Hace unos años, cuando los ‘baby boomers’ (nacidos antes de 1964) éramos estudiantes, el sueño era perdurar en las empresas y lograr la jubilación en ellas.
Las palabras ‘emprendimiento’ e ‘innovación’ no eran parte de la cultura de la época; lo ideal era acceder a una carrera tradicional y ser un empleado exitoso.
Los alumnos, hoy y siempre, se cuestionan muchas veces si la carrera que están estudiando es realmente la mejor para su vida. Para ayudarles con la respuesta, yo les pregunto: ¿qué carrera he debido estudiar hace 30 años para llegar a ser el director del centro de innovación de una de las universidades más prestigiosas de Colombia? La respuesta es incierta. Muchos piensan que soy antropólogo, ingeniero, abogado y hasta pastor religioso, pero nunca que soy arquitecto.
Con este ejemplo quiero demostrar que el futuro de una persona no está en la carrera que estudia, sino en la capacidad de adaptarse a los nuevos retos que el mundo demanda y sacar el mayor provecho de su profesión para resolverlos.
Hoy, universidades como los Andes, la Nacional, la de Antioquia están orientadas a mover a los estudiantes hacia la cultura de la investigación y el desarrollo, haciéndolos participes de laboratorios, en búsqueda de retos que muchas veces no tienen que ver con sus propias carreras.
Uno de los proyectos que me han llamado la atención es el desarrollado por estudiantes de tres universidades que se unieron para crear una experiencia interactiva en el Museo del Oro. El reto consiste en lograr, con realidad aumentada, que la persona sienta el tamaño, volumen y forma de la pieza del museo que está observando. Ya no es solo ver la balsa muisca protegida, sino tener el placer de sentirla de manera virtual y experimentar la cultura indígena desde otra perspectiva.
Así vemos cómo la labor de un ingeniero de sistemas ya no es un tema de programación. Ahora cuentan con la capacidad de desarrollar soluciones novedosas en salud, entretenimiento, tecnología o en cualquier sector económico donde los retos sean su motivación para transformar la experiencia de vida de cualquier ser humano.
JORGE HERNÁNDEZ
Director de Innovandes
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