A comienzos de esta semana, la sonda Juno hizo la mayor aproximación al planeta Júpiter en la historia de la exploración espacial humana, precipitándose hacia el planeta a más de 200.000 kilómetros por hora en una órbita de unos 4.000 kilómetros de altura. Pero más allá de un récord, Juno se encuentra en una misión contra el tiempo para recabar información que nos permita entender el origen del Sistema Solar.
Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar y en muchas formas es, detrás del Sol, el objeto celeste más dominante de nuestra vecindad. Entender su formación es una pieza clave en el rompecabezas que nos lleve a explicarnos cómo se forman planetas que pueden albergar vida como la conocemos en la Tierra, en parte porque Júpiter es, apenas, el ejemplo más cercano de la gran cantidad de planetas masivos que hemos descubierto alrededor de estrellas distintas al Sol. (Lea también: Ocho preguntas para entender la misión Juno a Júpiter)
Para Juno fue apenas el primer acercamiento a Júpiter de los 36 que están programados para los siguientes 18 meses, demostrando la capacidad de la sonda para maniobrar durante el resto de la misión.
En los siguientes acercamientos, los instrumentos científicos llevarán a cabo mediciones del movimiento y la composición de la atmósfera y del campo magnético y gravitacional del planeta, todo esto mientras los sistemas eléctricos de la sonda inevitablemente decaen por el efecto de la intensa radiación.
Juno apenas cuenta con la capacidad de enviar 40 megabytes de datos, equivalente a unas 20 fotos tomadas con un celular en la más alta resolución, durante cada periodo orbital de 11 días. Por eso, en este momento, más allá de deslumbrar con las imágenes, el equipo de Juno hace un delicado acto de equilibrio entre obtener información con la sonda y transmitirla al Nasa Deep Space Network (DSN), la red internacional de antenas de radio que sirve de apoyo a las misiones interplanetarias, en paquetes de información que toman más de media hora en llegar a la Tierra. (También: ¿Qué sigue en la misión de la sonda Juno en Júpiter?)
En la foto difundida para marcar este primer acercamiento, tomada con la cámara de luz visible de Juno (JunoCam) el 27 de agosto, se observa la parte superior de las nubes de amoniaco que producen el conocido patrón de bandas zonales marrones y claras, además de la conocida Gran Mancha Roja, la inmensa tormenta que caracteriza al planeta.
En las siguientes semanas se esperan las primeras imágenes de alta resolución de los polos norte y sur de Júpiter, también tomadas con JunoCam.
En este momento, Juno sigue acumulando valiosas observaciones y produciendo imágenes que tomarán semanas transmitir y, aún más, entender los secretos de Júpiter que Juno intenta dilucidar antes de precipitarse sin retorno hacia la atmósfera de Júpiter, en febrero del 2018. (Además: Con Juno la energía solar alcanza un nuevo triunfo)
JUAN DIEGO SOLER
Astrofísico del CEA, de Francia