El único acelerador de partículas del mundo dedicado al arte fue inaugurado en París tras una renovación, con el fin de ayudar a los expertos a analizar las obras antiguas.
El Aglae (Acelerador Gran Louvre de Análisis Elemental), de 27 metros de largo, permite –por ejemplo– determinar la composición química de un objeto de arte sin tener que extraer ninguna muestra.
Concebido en 1988 por el Centro de Investigación y Restauración de Museos de Francia (C2RMF), el acelerador se desmontó el año pasado para su renovación, con un presupuesto de 2,1 millones de euros) a lo largo de siete años y sufragado por el Estado y la alcaldía de París. Su emisión de rayos X, gamma y de luz permite detectar todos los elementos químicos en las capas superficiales de una obra de arte. El Aglae bombardea la obra con núcleos de hidrógeno o de helio a una velocidad de hasta 30.000 kilómetros por segundo. Al penetrar en la materia, esas partículas se ralentizan “y ceden su energía a los átomos” del material analizado.
Luego de su renovación, el acelerador dispone de un multidetector mucho más sensible que antes, lo que reduce las dosis de radiaciones y permite analizar materiales sensibles como las capas pictóricas, sin riesgo de dañarlas. Es decir, se pueden descubrir colores desaparecidos.
También es posible conocer el lugar de fabricación de un objeto, pues la composición química de una misma materia varía según su procedencia, y datar fechas de creación.
Por ejemplo, el Aglae determinó que un cráneo de cristal de cuarzo que se atribuía a los mayas o los aztecas fue tallado en el siglo XVIII o XIX.
“Hasta ahora, no analizábamos casi nunca las pinturas, puesto que temíamos provocar un cambio de color con los rayos. Pero ahora sí que vamos a utilizar el acelerador”, declaró Isabelle Pallot-Frossard, directora del C2RMF. Por ahora, las primeras obras estudiadas por el nuevo Aglae son unas pequeñas estatuas de bronce que representan dioses romanos, descubiertas en 1969 en Francia.
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