En el cementerio de Ciénaga de Oro, Córdoba, hay una tumba que el electo Presidente, Gustavo Petro, visita con alguna frecuencia.
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Según expedientes judiciales, el hombre que reposa bajo tierra fue secuestrado el 18 de marzo de 1994 en Bogotá y, 48 horas después, fue encontrado muerto en una alcantarilla de Los Manzanos, zona rural entre Facatativá y La Mesa.
“Sus manos estaban atadas en la espalda con cables negros, los tobillos, amarrados con alambre de púas, la cara vendada con cinta de enmascarar, varios impactos de bala y su cuerpo había sido incinerado”, señala una nota de EL TIEMPO de la época.
Se trata de Enan Rafael Lora Mendoza, un militante de la guerrilla del M-19.
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Según reportes del DAS de la época, hacía parte del grupo Fuerza Democrática Bolivariana, una célula urbana que se estaría conformando como disidencia del M-19.
Y según Petro, él es uno de los tres entrañables amigos a quien recordará en un espacio íntimo de su casa tras celebrar haberse convertido en el primer presidente de Colombia de izquierda.

Gustavo Petro fue militante del M-19, congresista del Polo Democrático Alternativos y Alcalde de Bogotá, entre otros cargos públicos.
Jaime Saldarriaga / REUTERS

Enan Rafael Lora Mendoza, poeta y exmilitante del M-19.
Archivo ASFADDES
Dice que se conocieron en Ciénaga de Oro (donde ambos nacieron) y que fue Petro quien lo invitó a hacer parte de la guerrilla del M-19.
Luego, sus caminos se abrieron cuando Lora decidió irse a Barrancabermeja, Santander, a militar en el Ejército Popular de Liberación (Epl), en donde ejecutó varios secuestros, según narra el propio Petro.
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Aunque pocos lo saben, además de guerrillero, Lora era poeta y Petro planea publicar parte de su obra.
EL TIEMPO estableció que, en 2011, el Consejo de Estado condenó a la Nación y al DAS por la captura ilegal, tortura y muerte de Lora.
Según el alto tribunal: “Si bien las víctimas podían ofrecer peligro para la comunidad, dada su presunta participación en el secuestro de una persona, no por ello merecían que se les infringieran torturas y se les impusiera la pena de muerte ni cualquier otro castigo que atentara contra su existencia y/o dignidad”.
El otro amigo en la lista de recuerdos de Petro es Jesús Ernesto Cuevas. Nació en Zipaquirá y se conocieron en el Colegio La Salle, donde el hoy Presidente estudió.
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Iba un año adelante y le deslizó a Petro su primer libro de Michael Foucault: ‘Las palabras y las cosas’, le dijo Petro a La W.

La guerrila del M-19, en la que militó Gustavo Petro, se desmovilizó en marzo de 1990.
Archivo particular
Cuevas estudió economía en la Universidad Nacional e incluso hay una placa en su memoria en esa alma máter.
Según el Presidente electo, su amigo “se suicidó por despecho con un explosivo que pensábamos usar en un paro cívico, en 1981”.
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Uno de los campamentos clandestinos del M-19, en los alrededores de Zipaquirá, llevaba su nombre. De hecho, los comunicados que salían de ese campamento eran firmados por Petro.

Estos eran los comunicados del campamento de paz "Jesús Ernesto Cuevas" firmados por Gustavo Petro.
Archivo: Oigahermanohermana.org
Francisco Vargas es el tercer hombre en la memoria del nuevo Presidente de Colombia. Con él empezó a levantar Bolívar 83, un barrio popular en Zipaquirá, detrás de la toma del lote El Cedro, que era propiedad de la iglesia local.
Tras un periodo como obrero en una fábrica de vidrio, Vargas viajó a un campo de entrenamiento militar en Libia, relató Petro.
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A principios de los 90, Vargas hizo parte de la primera Unidad de Trabajo Legislativo de Petro en su primer paso por el Congreso, como representante de Cundinamarca. Pero murió por una enfermedad renal que contrajo en África.

El barrio Bolívar 83, ubicado en un sector del municipio de Zipaquirá, lo ayudó a fundar Gustavo Petro.
Rodrigo Sepúlveda / Archivo EL TIEMPO
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