Si hay un punto débil o difícil de equilibrar cuando se ejecuta una idea para convertirla en un emprendimiento exitoso es la parte de las finanzas, las cuales se convierten en la columna vertebral para que se consolide el negocio y no termine siendo un fracaso.
Son varios los puntos que hay que tener en cuenta para lograr unas finanzas estables que ayuden a que el proyecto crezca.
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Una de las cosas que puede hacer toda la diferencia, señala Mateo Abreu, fundador de la plataforma Spice Wise, que brinda asesoría financiera a más de 100 empresas en el país, es el proyeccionamiento.
Esto permite que los emprendedores tengan claro en un mediano y largo plazo hacia dónde quieren llegar y qué quieren conseguir y no se queden en el día a día apagando los incendios que salgan.
“Muchas personas tienen su idea de negocio y empiezan a operar, sin contar con proyecciones mínimas de un año. Ahí es donde empiezan los problemas, porque no tienen en cuenta todos los factores. Hay que proyectar metas de ingresos, costos y gastos”, precisa.
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Para esto hay que desglosar cada uno de los componentes, desde cuánto se espera en ventas durante el periodo de tiempo que se plantea, teniendo en cuenta los diferentes canales que utilicen, así como los costos variables y fijos. Entre más detallista sea, mucho mejor.
“A veces las personas olvidan incluir costos añadidos como lo que cuesta el uso de plataformas digitales, las comisiones que ellos reciben, incluso el uso del datáfono o pasarelas de pago. No es solo el costo del arriendo o nómina para determinar el costo total”, asegura Abreu.
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En el caso de las startup, indica la experta, uno de los errores más comunes en esta fase es el de “hacer proyecciones muy ambiciosas que no se cumplen.
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En esto también coincide Juana Barco, CEO de Backstartup, una plataforma tecnológica especializada en asesoría de contabilidad, quien indica que en muchos de los procesos no se toman en cuenta los gastos asociados a la adquisición de nuevos clientes, como la pauta o el costo de empleados del equipo de ventas.
“Esto genera problemas en el flujo de efectivo, lo cual hace que los negocios se queden sin dinero rápidamente”, detalla Barco.
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En el caso de las startup, indica la experta, uno de los errores más comunes en esta fase es el de “hacer proyecciones muy ambiciosas que no se cumplen. Esto hace que los negocios se queden sin capital antes de obtener los resultados necesarios para levantar otra ronda de inversión”.
Por esto es importante aterrizar todo a través de unit economics, que no es otra cosa que el cálculo de los ingresos directos y el costo asociado con cada cliente. Para ello hay que contemplar el CAC, que es el costo de adquisición de clientes, que responde a cuánto le cuesta al emprendimiento atraer un nuevo comprador o usuario, y el LTV (life time value, por sus siglas en inglés), que permite determinar los ingresos que generará cada cliente a lo largo de su vida.
Por otro lado, asegura Abreu, es fundamental que los emprendedores presten mucha atención al flujo de caja y entender todas las alternativas que hay para eso. Una de las fuentes principales son los clientes.
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Pero hay algunos casos en donde los negocios tienen ventas grandes con facturas a tiempos largos que pueden ocasionar problemas en la liquidez, pero hay alternativas como el factoring, que le permite a la persona vender la factura a empresas que después se encargan de cobrar el dinero en el plazo establecido, pero reciben inmediatamente el pago descontando un pequeño monto.
Otra forma es el crowdfunding para negocios, en donde puede presentar la idea a través de una plataforma y las personas pueden adquirir el producto con meses de anterioridad, lo cual permite adquirir ingresos anticipados y la seguridad de la compra.
Muchas personas tienen su idea de negocio y empiezan a operar, sin contar con proyecciones mínimas de un año. Ahí es donde empiezan los problemas, porque no tienen en cuenta todos los factores
Llegar al punto de equilibrio representa un momento clave en el emprendimiento, es decir, que el proyecto gane más de lo que gasta. Hay que tener claro que no hay un tiempo estándar para todos, ya que varía de cada modelo y lo mejor es tener un meta realista de en cuánto tiempo se logrará alcanzarlo.
Aún así, detalla Barco, “una empresa de servicios o de consultoría típicamente alcanza el punto de equilibrio en un plazo entre 1 y 2 años”.
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Mientras que los negocios de e-commerce, como tienen una inversión inicial bastante grande, pueden tardar entre “2 y 5 años”.
Por último, “una startup digital que levante inversión tiene como objetivo principal el crecimiento exponencial (10 a 20 % mes a mes), así que siempre está dispuesta a gastar más de lo que gana con tal de crecer. Para este tipo de empresa, alcanzar el punto de equilibrio no es algo prioritario y puede tomar muchos años o décadas en ocurrir”, puntualiza Barco.
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