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Ciencia

Revelan nuevos detalles de la vida del cangrejo quimera hallado en Colombia

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Restos fósiles de los ojos y cerebro de este animal permitieron reconstruir parte de su historia.

Mirar a los ojos de una criatura que existió hace 95 millones de años puede sonar como algo imposible. Pero de alguna forma eso es lo que ha hecho en los últimos años el paleontólogo colombiano Javier Luque con la Callichimaera perplexa. Un fósil de cangrejo que en el 2019 le dio la vuelta al mundo cuando fue descrito en la revista Science Advances, no solo como una especie, género o familia nueva, sino como una rama completamente desconocida en el árbol de la vida.
Un animal único y sin precedentes, considerado como el ornitorrinco de los cangrejos, que colocó una vez más a Colombia en el mapa de la paleontología mundial. El fósil fue encontrado en Pesca, un pueblo cercano a Sogamoso (en Boyacá), en medio de un gran yacimiento de fósiles marinos con preservación excepcional, un completo tesoro para los científicos en el que, por cuestiones que podrían atribuirse a la suerte, se dieron las condiciones propicias para que cientos de individuos prehistóricos se fosilizaran, conservando incluso parte de sus tejidos blandos.
Precioso cangrejo quimera fósil mostrando sus grandes ojos.

Precioso cangrejo quimera fósil mostrando sus grandes ojos.

Foto:Daniel Ocampo R. (Vencejo Films).

Ahora, en un nuevo estudio que se publica hoy en la revista iScience, Luque, quien hace parte del Departamento de Biología Orgánica y Evolutiva de la Universidad de Harvard, junto a investigadores de Yale revelan nuevos detalles de cómo fue la vida de la Callichimaera perplexa y describen por qué sus ojos inusualmente grandes sugieren que este extraño cangrejo era un depredador nadador muy visual.
Y es que identificar qué lugar ocupaba este animal en el árbol de la vida era tan solo uno de los primeros pasos que los investigadores estaban dando hacia desentrañar los misterios detrás del particular animal, que rondó en la Tierra cuando por ella aún caminaban los dinosaurios.
“Una vez tuvimos claridad de la posición de la quimera en el árbol de la vida, una vez pudimos saber cómo se relacionaba con otros animales, venían muchas más preguntas como, por ejemplo, qué hacia para vivir, cómo lo hacía, en dónde vivía, si eran bebés o adultos, por qué es tan rara, por qué es una quimera, por qué es el ornitorrinco del mundo de los cangrejos, de dónde viene esa forma tan única”, explica Luque, quien asegura que todas esas preguntas, y la posibilidad para intentar darles respuesta, parten de una gran ventaja que se les presentó como paleontólogos, al contar con unos 70 ejemplares de este individuo para analizar.
La gran cantidad de fósiles de Callichimaera perplexa hallados en Boyacá representan una gran ventaja para los investigadores.

La gran cantidad de fósiles de Callichimaera perplexa hallados en Boyacá representan una gran ventaja para los investigadores.

Foto:Daniel Ocampo R. (Vencejo Films)

Una oportunidad única en el mundo de los fósiles, que suelen llegar a manos de los investigadores de uno en uno —como el particular cangrejo en ámbar del sudeste asiático que fue descrito por Luque el año pasado, que es un ejemplar único en el mundo hasta el momento—, e incluso solo por partes.
“Con la quimera tenemos 70 ejemplares, una población de animales que nos permite decir cosas que de otra forma no podríamos, comparar los pequeños con los grandes, ver el rango de crecimiento entre jóvenes y adultos, o analizar lo que llamamos dimorfismo sexual, que son las diferentes formas que se presentan entre macho y hembra”, detalla el investigador.
Fósiles que además cuentan con una preservación excepcional de clase mundial, por lo que los científicos han encontrado algunos de ellos incluso con aparatos reproductores que han sido preservados, músculos, parte del cerebro y los grandes ojos de la Callichimaera, una de sus características más inusuales y llamativas debido a su enormidad.
Javier Luque (Universidad de Harvard), codirector y autor principal del proyecto, en el campo buscando fósiles.

