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Robot colombiano para tiempos de pandemia

Nico mide 1,70 m de alto, 35 de ancho y 44 de fondo. Es programable por una ‘app’ llamada Kbinet Zero Infections, desarrollada por la firma que lo creó.

Nico mide 1,70 m de alto, 35 de ancho y 44 de fondo. Es programable por una ‘app’ llamada Kbinet Zero Infections, desarrollada por la firma que lo creó.

Foto:Human Bionics

Un equipo de ingenieros creó un robot 100 % colombiano para limpiar grandes espacios de bacterias.

Gloria Helena Rey
Cuando comienzan a abrirse restaurantes, centros comerciales, colegios y universidades en todo el país, Nico, el robot colombiano, podrá no solo desinfectar esos espacios a bajo costo, sino también las clínicas y quirófanos para proteger a quienes nos sirven o cuidan de la vida de los miles de infectados por el covid-19.
Se trata del primer robot garantizado para ese fin con patente colombiana, que también aliviará significativamente los costos que tendrían otros dispositivos similares que se venden en Estados Unidos, Finlandia o Singapur, por ejemplo.
El robot, que tiene una altura de 170 centímetros, 35 de ancho y 44 de largo, es un dispositivo IOT (internet de las cosas, por su sigla en inglés), de alta tecnología y programable mediante una app específica, la Kbinet Zero Infections, que desarrolló la empresa que lo creó, Human Bionics.
Arrendar a Nico cuesta desde 25.000 pesos la hora, y comprarlo, 35 millones de pesos, contra los 600 millones que valdría un dispositivo similar en el mercado internacional.
En Colombia se promueven algunos robots con servicios similares a los de Nico, dicen sus artífices, pero aseguran que no se ha investigado realmente la radiación que producen ni se han hecho pruebas técnicas específicas sobre su efectividad real.
La garantía que da sobre Nico la empresa es que “cuenta con espectrofotómetro de radiación UVC (luz ultravioleta C) profesional para certificar la efectividad y garantizar el área que puede cubrir el robot para neutralizar los virus”, dice a EL TIEMPO el ingeniero industrial Carlos Andrés Escalante, director general de la firma, que se especializa en inteligencia artificial.
Explica que el robot nacional “es súper efectivo a 2 metros a la redonda, lo que significa que puede barrer 16 m² por segundo cuando camina por las zonas a desinfectar y que puede repasar varias veces”.
También, que “la radiación que emite alrededor de 2,5 metros a la redonda es altamente potente y segura en el momento de la desinfección. Los rayos ultravioleta garantizan la limpieza en un 99,99 por ciento y además tiene otras ventajas: es ecológico porque no utiliza químicos, es seguro porque la radiación está comprobada por la International Ultraviolet Association y es altamente eficiente porque tiene una batería recargable, con una autonomía de más de 6 horas de uso continuo y con posibilidad de autorecarga mientras va caminando”.
No obstante, aunque Nico puede emplearse en quirófanos, centros comerciales, restaurantes, supermercados y sitios de aglomeración, Escalante advierte que debe activarse cuando esos lugares estén vacíos, pues “la luz ultravioleta C puede ser perjudicial para el ser humano”.
Este es el primer robot inteligente que produce Human Bionics, pero la empresa asegura que cuenta con un equipo lo suficientemente experto como para crear este y otros dispositivos de alta tecnología.
Empero el funcionamiento de Nico es sencillo. “Se prende (ON), se activa la app, se conecta por bluetooth, se ajusta el tiempo de desinfección y la ruta, y el robot comienza a hacer su proceso una vez la persona se aleja y da play”.
El robot se apaga dependiendo del número de horas que se le programen para que desinfecte un espacio. “Nosotros tenemos un medidor de radiación UVC y por esto garantizamos la potencia y podemos comprobarlo científicamente siempre que el cliente quiera verlo. El robot, con sus 12 lámparas de 55 W cada una, genera una radiación superior al doble de la que se necesita para garantizar una potencia del 99,99 por ciento por donde pase”, afirma el ingeniero Escalante.
Nico, que no es un nombre cariñoso ni familiar, como lo sería para alguien llamado Nicolás, significa “Notificación, Individual de Caso Negativo Obtenido” porque sus rayos ultravioleta tienen radiación suficiente para destruir en pocos segundos cualquier virus, incluido covid-19.
El robot colombiano, hecho en acero inoxidable en un 98 por ciento, se vende tanto local como internacionalmente y Human Bionics asegura que puede enviarlo a cualquier parte de Colombia o del mundo donde lo necesiten. Además de que la empresa tiene capacidad para producir unos 10 dispositivos al mes.
Las ventajas que tendría el comprador serían, entre otras, que adquiere un dispositivo inteligente y automático de desinfección que puede garantizar la limpieza hasta de los lugares de difícil acceso, lo que genera mejor calidad de vida y da más seguridad a quienes trabajan en hospitales o centros comerciales, por ejemplo.
La otra ventaja sería que Nico es un producto hecho en Colombia y como tal cuenta con asistencia y asesoría local, lo que no sucedería con un dispositivo importado.

