Faltaban tres minutos para que el reloj marcara las 2 de la madrugada del 24 de diciembre pasado cuando la periodista Natalia Castillo salió de un bar del sector de Galerías, centro-norte de Bogotá, con un par de amigos.
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Cámaras de seguridad alcanzaron a registrarlos por algunos segundos, antes de que avanzaran hacia la calle 55 con carrera 27A, sin saber que un grupo de delincuentes les seguían los pasos. Al llegar al parque Caracol, uno de ellos le disparó a Natalia, con un arma traumática, para robarle su móvil.

Natalia Castillo, periodista asesinada el pasado 24 de diciembre.
Twiiter @NATYUJUNA
A la misma hora y a pocos metros del lugar, Nicolás Cardona y Sergio Iván Forero Munar, dos jóvenes estudiantes, fueron abordados por mujeres en una discoteca. Los drogaron y, luego, fueron subidos a un carro con rumbo desconocido.
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Natalia, de 32 años, murió horas después, por un impacto de bala en el pecho. Nicolás y Sergio lograron sobrevivir después de un secuestro exprés. Y tanto su caso como el de la periodista están dejando en evidencia los niveles de criminalidad que azotan esa zona de la capital, que funciona a lado y lado de residencias familiares, atrapadas en medio de un plan piloto para extender la rumba hasta las 5 de la mañana.

Policía del sector de Galerías revisa las cámaras de seguridad de la zona para dar con los asesinos de Natalia Castillo.
Óscar Murillo / EL TIEMPO

Sergio y Nicolás fueron víctimas de un secuestro exprés la misma noche del asesinato de Natalia Castillo.
Archivo particular
EL TIEMPO investigó y estableció que detrás de estos casos hay bandas organizadas que usan escopolamina y armas de fuego y blancas para atacar a sus víctimas. Se mueven en carros de mediana y alta gama y en taxis que gente del sector ya empezó a identificar.
En el caso de Natalia se indaga si sus asesinos descendieron de un carro gris que estaba parqueado frente al local de rumba donde ella se encontraba y quedó registrado en los videos de seguridad.
El mismo carro quedó grabado en otro atraco a los trabajadores y clientes de una droguería ubicada al frente del centro comercial Galerías, ocurrido el 30 de noviembre. Peritos del CTI indagan si se trata del mismo vehículo.
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Además de controlar el hurto, el robo masivo en restaurantes y la venta de droga en la zona, ya hay evidencia de que estas bandas (al menos cinco) cuentan con bodegas vecinas en donde ocultan los artículos robados e incluso a las personas que atacan.
Allegados a Nicolás y a Sergio le dijeron a este diario que a ambos fueron subidos, contra su voluntad, en un taxi que partió con rumbo desconocido.
“Se me ocurrió rastrear el número del celular de Nicolás a través de una app (...), tocaba pagar 10 dólares por una búsqueda y en cuestión de segundos me salió una dirección en Galerías”, narró una amiga de los estudiantes.
Y agregó que cuando envió la ubicación de la fachada que arrojó Google Maps, los que estaban en la búsqueda pidieron apoyo de la Policía y, en cuatro camionetas, llegaron al lugar.
“Era una construcción. De forma extraña, el vigilante se negó a abrir y estaba nervioso”, relató Angie Pangie, una amiga de los jóvenes que ayudó en la búsqueda.
Al rastrear satelitalmente el número del otro desaparecido, la aplicación dio la ubicación de otra bodega en inmediaciones del parque Nacional. Hasta ese lugar se dirigió el grupo de búsqueda. Pero nadie abrió el portón gris y no había orden de registro.
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Cuando las autoridades empezaron a indagar si, además de los celulares, allí estaban Nicolás y Sergio, aparecieron sin billeteras, sin celulares y sin memoria.
Aunque la información se mantiene bajo reserva, EL TIEMPO estableció que los dejaron en un bar de Chapinero, la madrugada del 25 de diciembre. Luego de que los efectos de la escopolamina bajaron, tomaron un taxi.
“Las primeras pistas de los investigadores sobre este caso señalan que se trataría de una banda organizada compuesta por ciudadanos venezolanos y colombianos”:
Gral Jorge Vargas.
Director de la Policía
El Gaula de la Policía está investigando el secuestro exprés. Pero hay otro caso que puede estar relacionado con el de Natalia Castillo, asesora de comunicaciones de la Oficina contra la Droga y el Delito (UNODC) de la ONU.
Una mujer que pidió la reserva de su identidad le contó a EL TIEMPO que, días antes del asesinato de la comunicadora, su hijo de 15 años y dos amigos más fueron hurtados violentamente por dos delincuentes que los agredieron con armas traumáticas en ese mismo sector.
Además del tipo de arma, otro elemento en común es el parque El Caracol. Vecinos aseguran que se ha convertido en una zona caliente y sin control.
Allí no solo se reportan robos y consumo de drogas. También es un punto escogido por hinchas violentos del fútbol que protagonizan desmanes a punta de botellas, piedras y machetes que afectan la tranquilidad de sus residentes y las fachadas de sus casas.
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“En las zonas de rumba siempre hay más inseguridad, y ahora los locales están abiertos hasta las 5 de la mañana”, dijo una vecina vive justo al frente de la discoteca donde fue vista por última vez con vida Natalia Castillo.
Según el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, “las primeras pistas de los investigadores señalan que se trataría de una banda organizada compuesta por ciudadanos venezolanos y colombianos”.
Dos fiscales y un equipo de 15 investigadores de la Sijín de Bogotá, convocados por el general Óscar Gómez Heredia, ya tienen material de prueba que conduciría a los dos homicidas de Natalia. Ya se revisaron 30 cámaras de seguridad y la próxima semana se podrían anunciar capturas.
Pero residentes aseguran que Galerías requiere un plan adicional de seguridad.