Javier Luque

Javier Luque (Universidad de Harvard), codirector y autor principal del proyecto, habla sobre la preservación de los fósiles.

¿Para verte mejor?

Es como si un humano tuviera ojos del tamaño de balones de futbol, si llegáramos a tener unos ojos tan grandes quiere decir que las ventajas de poseerlos están por encima de las desventajas

“Una de las cosas que más nos llamó la atención, aparte de la rareza de este animal, que es muy raro, son sus ojos tan grandes. Es como en el cuento de Caperucita Roja, ‘cangrejito, qué ojos tan grandes tienes, pero para qué’. Órganos de este tamaño cuestan energía y nutrientes, además son vulnerables”, aseguró Luque y continúa: “Es como si un humano tuviera ojos del tamaño de balones de fútbol, si llegáramos a tener unos ojos tan grandes quiere decir que las ventajas de poseerlos están por encima de las desventajas”.
Los cangrejos vivos suelen tener pequeños ojos compuestos ubicados al final de un largo tallo con una órbita para cubrirlos y protegerlos. La Callichimaera; sin embargo, tiene grandes ojos sin cuencas para resguardarlos. En un principio, los investigadores pensaron que era un cangrejo en la última etapa larvaria llamada megalopa, que significa precisamente ‘ojos grandes’. Sin embargo, este es un breve momento en el desarrollo del cangrejo. A medida que madura y se convierte en un joven, se espera que el cuerpo crezca más que los ojos.
Para probar si estaban ante cangrejos bebé o ya desarrollados, Luque y la primera autora de la nueva publicación, la candidata a doctora de la Universidad de Yale, Kelsey Jenkins, analizaron más de 1.000 especímenes de cangrejos vivos y extintos que representan 15 especies de estos animales en todo su árbol genealógico. Los especímenes incluían cangrejos en diferentes etapas de desarrollo y abarcaban una variedad de hábitats, ecologías y estilos de vida.
Los investigadores midieron las dimensiones de los ojos y el cuerpo de los cangrejos desde que eran bebés hasta adultos y descubrieron que, a diferencia de otras especies, la Callichimaera mantiene sus grandes ojos durante todo el desarrollo. De hecho, eran los de más rápido crecimiento de todas las especies y podían alcanzar hasta el 16 por ciento de todo su cuerpo, que es aproximadamente del tamaño de una moneda de 500 pesos.
Para ponerlo en perspectiva, Luque explica que es como si un ser humano, que cuando es bebé tiene un cuerpo más pequeño y una cabeza más grande, conservara estas proporciones al convertirse en adulto, como tener un gran bebé de un metro con ochenta, una imagen bastante extraña. “En la naturaleza ocurre ese fenómeno de crecimiento acelerado donde los animales suelen mantener una forma de bebé pero alcanzan una madurez sexual muy rápido”, apunta el investigador.
Pero ¿qué hacían con estos grandes ojos? De acuerdo con Luque, ojos grandes inmediatamente no implica que sean cazadores, “quiere decir que los usaban activamente, no vivían enterrados en el sedimento, ni en cuevas, vivían donde necesitaban usar esos ojos grandes para capturar luz y hacer imágenes del mundo que los rodea”, detalla. Por eso la siguiente incógnita a resolver fue si estaban ante un cazador o ante una presa que quiere tener los recursos para poder escapar.
El ojo de la quimera: imagen SEM del ojo compuesto de Callichimaera perplexa.

El ojo de la quimera: imagen SEM del ojo compuesto de Callichimaera perplexa.

