Travis Kalanick, el emblemático y controvertido fundador y presidente ejecutivo de Uber, dejó definitivamente el grupo estadounidense de alquiler de vehículos con conductor, bajo la presión de grandes inversores en un contexto de fuertes polémicas
Un portavoz de Uber confirmó la dimisión de Kalanick, anunciada previamente por el diario 'The New York Times', según el cual el directivo cedió a la presión de cinco grandes inversores del grupo.
"Quiero a Uber más que a nada en el mundo y, en este periodo difícil de mi vida personal, he aceptado la petición de los inversores de retirarme para que Uber reanude su desarrollo en lugar de verse parasitada por las dificultades", declaró Kalanick en un comunicado.
Kalanick, que fundó en el 2009 este servicio de alquiler de autos con conductor que tuvo un éxito fulgurante, había anunciado la semana pasada que dejaba sus funciones de forma temporal y debido a motivos personales, en un momento en que el grupo atraviesa dificultades financieras.
"Travis siempre ha antepuesto Uber a todo lo demás", reaccionó el consejo de administración del grupo en un comunicado. "Es una decisión valiente, que muestra su entrega y su amor por Uber".
El comunicado precisó que Kalanick seguirá formando parte del consejo de administración. Desde hace meses, el grupo estadounidense ha vivido despidos y dimisiones en serie, principalmente por acusaciones de acoso o discriminación, pero también entre sospechas de robos de tecnología. Kalanick, como su mano derecha Emil Michael que dimitió el lunes, fue acusado de haber alentado personalmente estas prácticas en la empresa.
Durante varios meses, Kalanik pareció beneficiarse de su emblemático estatus al frente del grupo que él fundó y que luego dirigió en su fulgurante ascenso.
"No hay nadie para reemplazarle", comentaba entonces el analista Jack Gold, de J.Gold Associates.
Travis Kalanick, nació en 1976 en Los Ángeles, donde creció y asistió a la célebre universidad UCLA. En la línea de otros creadores de empresas tecnológicas, se dedicó a la programación informática desde sus inicios y abandonó sus estudios luego de haber creado su primera empresa, Scour.
Esta compañía fue precursora y más tarde competidora de Napster al permitir la búsqueda y el intercambio de música y videos en línea. Fundada en 1997, la firma solo sobrevivió tres años: la industria estadounidense del cine y de la música lo llevan a la quiebra al reclamarle un pago de 250 millones de dólares.
En el 2001, Kalanick es cofundador de Red Swoosh, una red centrada en el negocio de compartir archivos en línea. Sin embargo, enfrenta dificultades financieras y finalmente vende la empresa en 2007, transformándose en millonario a los 30 años.
La idea de crear Uber nacería una noche de invierno de 2008 en París: Kalanick y el otro fundador de esa empresa emergente, Garett Camp, no encuentran taxi e imaginan apoyarse sobre un botón de su teléfono para encontrar un carro con un conductor que los transporte.
UberCab surge al año siguiente en San Francisco, donde el servicio se vuelve habitual para el año 2010. Siete años más tarde, la firma recorta su nombre a Uber y se extiende a más de 500 ciudades en todo el mundo. Uber tuvo que abandonar el mercado chino en el 2016, pero igualmente alcanza una cotización de unos 70.000 millones de dólares. La fortuna de su jefe es estimada por Forbes en 6.300 millones de dólares.
Kalanick justifica su severo y polémico estilo de dirección explicando que debió endurecerse después de haber atravesado dificultades en sus primeras empresas. Pero ello, finalmente, lo llevó a dimitir de su cargo de forma definitiva presionado por los inversionistas.
Sus propios choferes le reclaman actualmente mejores remuneraciones o que les brinden un estatus laboral más protector.
La nueva dirección de la empresa tiene un arduo camino por delante para superar las dificultades tras la dimisión de Kalanick.
Tras la dimisión de Michael la semana pasada, Kalanick parecía haber logrado salvar los muebles, manteniéndose oficialmente a la cabeza del grupo pese a una posición muy debilitada. En realidad, el presidente ejecutivo ya había sido aparatado, algo que él había vinculado a motivos personales, entre ellos la muerte accidental de su madre. Pero la decisión parecía responder sobre todo a las recomendaciones de un gabinete de abogados a quien Uber encargó investigar su sulfurosa reputación.
El gabinete, contratado a raíz de la dimisión de una ingeniera que afirmó haber sido víctima de acoso sexual, incitó a Uber a "revisar" las responsabilidades de su fundador. La cosa quedó ahí durante una semana pero, según 'The New York Times', cinco grandes inversores de Uber se asociaron el martes para reclamar la dimisión definitiva de Kalanick.
Según el diario estadounidense, entre estos inversores, que habrían reclamado un cambio profundo de dirección en un mensaje titulado "hacer avanzar Uber", se encuentra Benchmark, un influyente fondo especializado en tecnología, que tiene un asiento en el consejo de administración de Uber.
Por otro lado, una mujer violada por un conductor de Uber en India interpuso una demanda en la que acusó al servicio de transporte de invadir su privacidad y difamarla luego de que la empresa despidió a Eric Alexander, un ejecutivo que leyó y discutió información médica de la víctima.
Además, más de 20 empleados fueron despedidos luego de una revisión de más de 200 quejas que incluyeron acoso e intimidación.
Kanalick también fue acusado de actuar de forma agresiva con sus empleados tras conocerse un video en el que un conductor se queja con él por las bajas tarifas del servicio. En su momento, el directivo le contestó: "¿Sabes qué? A algunas personas no les gusta asumir la responsabilidad de su propia mierda. Culpan a alguien más de todo lo que pasa en sus vidas. ¡Buena suerte!".
Otro de los recientes escándalos que involucró a la compañía tuvo que ver con una herramienta usada por años por la empresa para, entre otros fines, evadir a las autoridades en más de una docena de países como Australia, China e Italia y en ciudades como París, Las Vegas y Boston.
Todo esto ocurre en un contexto susceptible de atizar la impaciencia de los inversores: Uber está tardando en ser rentable. Las cuentas del grupo, algunos de cuyos elementos fueron comunicados por la prensa a finales de mayo, muestran pérdidas por 708 millones de dólares en los primeros tres meses del año, después del "agujero" de 2.800 millones de dólares del año pasado.
El valor del grupo está estimado en más de 70.000 millones de dólares con base en su capacidad para captar fondos de inversores, pero estas cifras hacen temer que Uber resulte ser una burbuja. También han enfriado considerablemente las especulaciones sobre una posible salida a bolsa, pese a que Uber era considerada a principios de 2017 como una de las probables grandes introducciones del año en Wall Street.
El grupo, que durante años encarnó la revolución de los servicios con conductor frente a los taxis, se enfrenta ahora a una competencia creciente, en particular del grupo Lyft, que aprovecha los problemas de Uber para darse una imagen de empresa modélica.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS