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'Ya no debemos enseñar conocimiento, sino valores': gurú en innovación
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David Roberts es experto en disrupción e innovación.

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Singularity University

'Ya no debemos enseñar conocimiento, sino valores': gurú en innovación

El experto David Roberts habló con EL TIEMPO.

David Roberts es considerado como uno de los expertos más relevantes en innovación a escala global. Oficia como vicepresidente de la Singularity University. Asimismo, ostenta un título en ciencias de la computación del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y una maestría en administración de negocios de la Escuela de Negocios de Harvard. Ha sido emprendedor y sus negocios han obtenido apoyo financiero por más de 100 millones de dólares. 

Dentro de los emprendimiento apoyados por Roberts, se encuentran Halo Drop, una compañía que brinda asistencia en situaciones de crisis con ayuda de una flota de drones. También forma parte de la junta directiva de 1Qbit, una firma especializada en desarrollar software para computadores cuánticos.

Será uno de los principales conferencistas de Expogestión 2016, un evento enfocado en las oportunidades que ofrece el sector empresarial que se lleva a cabo hoy en Bogotá -es organizado por EL TIEMPO y Portafolio-, y también participará en el Foro de Líderes Empresariales 2016, una iniciativa de la Asociación Colombia de Contact Centers y BPO,  que se celebrará el 21 de octubre en el Hotel JW Marriot.

EL TIEMPO habló con David Roberts para conocer algunas de sus posturas con respecto a la tecnología, la educación y los avances disruptivos.

¿Qué conjunto de habilidades debemos enseñar en los centros educativos para incentivar la innovación?

La mayoría de enseñanzas impartidas a los estudiantes hoy en día no son útiles para el futuro. Se maneja un currículo anticuado, que ha estado vigente por cincuenta años, por un siglo. Los conjuntos temáticos abordados en las escuelas han sido apenas modificados con el pasar de las décadas. Como adultos, debemos preguntarnos: ¿Cuánto de nuestra educación formal se relaciona con nuestro éxito en la vida? Mi creencia es que las cosas que de verdad determinan nuestro éxito guardan relación con nuestros valores, como la honestidad, la integridad, el liderazgo y la compasión.

En el futuro la inteligencia emocional será más relevante que la inteligencia intelectual ¿Por qué? Veinte años atrás, la información era escasa, pero internet ha derivado en una abundancia de conocimiento de acceso fácil y gratuito. Ello me lleva a reflexionar que tal vez no debamos concentrar nuestros esfuerzos en transmitir conocimiento sino en inculcar valores.

Internet también ha derivado en que haya una mayor veeduría con respecto a nuestra gestión y la de otros. Hay mayor transparencia que nunca. Muestra de ello es Uber.  Si la calificación de un conductor es menor a 4,6, la compañía entra a contemplar su remoción del sistema. En el pasado, un taxista podía brindar un mal servicio y ello apenas tenía repercusiones para su futuro. Ahora no es así, ahora hay un sistema para medir tu rendimiento. Lo que significa que valores como la integridad, el buen servicio y la honestidad son más relevantes que nunca.

¿Cuáles tecnologías cambiarán nuestro futuro?

Cualquier avance basado en información, algo que yo llamo tecnologías exponenciales. La mayoría de las personas conocen la robótica y la inteligencia artificial, pero también debemos añadir a la lista la nanotecnología, la biología digital y la biología sintética. A eso se suman fenómenos apalancados en internet, como las criptomonedas, y los nuevos modelos de tecnología financiera (conocidos como Fintech).¿Cree que la robótica podría cambiar el panorama laboral en las próximas décadas?

Si somos estrictos, los robots llegarán a un nivel de sofisticación tal que podrán ejecutar cualquier labor existente. Podrán reemplazarnos en cualquier campo. La verdadera pregunta es: ¿qué trabajos no querremos que los robots hagan por nosotros? Cualquier oficio que requiera decisiones que afecten a los humanos, que suponga posiciones de liderazgo. No queremos ni presidentes robots ni alcades robots.

Muchas personas le temen a la automatización porque eso podría implicar que desaparezcan sus trabajos...