Foto:Cortesía de Javier Luque (Universidad de Harvard)

La excepcional preservación de los ojos permitió a los investigadores ver este órgano en todas sus facetas. A diferencia de los humanos, tanto insectos como crustáceos tienen ojos compuestos, formados por pequeñas celdas en forma de hexágono (como un panal de abejas), sobre los que se recibe la luz que será luego procesada por el cerebro para formar imágenes. Los mismos ojos que sobrevivieron 95 millones de años en Boyacá hasta que fueron encontrados por los paleontólogos.
Así, análisis posteriores mostraron que este cangrejo quimera era un animal con una alta agudeza visual similar a las libélulas, que se encuentran entre los principales depredadores del mundo de los insectos, y al camarón mantis. Además, la preservación de los tejidos blandos internos, como los lóbulos ópticos (tejidos neurales), mostró que se parecían más a los de las abejas y otros insectos de ojos grandes que a los de los cangrejos, y estaban adaptados a una buena iluminación.
“Todo parece indicar que este animalito quimera era un gran nadador, altamente visual y predador en condiciones de luminosidad alta”, señala Luque sobre los nuevos hallazgos alrededor de su “quimera hermosa y desconcertante” —la traducción de Callichimaera perplexa— que hoy comparte con el mundo.
Representación de la Callichimaera perplexa.

Representación de la Callichimaera perplexa.

Foto:Arte por Masato Hattori

Congelados en el tiempo

Encontrar este tipo de fósiles, con ese tipo de preservación en los trópicos, nos está dando nuevas avenidas para investigar con los lentes de la biodiversidad tropical

Para el paleontólogo colombiano, este descubrimiento es particularmente especial porque el tipo de preservación excepcional de los fósiles de la quimera recuperados en Colombia es del mismo que el de los famosos fósiles del esquisto de Burgess o Burgess Shale, en Canadá. Una formación geológica famosa por sus fósiles que son vestigios de animales invertebrados del período Cámbrico Medio (con unos 500 millones de años de antigüedad), que además fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Aunque existen depósitos de este tipo en otros lugares del mundo, como China, Australia o Estados Unidos, esta es una condición que no se había visto en el trópico, donde las lluvias y la exuberante vegetación que caracteriza a esta zona del mundo —y la hace tan especial en materia de biodiversidad— también se convierte en una barrera para conocer cómo fue la vida en este territorio en otros momentos.
“Cuando queremos estudiar los fósiles tenemos problemas de acceso a las rocas porque están usualmente cubiertas con suelos, arcillas o con bosques, pastos y vegetación y esto hace que las rocas se dañen, así que poder encontrar este tipo de fósiles, con ese tipo de preservación en los trópicos, nos está dando nuevas avenidas para investigar esas ventanas hacia el pasado de forma excepcional con los lentes de la biodiversidad tropical”, asegura Luque.
Javier Luque (Universidad de Yale, izquierda) y Catalina Suárez (Servicio Geológico de Colombia, centro) excavando fósiles en los Andes colombianos.

Javier Luque (Universidad de Yale, izquierda) y Catalina Suárez (Servicio Geológico de Colombia, centro) excavando fósiles en los Andes colombianos.

Foto:Felipe Villegas (Instituto Humboldt).

Y las investigaciones con la Callichimaera son solo el comienzo, pues en Colombia se cuentan con depósitos de más de 90 millones de años con preservación excepcional de estrellas de mar, erizos que mantienen sus espinas articuladas, camarones que conservan su boca, estómago, intestino y cola, entre muchos otros especímenes que esperan por ser estudiados.
Javier Luque (Universidad de Harvard), codirector y autor principal del proyecto, en el campo buscando fósiles.

Nuevos proyectos

La Callichimaera perplexa será fuente de nuevos estudios.

El nivel de detalle de la reconstrucción de cómo fue la vida de estos animales que permiten estos extraordinarios fósiles es tanto, que en los próximos estudios con la quimera esperan incluso ser capaces de rescatar hasta rastros de pigmentos para conocer de qué color eran realmente estos particulares animales.
ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS
REDACTORA DE CIENCIA
EL TIEMPO
@TiempodeCiencia

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