El acercamiento al conocimiento del universo no ha sido ajeno a un sinnúmero de historias fantasiosas, muchas de las cuales han sido usadas por la ciencia ficción para recrear mundos, civilizaciones y batallas intergalácticas. Otras, en cambio, han encontrado su espacio en especulaciones para alertar, irresponsablemente, sobre posibles escenarios apocalípticos.
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A mediados del siglo XX surgió la descripción de un planeta de nombre Hercólubus, que, supuestamente pertenece a un sistema solar situado a unas 500 veces la distancia entre el Sol y la Tierra. Su enorme tamaño y un inminente acercamiento a nuestro planeta desencadenarían una catástrofe en 1999. Después de incrementarse la venta de libros relacionados con el tema y de crear un ambiente de pánico en ciertos entornos, el mencionado fin del mundo no aconteció.
También está la historia de Nibiru. Las referencias a este cuerpo celeste datan de los babilonios (que lo asociaban con Júpiter), pero su popularización la encabezó el pseudocientífico Zecharia Sitchin, quien, a través de interpretaciones personales de escritos de la antigüedad publicadas en una serie de libros desde la década de 1970, habla sobre un planeta más allá de Neptuno que cruza las órbitas de los demás planetas, y lo adorna con historias de civilizaciones extraterrestres. Su trabajo ha sido desmentido por varios científicos. De Nibiru se dijo, por ejemplo, que sería observado a simple vista en el 2009 y luego en el 2012, lo cual no ocurrió.
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El hecho de que la mayoría de historias que se popularizan no tengan fundamento científico no quiere decir que no haya un planeta o una gran cantidad de cuerpos en nuestro sistema solar que aún están por descubrirse. Los astrónomos hacen importantes esfuerzos por indagar sobre esas regiones más allá de Neptuno, como el llamado cinturón de Kuiper, donde se estima que hay miles de cuerpos helados provenientes de muchos cometas. Ya se han descubierto varios cuerpos allí, y misiones como la nave Nuevos Horizontes –que sobrevoló Plutón en el 2015– se están adentrando en estos momentos en la inhóspita región. Esto y los telescopios cada vez mas potentes nos aseguran ahondar en el conocimiento de nuestro sistema solar.
SANTIAGO VARGAS
Ph. D. en Astrofísica. Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional
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