Por qué se hizo

El robot colombiano se hizo porque los expertos de Human Bionics observaron que “muchas enfermeras y empleadas de aseo pasaban sus manos por quirófanos y sitios varias veces al día y, también, porque se dieron cuenta de que los hospitales locales no invierten en tecnología segura para evitar el contagio de sus empleados y que estos contagien a los demás”.
Decidieron crear a Nico para servir y proteger al personal. A partir de ahora, nadie tendrá que manipular elementos inseguros, se reducirán los riesgos para los empleados y se los estará protegiendo mientras hacen sus trabajos. “Creemos que hay que pensar en las personas que nos apoyan y nos dan todo su esfuerzo y su vida para que estemos bien”, explica Escalante.
Nico, que es una creación en equipo, fue construido pieza por pieza por más 10 especialistas y con materiales colombianos durante 60 días. Desde su diseño hasta la programación que controla al robot a través del hardware y le transmite los datos a la app Kbinet para que funcione fueron desarrollados por expertos de Human Bionics, con sede en Bucaramanga.
Lo único que no se hizo allí, porque hay proveedores que ya los tienen, fueron “los componentes electrónicos como resistencias, baterías, cables, etc.”, revela Escalante.
“El robot se enciende con la app Kbinet, que desarrollamos y puede ser manipulada por un usuario y programarlo desde fuera de su rango de radiación, ya que está conectada por bluetooth a Nico. A las personas que lo usen y estén cerca les recomendamos usar una pared de metacrilato para que los rayos no pasen a su piel”, añade.
El robot ya fue ensayado con éxito en clínicas, restaurantes y otros sitios y sus creadores buscan hacerlo también en lugares como supermercados, donde las personas manipulan los productos y los convierten en focos de virus y bacterias.
“La luz UVC está comprobada científicamente que actúa eficientemente sobre los objetos en un 99,99 por ciento, y no como los químicos que dan una falsa sensación de seguridad y no se ha comprobado si funcionan o si dañan la salud de las personas al respirarlo”, resalta Escalante.
Human Bionics también ha desarrollado otros dispositivos como Anda, unas gafas especiales que mejoran la calidad de vida y ayudan a caminar mejor a quienes padecen de enfermedades degenerativas como el párkinson.
El invento, cuya patente fue homologada a nivel mundial, fue premiado por la Movement Disorders Association (Asociación de Desórdenes del Movimiento) en Australia en el 2013 “por crear una de las alternativas más importantes de ayuda para vencer al párkinson en los últimos años”.
Según datos de la Federación Internacional de Robótica, la demanda de robots ha aumentado considerablemente desde el 2010 debido a la creciente tendencia hacia la automatización y a las continuas innovaciones técnicas de los robots industriales.
Las instalaciones anuales de esos dispositivos aumentaron en un 19 por ciento en 2013 y 2018, y el promedio de robots vendidos fue de 115.000 unidades entre el 2005 y 2008, que se redujo con la crisis y luego se recuperó dos años después al registrar ventas de 120.000 unidades.
Las ventas fueron creciendo hasta antes de la actual pandemia y alcanzaron las 254.000 unidades en el 2015, 300.000 al año siguiente y 400.000 en el 2017.
Con el acelerado avance de la inteligencia artificial en nuestro medio solo podríamos desear, en los complejos momentos que vivimos en el mundo, que se cumplan los deseos del científico ruso Isaac Asimov y se cree un robot capaz de ser funcionario.
Se haría un gran bien a la sociedad, pues, como afirmaba Asimov, “las leyes de la robótica le impedirían dañar a un ser humano, lo incapacitarían para la tiranía, la corrupción, la estupidez y el prejuicio”.
GLORIA HELENA REY
Especial para EL TIEMPO
Gloria Helena Rey
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