Hace 150 años, la mayoría de nosotros éramos granjeros y cuando las máquinas llegaron, nos preocupamos porque aquellos artefactos nos arrebatarían nuestros trabajos. Es cierto, todo cambió, ahora solo alrededor del 2 por ciento de nosotros trabajamos en áreas rurales, pero se crearon nuevos oficios que, en aquellos tiempos, las personas no se podían ni imaginar. El trabajo más común, hoy en día, en los Estados Unidos, es conductor de camión, por ejemplo. Ahora existe la opción de trabajar en redes sociales, de desarrollar aplicaciones o sitios web y son trabajos mucho mejores que sentarse todo el día a contemplar un cultivo.

En el futuro debemos eliminar todos esos trabajos que no son interesantes ni divertidos para los humanos y debemos centrarnos en trabajos que todos amemos, donde todos podamos ser creativos, innovadores y apasionados. Debemos abrazar el futuro porque traerá oportunidades y abundancia.

¿Cree que debemos temer a la inteligencia artificial?

No veo las tecnologías como amenazas, pero sí a lo humanos. Puedes usar fertilizante para ayudar a que crezcan las plantas o para fabricar bombas. La tecnología nos servirá para llevar la educación a más lugares, para curar enfermedades, para brindar comida y agua poblaciones de bajos recursos y para mejorar el sistema de salud. Habrá algunas personas que usen los avances de manera inapropiada, es natural e inevitable, y tendremos que lidiar con ello.

Sobre innovación

¿Cómo se puede promover la innovación en compañías de gran tamaño y antigüedad?

La innovación debe ser un departamento tan relevante como el de mercadeo, el de ingeniería o el de ventas. Pero, ojo, no todos los miembros de una empresa deben trabajar en innovación.Debe haber un equipo enfocado en esa labor con un líder encargado de solicitar, recolectar y filtrar ideas para que no se gaste energía y tiempo en proyectos que no van a traer ningún resultado significativo.
 
Se debe separar el equipo enfocado en implementar mejoras a las líneas de producto existentes (estos se encargan de innovación sostenible) de aquel encargado de generar ideas disruptivas, diferentes.
Los primeros son adversos al riesgo, los segundos son más temerarios. Su miedo es a perderse oportunidades y deben ser manejados de otra forma.

Dicho esto, es la innovación debe ser un foco de la compañías, sin importar su tamaño, porque el mercado está avanzando a mayor velocidad nunca vista antes.

¿Cuál es la diferencia entre un avance revolucionario y uno disruptivo?

Revolucionario es aquello que es nuevo y diferente. El carro, cuando llegó por primera vez al mercado, fue revolucionario, fue muy diferente a los caballos. Pero, créanlo o no, no fue disruptivo por treinta años porque nadie tenía el dinero suficiente para comprarlo. Lo disruptivo es lo que logra cambiar todo un mercado porque es adoptado por mucha gente. 

¿Qué tipos de modelos disruptivos existen?

Muchos, pero me concentraré en explicar dos. En la disrupción clásica, se lanza un producto que es peor que muchos otros existentes en el mercado. Esto lleva a que sea ignorado por los grandes jugadores del sector y facilita su crecimiento en ciertas regiones. Cuando la empresa desarrolladora empieza a buscar mayores ganancias, pule las falencias. Así le pasó a Toyota. Empezaron con autos que eran una basura y nadie les dio relevancia. Después de crecer en ciertas regiones, empezaron a mejorar los automóviles y ahora son una marca asociada con calidad. Esa es la disrupción tradicional y es la que ha prevalecido por las últimas décadas.

Uno de las nuevos tipos de disrupción que vemos se llama “disrupción premium”. En este modelo, se lanza un nuevo producto o servicio al mercado que es, de hecho, mejor que los competidores. Ocurrió con Starbucks. Cuando aparecieron, su café era mejor que el de cualquier otro lugar (excepto en Colombia, puedo imaginar) y la experiencia que ofrecían en sus tiendas también era mejor. A diferencia de la disrupción tradicional, en este caso, el producto era más costoso. No empezaron en un mercado pequeño sino que atacaron todos los mercados de inmediato.

Son disrupciones peligrosas para otras empresas porque irrumpen con novedades difícil de copiar. Suelen suscitar negación por parte de sus rivales, tal como ocurrió cuando el iPhone fue lanzado y Microsoft lo menospreció. Es un tipo de ruptura de lo establecido que ocurre cada vez más a menudo y su impacto es tan repentino que nos puede enceguecer y confundir.

ÉDGAR MEDINA
Redacción Tecnósfera
@EdgarMed en Twitter
leosil@eltiempo.com

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