Unas horas después de que la joven Ana María Castro fue declarada clínicamente muerta, el 5 de marzo de 2020, la Fiscalía citó a declarar a Mateo Reyes Gómez, el hombre a quien testigos encontraron al lado de su cuerpo ensangrentado.
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Mateo era el tercer pasajero la camioneta Kia, de color negro, desde donde un testigo dice haber visto cómo arrojaron a la joven, de 21 años, como una “muñeca de trapo”, causándole lesiones en el cráneo y cuerpo que luego le provocaron la muerte.
Los otros dos, Paul Naranjo y Julián Ortegón, ya están tras las rejas, acusados de feminicidio agravado. Sin embargo, es muy poco lo que se sabe de Mateo Reyes, quien estuvo al lado de Ana María las últimas siete horas de su vida.
EL TIEMPO obtuvo de manera exclusiva todo el relato de Mateo sobre su relación con la joven, las personas que los acompañaban, si hubo consumo de drogas y lo que pasó dentro de la camioneta Kia. Este diario también tuvo acceso a las versiones de otras personas que llegaron al lugar donde Ana María estaba botada, y estas aseguran que Mateo dio otra información que no le entregó a la Fiscalía, al menos en esa primera versión.
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“Yo creo que conocí a Ana María Castro hace más de un año, por amistades en común, en la casa de mi amigo Andrés C. Éramos amigos, solo nos veíamos cuando había fiestas”, le dijo Mateo a la Fiscalía.
Y aseguró que el miércoles 4 de marzo, a las 4:30 de la tarde, le envió un mensaje para que fueran a tomar con amigos.

Mateo era el tercer pasajero la camioneta Kia, de color negro, desde donde un testigo dice haber visto cómo arrojaron a la joven, de 21 años.
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“Ella me dijo que sí, que se arreglaba el pelo y que iba. Yo le ayudé a pagar el Uber y ella llegó a la calle 116, entre autopista y 19”, señaló el hombre.
Según Mateo, hacia las 6 de la tarde, ingresaron primero a Zona 116, un local de rumba, y allí permanecieron con varios amigos hasta cerca de las 8:30 de la noche.
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Luego se fueron a un bar conocido como El Chupe y, tras varias horas, algunos de los del grupo se fueron para sus casas y otros, a comer. En ese momento, dice Mateo, él se quería marchar, pero Ana María le dijo que pasaran a Cantina, otro local en donde se iba a encontrar con unos amigos.
“En Cantina yo me encuentro con otro amigo, pero dejé mis cosas en la mesa de Ana y de sus amigos. Departí un rato con mis amigos y un rato con Ana (…). Habíamos tomado whisky, aguardiente, cerveza. Entonces yo ya me sentía muy mal, no me acuerdo de la salida del bar”, dijo Mateo en su declaración, que se inició hacia las 6 de la noche de ese mismo 5 de marzo fatal.
La Fiscalía le preguntó a Mateo insistentemente si habían consumido drogas y contestó que por lo menos él no. Pero EL TIEMPO estableció que se indaga si uno de los presentes esa noche en el bar era proveedor de pastillas y coca.
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Testimonio de Mateo Reyes sobre la muerte violenta de Ana María Castro
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Y entró en materia.
Dijo que solo se acordaba de que Ana María y sus amigos decían que iban para la casa de alguien y que se montaron en una camioneta Kia negra.
“Adelante iban dos, el conductor y el acompañante. Ya cuando íbamos por la calle 80 con 69 P (sic), por donde ocurrió el incidente, alguno de los amigos me dice que yo no podía ir con ellos a la casa. Entonces, pararon. Yo me bajé del carro y Ana se bajó detrás mío”, se lee en el relato.
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En este punto, Mateo suministró datos hasta ahora desconocidos sobre una discusión entre Ana María, Paul Naranjo (el conductor de la Kia) y Julián (el copiloto).

Paul y su familia dicen estar amenazados .
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“Me subí al andén y Ana se queda hablando con los ocupantes del carro por la ventana: no sé si la de adelante o la de atrás. Lo que sé es que Ana ya estaba abajo de la camioneta. Oí discutir a Ana con alguno de sus amigos y les preguntaba, ‘por qué, por qué’. Y de un momento a otro, el que iba manejando arranca y como Ana estaba recostada contra la ventanilla, no sé si fue que quedó enganchada en el auto y como arrancó tan rápido, cayó al piso y se golpea la cabeza. No sé si el carro la arrastra, pero sí gira antes de caer”, explicó.
Ni Paul Naranjo ni Julián Ortegón se han referido a esa pelea. Inicialmente dijeron que dejaron a Ana María con vida en el andén.
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Además, varios testigos y la propia novia de Mateo Reyes coinciden en que este dijo otra cosa cuando llegaron dos patrulleros de la policía, varios conductores y personas que pasaban por el lugar.
De un momento a otro, el que iba manejando arranca y como Ana estaba recostada contra la ventanilla (…) cayó al piso y se golpea la cabeza

Julián Ortegón, imputado por feminicidio agravado, no aceptó los cargos.
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Uno aseguró que vio a la joven en un charco de sangre. Y a un hombre sobre el capó de un carro que decía: “Nos botaron de la camioneta”.
En entrevista con EL TIEMPO en Vivo, Jhon Cadena, el abogado de Paul Naranjo, asegura que Ana María y Mateo venían besándose y en una situación “sexual”, y que Mateo tenía la barba llena de base femenina. Y que su cliente aspiraba a “tener algo” con Ana.
El propio Paul admite que se molestó cuando los vio besándose y manoseándose en la parte trasera del carro.
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Paul Naranjo aun no se ha entregado a la justicia.
Carol Malaver
“Y me acerco a Ana y veo que no se mueve, entonces entro en shock y mi primera reacción fue tratar de parar algún vehículo (…) Yo gritaba que llamaran a la policía y a una ambulancia”, dijo Mateo.
Y si bien añadió que “hasta el momento no había recibido amenaza”, la Fiscalía quiere aclarar datos que no concuerdan. En eso coincide el penalista Abelardo de la Espriella, abogado de la familia de Ana María Castro.
“Mateo de alguna manera tiene responsabilidad, pero no probablemente en el feminicidio como tal, sino en haberle ocultado información (…) Aquí todos los que participaron de una manera u otra ejecutando el crimen, ocultándolo o cambiando la versión de los hechos para de alguna manera llevar a un equívoco a las autoridades van a responder”, dijo en entrevista con EL TIEMPO.
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