Pasadas las 2 de la tarde del viernes 5 de noviembre, una mujer fue asesinada por un par de sicarios en la puerta dos del centro comercial Titán Plaza, norte de Bogotá.
Aunque recibió un impacto en la cabeza, la Policía la alcanzó a llevar con vida al hospital de Engativá. Ya en la camilla, agonizando, ella sacó una hoja de un bolsillo que les entregó a los médicos que intentaban salvarle la vida.
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Se trataba de un certificado, a nombre de Leydi Viviana Patarroyo Camino, de 42 años de edad, en el que constaba que se le habían perdido sus documentos de identidad.
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Pero, luego de un par de verificaciones, las autoridades establecieron que Patarroyo era la esposa de un miembro activo de la Policía y que estaba viva en su casa.
Cuando intentaron averiguar por qué la mujer herida se identificaba con ese documento ya era tarde. Los médicos les notificaron que acababa de morir.

En los registros del Hospital de Engativá la occisa aparece con la identidad falsa.
Archivo / Alcaldía de Bogotá

La mujer fue trasladada de inmediato a un centro asistencial donde finalmente falleció.
Cortesía. Archivo particular.
Sin embargo, a los investigadores del CTI de la Fiscalía que asumieron el caso les llamó la atención que dos pistoleros profesionales hubieran sido contratados para ejecutar el homicidio. Y que la víctima se moviera con una identidad falsa.
EL TIEMPO investigó el caso y estableció que la mujer asesinada se llamaba realmente Wendy Marcela Martínez Gil, de 41 años.
Además, encontró que en bases de datos oficiales le aparecen antecedentes por varios delitos, entre ellos hurto, falsedad en documento privado y concierto para delinquir.
Sin embargo, todo parece indicar que su muerte está vinculada a otra de las conductas que se le imputaban: narcotráfico.
En efecto, en 2017, Wendy Marcela recibió una condena a 73 meses de cárcel por ese delito. Este diario tuvo acceso a su expediente y en este consta que se le encontró responsable de comercializar generosas cantidades de estupefacientes.
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Al parecer, la mercancía estaba ligada a la misma poderosa banda sicarial que ordenó asesinarla a sangre fría, a plena luz del día. En ese momento, aunque las autoridades entregaron pruebas de la importancia de la mujer en la red mafiosa local, su defensa logró que se le aprobara un preacuerdo y se le enviara a su casa, bajo vigilancia del Inpec.
De hecho, logró esa gabela judicial tras alegar que era madre cabeza de familia.
Pero cuando el juez que llevaba su caso encontró elementos suficientes para revocarle el beneficio, Wendy Marcela literalmente se esfumó.
Para esa época, la mujer decía vivir en arriendo en el barrio Gran Granada, en la localidad de Engativá. Sin embargo, en marzo del 2020, en plena pandemia, se dio la orden de llevarla de inmediato a los calabozos del Buen Pastor.
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Pero, en comunicaciones entre el juzgado y el Inpec a las que accedió este diario se evidencia que la mujer no apareció en el domicilio ni tampoco contestaba llamadas.
Al parecer, desde el momento que se fugó de la prisión domiciliaria, adoptó la identidad de Leydi Viviana y estaba a la espera de que le expidieran una cédula para adoptar esa nueva identidad
“Se deja constancia de que se han marcado insistentemente los abonados registrados en el sistema y aportados por el juzgado en la orden. Pero el fijo nunca es atendido, un número no es válido y en el otro una voz masculina señala que no conoce a la privada de la libertad o a su familia. Se requiere al peticionario que aporte números de contacto activos, actualizados y funcionales para poder cumplir la diligencia”, dice el informe.
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Al parecer, desde ese momento, la fugitiva adoptó la identidad de Leydi Viviana y estaba a la espera de que le expidieran una cédula para adoptar esa nueva identidad.
Para ser una simple expendedora de droga, resultó ser una delincuente hábil y escurridiza. Por eso, varios investigadores la estaban tratando de localizar. Y, cuando le pidieron información a la Dijín sobre la fugitiva se enteraron de que la acababan de asesinar.

Según el expediente contra Wendy Martínez, fue condenada por venta estupefacientes.
Policía Nacional
“Ese crimen viene mandado a hacer por un man bien delicado. La duda que se tiene es qué hizo ella para que la hubieran mandado a asesinar de esa forma. Es un mandado del narcotráfico, le tuvo que quedar mal a alguien muy importante. Los que hicieron eso son de una oficina de cobro”.
Quien habla es una fuente enterada del caso de la mujer con doble identidad.
Y agrega que es evidente que Wendy Marcela se hacía pasar por una persona respetable y corriente para ocultar su verdadero rostro criminal.
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De hecho, el investigador reveló que en el bajo mundo del crimen bogotano se le conocía como ‘Mendy Maca’. Además, que no era la primera vez que intentaban asesinarla.
En efecto, este diario estableció que uniformados de la Policía de Engativá ya habían capturado a sicarios que iban a atentar contra ella. Aunque encontraron evidencia de que la estaban siguiendo, solo pudieron procesarlos por porte ilegal de armas.
Y todo pareciera indicar que el peso criminal de la fallecida, nacida en diciembre de 1979, se fortaleció tras su fuga.
Al parecer, terminó vinculada a con una peligrosa banda delincuencial que opera en Bogotá y otras regiones del país. Incluso, autoridades no descartan que uno de los móviles detrás de su asesinato fue que quedó mal con algún negocio de narcotráfico.
(Todas las historias de la Unidad Investigativa).
La otra línea de investigación apunta a lo que ella le reveló a la Fiscalía, para llegar al preacuerdo de 73 meses de prisión que finalmente incumplió.
Al parecer, conocía nombres de poderosos capos bogotanos, rutas, ollas y sicarios.
Y aunque logró evadir los controles de las autoridades con su doble identidad, no pudo esquivar las balas del pistolero que la persiguió a pie por algunas cuadras.
En las primeras labores de investigación realizadas por funcionarios del grupo de homicidios de la Sijín de la Policía de Bogotá y el CTI de la Fiscalía se logró identificar al menos dos cámaras de seguridad que grabaron el crimen.
La moto que esperaba al sicario y la ruta que tomaron para huir es clave para encontrar a los responsables. Además, EL TIEMPO estableció que este homicidio podría ser la pieza clave en un entramado delincuencial que han estado tratando de desenredar las autoridades de seguridad e inteligencia desde hace más de un año.
Por eso, no se descartan capturas en las próximas semanas.
- Capturan en finca de Girardot a uno de los capos más buscados por Alemania.
- Cuñada de señalado narcocaballista, libre pero sigue vinculada al proceso.
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