Luis Édgar Moreno es el dueño del laboratorio Pronabell, fabricante de Dololed, producto natural a base de caléndula que está en el ojo del huracán por cinco lotes contaminados con el fármaco diclofenaco.
El Invima ordenó congelar la producción –cerca de 2.000 unidades– mientras esperan los resultados de la contramuestra. Pero Moreno, químico de la Universidad Nacional, en el mercado de los productos naturistas desde hace 35 años, le reveló a EL TIEMPO que tomó una decisión de fondo.
Tras admitirle a reporteros de este diario que, en efecto, los lotes contaminados tenían los hologramas y la tinta atóxica que su laboratorio leS puso a las cajas –para evitar su falsificación–, anunció que decidió suspender la venta y fabricación del producto, que se comercializa desde 2012 tras recibir el registro sanitario.
"Es una decisión autónoma que se tomó para no perjudicar ni a los 400 empleados directos ni a las otras líneas de producción", dijo, acompañado de sus abogados.

Luis Édgar Moreno, dueño del laboratorio Pronabell, dijo que decidió suspender venta y fabricación del Dololed. Pero advirtió que demostrará que no es responsable de la contaminación.
Mauricio Moreno. EL TIEMPO
Pero aclaró que no se trata de admitir ningún tipo de responsabilidad y, por el contrario, pidió una contramuestra, a TQM, un laboratorio autorizado por el Invima.
Tras quejarse de los ataques que ha sufrido, dijo que este jueves recibió una nueva inspección del Invima.
Ante los interrogantes de EL TIEMPO, Moreno dijo que sus líos comenzaron cuando, en 2017, las ventas subieron y médicos empezaron a recetar su producto como antiinflamatorio natural.
Su laboratorio maneja el 25 por ciento del mercado naturista –unos 240.000 millones al año–, y de esa tajada, el Dololed representa el cinco por ciento. Se estima que, mensualmente, en Colombia se consumían 100.000 unidades de Dololed.
Según Moreno, le empezaron a llegar versiones de que estaba siendo falsificado en Bogotá (en San Victorino), Neiva y Medellín.
"Ahí fue cuando implementé el holograma y la tinta atóxica", explicó. Y el empresario, de 60 años, reveló otro episodio.
Dijo que en 2017, le robaron un lote de 10.000 unidades de Doloded que, según él, corresponden a los contaminados. Aunque asegura que no denunció, dice que tiene cómo probarlo, porque la transportadora usó la póliza para pagarle.
En su defensa también dice que el Invima hizo controles de manera aleatoria a su producto desde el 2012 hasta el 12 de diciembre de 2019, sin hallar presencia del fármaco.
Si bien el uso del diclofenaco no está prohibido, no es parte de la composición autorizada por el Invima del Dololed y puede tener efectos adversos para algunas personas, que por eso optan por los productos naturistas.

El Dololed es un popular medicamento a base de caléndula. El Invima encontró rastros de diclofenaco en cinco lotes.
EL TIEMPO
Es una decisión autónoma que se tomó para no perjudicar ni a los 400 empleados directos ni a las otras líneas de producción
Moreno cree que alguien les contaminó los lotes –F715, F726, F782, F837 y el F843–, pero descarta que haya sido en su laboratorio.
“La alerta sanitaria emitida el 24 de enero solo tiene efectos frente a esos lotes. Pronabell ya ha recogido y retirado del mercado el 80 por ciento”, explicaron sus abogados, de la firma De La Espriella Lawyers.
Y agregaron que la existencia de diclofenaco obedece a medicamento adulterado y falsificado, no producido o dispensado por su cliente.
Además, pidieron que se establezcan mesas de trabajo conjuntas con el Invima, para “implementar nuevas condiciones de seguridad para el producto Dololed, en aras de prevenir las adulteraciones y falsificaciones”.
Finalmente manifestaron que hacen un respetuoso llamado a los entes de control para que actúen dentro del marco de sus competencias legales y no realicen injerencias indebidas en las actividades que actualmente desarrolla el Invima como regulador.
Asimismo, coincidieron con Moreno en expresar que no se explican por qué en el caso del Dololed se ha registrado tanta presión, mientras que no se han tomado medidas de fondo en el caso de suministro de Tramadol (un opioide artificial) en vez de Albendazol (un antiparasitario), que ya cobró la vida de dos niños.
La defensa de Moreno también desmintió que hubieran llamado a presionar a los científicos que hicieron el estudio en el que se halló el diclofenaco.
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