A alguien se le ocurrió la idea de compartir su carro con alguien más que iba para el mismo lado. Otro pensó en ofrecer alojamiento en su casa a turistas que viajan a su ciudad. Mientras tanto, nacía la idea de crear una red de servicios médicos a los que los usuarios pudieran acceder por geolocalización. En la era de internet, los proyectos basados en la economía colaborativa abundan, y su éxito –según los expertos– se basa en que resuelven problemas tangibles, son efectivos y a un costo menor, y están inspirados en conceptos de coworking y de compartir a través de la tecnología.
Para Gustavo Palacios, fundador y CEO de Sharecollab, el primer laboratorio de economía colaborativa en Colombia, que ha reunido cerca de 200 proyectos, colaborativo es “todo lo que se hace, compra, vende o intercambia, redefinido con las tecnologías y las comunidades”.
El fenómeno crece, y a velocidades exorbitantes. De hecho, según René Rojas, director de HubBog, comunidad que impulsa a startups, la gran tendencia actual del emprendimiento está marcada por la comunidad colaborativa, y 5 de cada 10 proyectos que ingresan para procesos de aceleración tienen que ver con esta rama de la economía digital.
Palacios apunta que, más que una transformación digital, estamos viviendo “una transformación colaborativa que involucra a todos los actores de la sociedad” debido a que, por ejemplo, plataformas como Uber están siendo movidas por la misma comunidad. “Es la gente la que les está dando el poder a esas nuevas formas de consumo”, dijo.
El ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, David Luna, le dijo a EL TIEMPO que “Colombia es un país líder en la región en la generación y presencia de iniciativas de economía colaborativa, soportadas en plataformas tecnológicas”. Sin embargo agregó que “esto traerá beneficios económicos, así como retos regulatorios en los diferentes sectores de la economía”.
Rojas señala que frente a este panorama, resulta necesario buscar una forma de regular estos servicios sin que se “acabe con la innovación y el efecto de la tecnología”.
Mientras tanto, desde el Ministerio TIC se adelantan estrategias para avanzar en la Economía Digital y contribuir a acelerar la transformación digital del aparato productivo colombiano. “El Viceministerio TI se transformará en el Viceministerio de la Economía Digital y se puso en marcha el Observatorio sobre este tema, para que nos ayude a entender la realidad de la digitalización del país, para luego diseñar políticas e incentivos acordes con las necesidades de todos los sectores productivos”, explicó Luna.
Lo cierto es que el modelo de la economía compartida se impone no solo dando soluciones a problemas globales, sino también satisfaciendo necesidades de sectores. Aquí algunas de las tendencias actuales:
1. El ‘carpooling’ se impone
Hacer un recorrido de una manera cómoda y barata es cada vez más usual. No solo existen alternativas como Uber y Cabify, que ofrecen su servicio dentro de las capitales, sino que también hay iniciativas para realizar viajes largos de una ciudad a otra. BlaBlaCar, una plataforma de Francia que tiene presencia en 22 países, entre ellos Colombia, y Voy con Cupo, creada en nuestro país, son dos de las alternativas que permiten conectarse con conductores que tengan un cupo en su carro para ir a algún destino. En ambas se comparten los gastos, lo que, según los creadores de Voy con Cupo, logra un ahorro de hasta el 75 por ciento.
2. Comparta su casa con viajeros
Con cubrimiento en 192 países, Airbnb se encargó de marcar la tendencia de compartir espacios de las viviendas. Los beneficios son para todos los actores: los anfitriones ganan un ingreso extra y los viajeros, un alojamiento más económico. Por el mismo camino se inclinan servicios como couchsurfing (para dormir en el sofá) o nightswapping (al alojar en su casa, obtendrá ‘noches’ que después podrá usar para viajes). En el país existen opciones como Rumis, que le permite encontrar una habitación para vivir, ayudándolo a contactar con personas con hábitos parecidos.
3. Plataformas de ‘crowdfunding’
La mayoría de las ideas de mentes creativas en todo el mundo necesitan financiación. Por eso nacen iniciativas como Kickstarter y Verkami, que ofrecen a los creadores la posibilidad de publicar sus proyectos para que otras personas o empresas inviertan en ellos. Para ambos es necesario fijar una meta de financiamiento y un plazo. La persona solo recibirá el dinero si se logra recaudar el ciento por ciento de lo estipulado inicialmente. Pueden inscribirse en estas plataformas emprendedores con proyectos sobre arte, cultura, música, cine entre otros campos.
4. Chefs que cocinan para usted y otras opciones
Luego de tener problemas para encontrar un restaurante de comida típica en un viaje a Guatemala, Noah Karesh decidió crear un sitio web para que chefs interesados en dar a conocer sus creaciones culinarias reciban invitados en su casa que estén dispuestos a probarlas. Vizeat ofrece otras modalidades: deleitarse con un plato típico de la ciudad que visite, clases de cocina con anfitriones del sitio o un tour por panaderías, tiendas de vino o restaurantes. ¡Toda una experiencia cultural!
5. ¿Necesita un freelance?
Desde diseñadores hasta servicios de cuidado de niños, clases de música o reparaciones. Existen plataformas en las que podrá ofrecer la realización de toda clase de servicios o buscar el trabajo brindado por otros. Upwork, que se enfoca en temas de desarrollo de software y marketing digital, es una opción. Para que su perfil sea aprobado, se realiza un proceso de investigación en el que se verifica toda la información. Cronoshare, una empresa española que cuenta con más de 700.000 profesionales, y Taskrabbit, que también ofrece trabajos temporales, hacen parte de la lista.
TECNÓSFERA
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