Es una de las escenas más representativas de la noche bogotana: dibujada contra los cerros orientales, la silueta de la Torre Colpatria se ilumina como una pantalla en la que se ven mariposas amarillas, el tricolor de la bandera o, por estos días, motivos alusivos a la Navidad.
Pero la ‘pantalla’ es en realidad la suma de 827 tiras flexibles de 15 metros, cada una con 50 nodos LED RGB, que cubren las cuatro caras del edificio, entre los pisos 12 y 46. En total, son más de 40 mil fuentes de luz.
Un dato poco conocido es que la torre tiene mayor densidad de luces en la parte de arriba, por ser esta la más visible. El sistema le da la capacidad de reproducir contenidos a 30 cuadros por segundo en una resolución de 401 x 92.
Según Andrés Sánchez, especialista de iluminación de Phillips, “el producto es flexible (…), cada elemento tiene un IP independiente que se carga en el 'software' de composición que genera lo que nosotros llamamos un ‘mapa’, y otorga a cada punto un puesto en el espacio”, esto, con el objetivo de transmitir el color a cada LED en tiempo real para producir la imagen.
Cada nodo debe tener la distancia necesaria para producir el efecto de persistencia retiniana, para que los puntos inmóviles compongan una imagen en movimiento. El efecto, agrega el diseñador, es apreciable a 30 metros de distancia de la Torre.
Una de las características más importantes del sistema de luces es su aplicación móvil, la cual le permite a los encargados de su operación apagarlo o prenderlo e, incluso, modificar contenidos desde un celular.
Un sistema de color inteligente se encarga, de manera autónoma, de adecuar la intensidad de luz de acuerdo a la hora del día y prevenir asegurarse de que no se produzcan brillos excesivos que puedan afectar al ojo humano.
El primer intento por iluminar la fachada de la torre Colpatria ocurrió en 1998. En esa época se usaron proyectores de Xenón para ‘colorear’ el concreto blanco. Pero ese sistema, aunque vistoso, no permitía jugar con motivos ni transmitir algún tipo de mensaje.
“Desde ahí empezamos a montar banderas porque se podía dividir por partes y ponerle colores. Cuando salí por el norte y vi la torre como píxeles, me di cuenta que si apagaba algunas luces podía ver un árbol de Navidad, pero no era tan fácil de hacer, ahí se veía un triángulo porque no tenía la misma resolución de ahora”, recordó Donar Cortés, administrador de contenidos de la Torre Colpatria.
JUAN SEBASTIÁN GÓMEZ
REDACCIÓN TECNÓSFERA
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