Claudia López, alcaldesa mayor de Bogotá.
César Melgarejo. EL TIEMPO
Cifras de la Secretaría de Seguridad de Bogotá indican que los homicidios y los atracos han aumentado en la UPZ Galerías. Mientras que entre enero y noviembre del 2020 se presentaron dos asesinatos, en el mismo periodo del 2021 iban tres. Además, el número de hurtos pasó de 945 robos a 1.338 casos.
Y la propia alcaldesa de Bogotá, Claudia López, le admitió a La W Radio, que los hurtos han crecido 10 por ciento en toda Bogotá, y el homicidio, 9 por ciento.
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Por su parte, Rosa Montero, alcaldesa local encargada de Teusaquillo, señaló que se han venido haciendo operativos en establecimientos, incluida una gestión jurídica y policiva para el cese definitivo de actividades de quienes no cumplen con normas.
Y agregó que, en reunión con la nueva comandante de la estación de policía de Teusaquillo, se dispuso incrementar el pie de fuerza en horarios de cierre de los establecimientos, no solo del sector de Galerías, sino de la localidad. Además, se van a instalar puestos de control, plan desarme y el registro e individualización de personas.
La Policía mantiene la recompensa de 50 millones de pesos por información sobre el caso de Natalia Castillo.

Nelson Castillo y María Emma Preciado, padres de Natalia Castillo.
Nestor Gómez/ EL TIEMPO
A mitad de semana, la familia de Natalia Castillo hizo un llamado a las autoridades para que se aceleren las investigaciones. Tras agradecer el apoyo recibido de la Fuerza Pública, aseguraron que la periodista era una mujer ejemplar, muy profesional y llena de sueños. Natalia era la mayor de tres hermanos y trabajaba en la oficina de comunicaciones de la ONU en Colombia.
Nelson Castillo, padre de Natalia, manifestó que espera que las investigaciones avancen por buen camino y que se pueda dar con el paradero de los delincuentes implicados en el asesinato de su hija. “Es un dolor muy grande, inmenso y no se lo deseo a nadie. Por favor, tengamos mucha más seguridad porque esto se volvió el pan de cada día, esto se volvió como si nada, es lo único que les puedo pedir a las autoridades, por favor”, dijo.
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María Emma Preciado, madre de la comunicadora, agregó que su hija estaba en el proceso de salir del país, para estudiar inglés. “Era una persona líder y no entiendo por qué me le quitaron la vida, le faltó mucho por volar”, afirmó.
UNIDAD INVESTIGATIVA
u.investigativa@eltiempo.com
@UinvestigativaET
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