Pero todo cambió súbitamente el 22 de febrero. Esa noche, a las 7, Daniela entró junto con Ygor a una sala de cine en Milán. Al salir de la función se sintió como en otra ciudad.
“Ya había algunos casos de Covid-19, pero nadie estaba muy preocupado por el asunto. Cuando salimos de la función, todo el mundo en la calle y en el metro llevaba tapabocas. Nosotros nos preguntamos, '¿qué pasó?', '¿cuánto tiempo estuvimos dentro del cine?'” le contó Daniela a EL TIEMPO, el pasado 15 de marzo, mientras esperaba el resultado de la segunda prueba de coronavirus que se ha hecho.
El primero de estos exámenes para detectar la presencia del virus que ya deja más de 200 mil infectados y casi 10 mil muertos en todo el mundo se lo hicieron en Barcelona, ciudad a la que se desplazó la pareja desde Milán cuando empezaron a dimensionar la gravedad de la situación y en donde la empresa de Daniela también tiene sede. De esa primera prueba, nunca obtuvo los resultados.
Daniela, durante una de las pruebas que le hicieron para detectar el coronavirus.

Daniela, durante una de las pruebas que le hicieron para detectar el coronavirus.

Foto:Archivo particular

Aquella noche, luego del cine, al llegar a su casa, en la localidad de Bisceglie, la pareja empezó a ver en las noticias cómo el número de casos había explotado. “Todo el mundo se tapaba la cara con lo que podían, incluso con bufandas. Al día siguiente intentamos comprar tapabocas y gel y ya no había. Todo pasó muy rápido”, narra Daniela.
A partir de ese momento, Daniela e Ygor estuvieron en Milán por una semana y media más intentando tomar la mejor decisión para ellos y para Luca. Intentaron conseguir el gel antibacterial y los tapabocas por Amazon; por un puñado de estos les cobraban 25 euros (más 20 de envío) y tardarían dos semanas en llegar. No había tiempo para esperarlos.
A esas alturas, el Gobierno italiano aún no había decretado la cuarentena, pero en los supermercados, suministros tan básicos como el agua ya empezaban a escasear.
Una semana más tarde cerraron los colegios. Ante ese oscuro panorama, Daniela tomó la decisión de irse para España, con la esperanza de encontrar mejores condiciones.
En ese momento, ninguno pensó que esa sería una medida a largo plazo.
“Pensábamos que solo nos iríamos por unos días, máximo un par de semanas. Por eso, solo llevábamos una sola maleta con ropa para los dos", continúa.

Barcelona, primera prueba

Pese a viajar desde Milán, una de las ciudades más afectadas por el coronavirus, a Daniela e Ygor no les hicieron ningún control de salud al llegar al aeropuerto de El Prat de Barcelona, algo que los sorprendió.
Se instalaron en un Airbnb que alquilaron cerca de la Sagrada Familia, uno de los puntos más turísticos de esa ciudad y que a esas alturas seguía atestado de viajeros. Mientras tanto, las cosas empeoraron en Milán, donde ya no solo eran las escuelas las que interrumpían las actividades, sino los establecimientos públicos y comerciales. Había empezado la cuarentena.
A los pocos días de llegar a Barcelona Daniela e Ygor empezaron a sentir los primeros síntomas de un resfriado. Los peores pensamientos pasaron por su cabeza ante el miedo de haber contraído el coronavirus. Ese viernes decidieron hacerse el test de la enfermedad. Llamaron al servicio de emergencias y les dijeron que debían esperar una hora que, al final, se convirtió en casi 12.
A las 2:40 de la mañana llegaron al apartamento dos médicos, quienes les pidieron que dejaran sus pasaportes afuera de la puerta. Los dos profesionales de la salud se pusieron la ropa de protección: máscara, guantes y tapabocas.
Solo uno entró a la casa. Aunque ella ya había comentado por teléfono que estaba embarazada, la médico que la vio se sorprendió al ver su barriga. Con dos hisopos distintos les frotó la boca y la nariz; las muestras se las entregó al médico que esperaba afuera del apartamento. Les dijeron que el resultado estaría, máximo, en 48 horas.
Daniela e Ygor estuvieron cinco días más en Barcelona y nunca llegaron los resultados. A pesar de los intentos por comunicarse con los servicios de emergencia no fue posible, pues la línea siempre estaba ocupada o no contestaban. Como ya se sentían mejor decidieron volar hacia Sao Paulo.

Sao Paulo, segunda prueba

“La pregunta que nos hacíamos era si debíamos quedarnos en Barcelona, donde las cosas estaban empeorando cada día, volver a Italia, donde ya estaban muy graves o viajar a Colombia o a Sao Paulo, donde están nuestras familias. Después de pensarlo mucho y gracias al apoyo incondicional de mi empresa y de mi jefe, decidimos que esta sería la mejor opción”.
“Hasta el día de hoy yo no sé si tomé la decisión correcta. No hay cómo saberlo”, reflexiona Daniela. Y agrega que esos días fueron los de mayor crisis, pues había muchos factores en juego, pero el más determinante fue el embarazo. “Nuestro ginecólogo, el que me había llevado todo el embarazo, está en Milán, una ciudad en la que ya sabía cómo funcionan las cosas. Fue muy difícil dejarlo atrás”, añade.
En Brasil, Daniela aún tenía activo su plan de Salud e Ygor su trabajo. Otra consideración que entró en juego fue que el bebé no podría viajar hasta después de cumplir los tres meses de nacido, por lo que en el nuevo destino deberían permanecer, como mínimo, cinco meses. Además, en Brasil podrían contar con el apoyo de la familia de Ygor y de toda su red de amigos.
“Me daba mucho miedo que, cuando llegara el momento del parto tuviera que meterme en un cuarto con un montón de gente con coronavirus. En Milán llegaron a un punto en el que ya no hay especialidades. Todo el mundo está revuelto y los pacientes son atendidos donde se puede”, recuerda la mujer.
Ahora, Daniela, Ygor y Luca están en un Airbnb temporal en Sao Paulo. Estuvieron en aislamiento voluntario hasta que conocieron los resultados del segundo test del Covid-19 que les hicieron allí y que, finalmente, dio negativo. Antes tuvieron que enfrentar el rechazo de sus vecinos, quienes se alarmaron al ver que no salían de su apartamento y que sus conocidos les estaban llevando ropa y algunos víveres que dejaban en la puerta del apartamento.
Sobre lo que puede pasar en Colombia, que ahora se encuentra con algunas semanas de ventaja frente a Italia, Daniela hace un llamado para que las personas acaten la recomendación de las autoridades de no salir de sus casas.
“Italia es uno de los países del mundo con mayor capacidad de UCI y están reventados. No hallan qué hacer, clínicas privadas están atendiendo a personas sin seguros. Están desesperados”, advierte.
“No hay que subestimar el problema. Es momento de pensar en comunidad y no que porque se es joven a uno no le va a pasar nada. Podríamos estar en la calle, pero no lo hacemos porque al final uno puede contagiar a los ancianos, que son los más vulnerables. Ninguna medida de prevención está de más y este es el momento para que actuemos, no pensando en nuestro propio bien, sino en el de todos”, puntualiza.
Ahora, a Daniela y a Ygor solo les queda esperar en casa. Están en cuarentena contando los días para que llegue el nacimiento de Luca. "Nuestra esperanza es que cuando llegue el día ya se haya superado toda esta situación. Queremos que nuestro hijo se encuentre con un  mundo mejor que el que estamos viviendo. 
NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ
Redactor de ciencia
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