Detrás de cada negocio hay una idea, un sueño y un impulso. Sin embargo, muy pocas pequeñas empresas están preparadas para sobrellevar una crisis, y mucho menos una como la que está viviendo el mundo entero por la pandemia de covid-19. Sin embargo, hoy existen cientos de herramientas tecnológicas, como las redes sociales, que se han convertido en espacios de alivio para seguir comercializando sus productos y servicios.
Según recientes reportes de Google, en Colombia, el 75 por ciento de los consumidores acuden a internet para iniciar o finalizar un proceso de compra.
Por lo tanto, el comercio electrónico se ha convertido en una oportunidad gigante para que miles de empresarios en el país den el salto digital. No obstante, para dueños de pequeñas empresas ha sido todo un reto dar el vuelco hacia la tecnología de una forma tan repentina.
Desde la Cámara Colombiana Electrónica de Comercio (CCCE), cuenta su directora, María Fernanda Quiñones, se han comenzado a promover diferentes protocolos para apoyar a las empresas que actualmente están optando y adoptando el canal del comercio electrónico.
Y desde el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic) también se están presentando iniciativas como la que trabajó en conjunto con la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la empresa Kolau, con la que buscan, por medio de un plan de digitalización, que micros, pequeñas y medianas empresas (mipymes) puedan entrar al mundo digital.
Esto mediante una plataforma en la que dueños de tiendas de barrio, panaderías, droguerías y demás pequeños empresarios pueden crear de forma gratuita y en menos de 15 minutos una página web en la que pueden depositar los productos y servicios que ofrecen a sus clientes para que estos puedan hacer su pedido desde sus casas. Además, también pueden activar el servicio de georreferenciación para que aparezcan en el sistema de mapas de Google y tengan un mayor alcance.
Este espacio virtual crea alianzas y fortalece los núcleos alrededor, son gestores de ideas que promueven volver a lo humano y lo simple para encontrar el bienestar colectivo
Las redes sociales han sido la forma más directa y concisa para comercializar a la distancia. Desde Facebook, algunos usuarios tomaron la iniciativa de crear grupos en los que se pudieran publicar sus productos y en los que de forma solidaria tanto usuarios como negocios se ayuden para salir adelante.
ESSE ES, explica Estefanía Sokoloff, su fundadora, es una comunidad innovadora y creativa que fomenta la economía de la empatía para generar el principio de la sostenibilidad. “Sobre todo en esta época, el grupo escucha, apoya y fortalece a los emprendedores. Este espacio virtual crea alianzas y fortalece los núcleos alrededor, son gestores de ideas que promueven volver a lo humano y lo simple para encontrar el bienestar colectivo”, agregó.
El grupo fue creado el 5 de febrero de 2020, cuando apenas comenzaba a propagarse de forma masiva el covid-19, y ya tiene más de 42.000 personas que participan activamente, se encuentran en las principales ciudades del país y, aparte, están cruzando fronteras con personas que se han venido uniendo a la comunidad en países como Estados Unidos, España, México y Canadá.
En el grupo hay desde productos de primera necesidad hasta cosméticos y artículos de recreación. Según su creadora, la idea es que el grupo se siga fortaleciendo y que, aún después de que pase la crisis, pueda seguir cumpliendo la función de conectar necesidades con servicios y productos que las puedan suplir.
Alirio Ardila trabajaba en una empresa de comunicaciones y publicidad y tenía un empleo estable. En parte, según cuenta, llevaba una vida tranquila, con un buen sueldo y sin muchos más problemas. Sin embargo, siempre estaba muy metido en el mundo de la cocina y la culinaria. Entonces un día, un chef en un hotel en el que se encontraba le preguntó si alguna vez la había cocinado.
Desde ese día comenzaron una idea y un sueño. Ardila se reunía con sus amigos y hacía paellas. Hasta que un día le preguntaron si se le medía a preparar una paella para el cumpleaños de la mamá de un compañero, y ahí nació 48 Paellas, un emprendimiento en el que Ardila iba a las casas de las personas a preparar este plato y vendía una experiencia en familia.
