“El oso es carnívoro y si se encuentra a una vaca la mata”, dice Daniel Rodríguez, director de la Fundación para la Investigación, Protección y Conservación del oso andino, Wii. Esta es una realidad que se debe enfrentar pues es aquí donde nace gran parte del conflicto entre el oso y el ser humano. Pero esta especie es también carroñera, recalca el experto. “Muchas veces se lo encuentran comiéndose la vaca pero resulta que ya se había muerto y en la mayoría de los casos le echan la culpa”, explica.
Autoridades y expertos coinciden en que este conflicto se da por un manejo inadecuado de la ganadería en la montaña. “Llevan las vacas y las sueltan en la parte alta, los animales están abandonados 15 días y luego se encuentran con que la ha matado el oso”, afirma.
“Aquí es donde debería estar la educación ambiental, todo se conjuga de tal manera que para evitar que el oso mate una vaca, se debe manejar mejor al ganado y para evitar que se le cobre el Estado, que no tiene por qué pagarla, se debe mejorar la condición productiva campesina”, dice Rodríguez.
Irene Aconcha, del grupo de Planeación y Manejo de Áreas Protegidas de Parques Nacionales Naturales de Colombia, afirma que se trata de “tener un buen manejo ganadero, no dejar los animales solos, tenerlos en encierros, en corrales y estarlos vigilando”.
Pero tampoco se puede estigmatizar al campesino, dice Ángela Parra, investigadora y bióloga de Parques Naturales. “No se le puede catalogar de malo y que no conserva. Es difícil porque siempre ha estado enseñado a hacer ganadería y le dicen que no puede seguir cuando tiene una familia que alimentar. Queremos ver por qué un campesino puede llegar a tomar la decisión de matar un oso cuando esa vaca que mató era su ahorro de los 15 años de su hija o la educación de su hijo para ese año”, comenta.
Acabar con esta problemática y garantizar una sana convivencia entre la especie y las comunidades es una tarea urgente, que requiere una acción interinstitucional, educativa y de colaboración. Si el oso se extingue la regeneración y renovación del bosque va a ser cada vez más lenta.
“Él come frutas y defeca las semillas por todos lados y así siembra de nuevo. Es jardinero, te cuida el bosque y es ahí donde se produce el agua. Donde hay osos hay bosque, donde hay bosque hay agua, y donde hay agua hay vida”, recalca Rodríguez.
Es un animal bastante peludo que se mueve por bosques cerrados y espacios abiertos. Va recolectando polen en su pelo y lo va dispersando en las plantas
El médico veterinario Orlando Feliciano, director de la Fundación Bioandina y quien tiene un centro de rehabilitación para osos en Guasca, (Cundinamarca), asegura que otra de las funciones que cumple esta especie se relaciona con la polinización de los bosques. “Es un animal bastante peludo que se mueve por bosques cerrados y espacios abiertos. Va recolectando polen en su pelo y lo va dispersando en las plantas”, explica.
“También por su tamaño, siendo uno de los mamíferos más grandes que tenemos en nuestros ecosistemas andinos, va abriendo espacios, y eso permite que muchas de las pequeñas vegetaciones que necesitan de la luz puedan nacer y competir con otras especies de gran tamaño”, señala.
Robert Márquez, investigador y director del programa de osos andinos en Colombia de Wild Life Conservation Society (WCS), señala que la desaparición de la especie significaría que los ecosistemas se quedarían sin uno de sus principales aliados. El experto hace una analogía de lo que representaría su extinción: “El planeta es como un avión mi pregunta es si tú volarías en un avión que todos los días pierde un tornillo, eso es la pérdida de una especie, es un tornillo que no sabemos cuando va a hacer que el avión se caiga”.
Ana María Velásquez Durán
Redacción Tecnología
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