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Salud

Ansiedad: todo lo que hay que saber para enfrentarla y superarla

Hay claves para controlar la ansiedad. Pero, en
todo caso, es mejor consultar al médico.

Hay claves para controlar la ansiedad. Pero, en todo caso, es mejor consultar al médico.

Foto:123RF

Hay claves para controlar la ansiedad. Pero, en todo caso, es mejor consultar al médico.

José Mojica
Cuando alguien padece un episodio de ansiedad puede notar agobio, inquietud, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones... Incluso, en algunos casos extremos, puede tener tendencias suicidas.
“La ansiedad es una emoción natural que comprende las reacciones que tienen los seres humanos ante la amenaza de un resultado negativo o incierto. Este tipo de reacciones se producen ante los exámenes, al hablar en público, al sentirse evaluados, en situaciones sociales, o ante cualquier situación que nos resulte amenazante”, explica la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.
Según los especialistas, la crisis de ansiedad aparece bruscamente y alcanza su máxima expresión en los primeros diez minutos, tiempo en el cual se suceden al menos cuatro o más de los síntomas arriba descritos.
El psicólogo clínico José Carlos Baeza Villarroel, de la Clínica de la Ansiedad de Barcelona (España), ofrece algunos consejos para enfrentar una crisis.

Un sistema de alerta

La ansiedad es un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes, y su función –explica Baeza– es movilizar el organismo, mantenerlo alerta y dispuesto para intervenir frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias.
La ansiedad mejora el rendimiento y la adaptación al miedo, y actúa también como un sistema de prevención y defensa.
“El problema viene cuando la activación psicológica y fisiológica que acompaña a esta respuesta alcanza niveles muy altos, y ello se traduce en síntomas físicos y psicológicos que comprometen la salud”, dice el experto.

El problema viene cuando la activación psicológica y fisiológica que acompaña a esta respuesta alcanza niveles muy altos, y ello se traduce en síntomas físicos y psicológicos que comprometen la salud

¿Pero cuáles son los factores que hacen que este mecanismo funcione de forma alterada? Existen tres: los predisposicionales, los desencadenantes y los de mantenimiento; estos últimos, muy ligados a la gestión que se hace de la ansiedad. En los predisposicionales puede haber elementos biológicos, algunos de ellos genéticos, de personalidad o ambientales.
Dicho en otras palabras, hay personas que cuentan con un sistema de alerta más sensible, por un lado, y más complejo de desactivar una vez disparado, por otro. En cierto sentido, son personas que se encuentran regularmente en una especie de prealerta que condiciona su disposición hacia el medio –externo o interno–, la advertencia y el registro de determinados acontecimientos y la prefiguración de un tipo de respuestas –defensivas– como más probables.

Los activadores

En cuanto a los activadores o desencadenantes, desde la Clínica de la Ansiedad de Barcelona señalan aquellas situaciones o acontecimientos que son vividos como desbordantes de nuestros recursos; acontecimientos vitales de consecuencias graves o que exigen importantes esfuerzos adaptativos; obstáculos para conseguir logros o que limitan nuestra capacidad para alcanzarlos o mantenerlos, y consumo de estimulantes u otras drogas.
Las mismas fuentes refieren que, básicamente, la ansiedad procede de dos grandes tipos de problemas: en primer lugar, de la posible obstaculización o entorpecimiento de planes, deseos o necesidades, aún en desarrollo, cuya consecución es para nosotros importante o necesaria. Por ejemplo, la superación de un examen para acceder a un puesto de trabajo.
“En segundo lugar, del posible deterioro de objetivos que ya hemos alcanzado, logros con los que ya contamos o forman parte de nuestro estatus. Así, percibiríamos como amenazante la pérdida de la salud o el trabajo, explica el doctor Baeza.
En cuanto a los factores de mantenimiento, están el miedo al miedo; la pérdida de condiciones o facultades, por la propia ansiedad, que dificultan el afrontamiento de los problemas; las soluciones intentadas que resultan contraproducentes; la problematización de áreas inicialmente no conflictivas, como consecuencia de la propia ansiedad; el afrontamiento insuficiente o erróneo de los problemas origen de la ansiedad y el establecimiento de mecanismos fóbicos.
Este último grupo se desencadena porque los problemas originarios de ansiedad no se resuelven satisfactoriamente, o bien cuando la ansiedad alcanza límites de trastorno.

¿Cómo actuar?

“Normalmente, si no se ha llegado a tener problemas de ansiedad de suficiente importancia, se pueden dar consejos generales para prevenirla, pero si las alteraciones son de mayor gravedad, requieren tratamiento profesional específico”, indica el psicólogo clínico José Carlos Baeza. Por un lado, hay que aprender a manejar la ansiedad y, por otro, aprender a gestionar las fuentes y las causas que originan la misma y, entre las principales pautas a seguir, el psicólogo cita las siguientes:
1. Evitar la respiración superficial, intensa y rápida, conocida como hiperventilación, porque agrava la sintomatología ansiosa, genera un aumento de la sensación de ahogo y facilita el camino hacia las crisis de pánico.
En lugar de hiperventilar, se recomienda practicar la respiración abdominal: inspirar con tranquilidad durante varios segundos y luego expirar también de forma lenta.
2. Concentrarse en una lectura, un paisaje, una conversación, y no en los propios síntomas.
3. No tomar café u otros estimulantes, porque no favorecen nada, y tampoco alcohol, porque este último, aunque es un depresor del sistema nervioso, inicialmente reduce la ansiedad, pero en un plazo posterior aumentará las probabilidades de tener crisis de pánico.
PILAR GONZÁLEZ MORENO
EFE REPORTAJES
José Mojica
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