Pero con la cuarentena y el aislamiento obligatorio decretado desde la Presidencia, su negocio se fue para el piso, puesto que ya no se podían hacer reuniones, no podía ir a las casas de los clientes, y en ese momento se presentó un momento de crisis en el que no sabía qué hacer porque aquel era su único sustento.
Múcura es otro emprendimiento que nació, cree su fundadora. Madeleine Barrera, en un mal momento. Se trata de un pequeño negocio que vende accesorios para mujeres hechos a mano con arcilla polimérica, pero que antes de poder iniciar sus ventas en un local, o una campaña de marketing, tuvo que dar el salto a la virtualidad a través de sus redes sociales.
Por su parte, Catalina Osorio, una reconocida chef de la ciudad y que cuenta con una empresa de cáterin –Catalina Catering–, se vio en una encrucijada cuando empezaron a cancelar eventos para los que ya había sido contratada como responsable de preparar la comida, y hasta nuevo aviso no sabe cuándo pueda volver a ejercer su trabajo como lo venía haciendo desde hace muchos años.
Cada uno, aunque son diferentes, encontró en las redes sociales una opción para sacar adelante a sus negocios. 48 Paellas, que estaba centrado en vender una experiencia, comenzó a sacar platos a domicilio que promocionaba a través de su Facebook; las personas les escribían, y ellos despachaban; aunque no lo había pensado nunca, una red social se convirtió en su principal canal de comunicaciones.
Madeleine también tuvo que adaptarse a la coyuntura y hacer de las redes sociales su aliado central para sacar su negocio adelante. Según cuenta, ha logrado no solo mantener sus ganancias, sino que habido un aumento del número de accesorios que ha vendido.
En el caso de Catalina, esta es la primera vez que se acerca a las redes sociales y ha visto en las transmisiones en vivo una forma de innovar la manera como hacía mercadeo. Y en los canales de comunicación que se crean en las redes sociales, un espacio para dar a conocer sus productos de comida a domicilio y que más los puedan comprar.
A muchas personas que nunca habían tenido contacto con las redes sociales, ahora se les volvió el día a día. A la gente le tocó meterse a la fuerza, y ahora los colombianos resultaron nativos
“A muchas personas que nunca habían tenido contacto con las redes sociales, ahora se les volvió el día a día. A la gente le tocó meterse a la fuerza, y ahora los colombianos resultaron nativos y es una gran oportunidad para las pequeñas empresas”, dice Juan Pablo Consuegra, gerente de Facebook en Colombia.
Consuegra es enfático en que la importancia de las redes sociales es que son espacios en los que se conecta la oferta con la demanda de una forma orgánica. Y que prácticamente todas las personas pueden ingresar a estas plataformas.
“Cualquier pequeño empresario que comercialice en una red social encuentra una generación enorme de demanda que en otras circunstancias sería casi imposible lograr. Allí todos pueden contar sus historias, y esa es la razón por la que estoy convencido de que todos pueden contar a sus audiencias lo que hace”, agregó Consuegra.
En cuanto a los beneficios que obtiene un pequeño empresario a través de las redes sociales, uno de ellos es que hay, por lo menos en el universo de Facebook (WhatsApp, Instagram y Messenger), cerca de 35 millones de usuarios en Colombia que buscan suplir sus necesidades.
Así mismo, las redes sociales representan un espacio en el que cada usuario puede dar su opinión, recomendar y hacer que la red aumente.
“Los usuarios tienen hoy unas características muy diferentes, están en sus casas, tienen una línea de consumo diferente a la que tenían hace dos o tres semanas”, expresó Consuegra.
Entre las iniciativas solidarias que se han presentado las últimas semanas, se encuentran también las publicaciones en Twitter de personajes que acumulan un buen número de seguidores y que de forma gratuita han recomendado diferentes empresas que prestan servicios que van desde utensilios médicos, alimentos y productos de primera necesidad hasta consolas y entretenimiento.
Según Consuegra, esta crisis ha hecho que la brecha digital disminuya y que miles de personas que no habían contemplado internet como una forma para promover sus ventas estén dando el salto hacia la digitalización. Y concluye con que la solidaridad y el apoyo entre las personas han sido claves para que muchos emprendedores puedan seguir adelante con sus negocios y sobrelleven la crisis.
Juan David Morales @juandamo07
Redacción Tecnósfera