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Salud

‘Todavía nos cuesta pensar que la muerte es parte de la vida’

El derecho a morir dignamente no es sinónimo de eutanasia, sino que existen varios mecanismos.

El derecho a morir dignamente no es sinónimo de eutanasia, sino que existen varios mecanismos.

Foto:iStock

Núria Terribas Sala, especialista en bioderecho, habla sobre la Eutanasia en Colombia y el mundo. 

unidad de salud
La eutanasia es legal en Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Canadá y una parte de Australia. España acaba de cumplir un año de aprobada la ley que la permite y en América Latina Colombia es hasta ahora el único país que la ha despenalizado.
Al menos 157 personas decidieron acabar con su vida a través de este procedimiento en el territorio nacional, según cifras registradas hasta octubre de 2021 por DescLAB, Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Sin embargo, cada nuevo caso que se registra despierta un nuevo debate.
Núria Terribas Sala fue la ponente internacional de la Jornada de Investigación de posgrado de Medicina de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS) que se llevó a cabo el 29 de julio, es catalana, licenciada en derecho, especializada en el ámbito de la bioética y el bioderecho y ha sido parte del comité de asesores que ha orientado a Unidos Podemos, partido político español encargado de la elaboración del proyecto de ley para la aprobación de la eutanasia. En su visita a Colombia explicó por qué sigue siendo difícil hablar de eutanasia en un mundo que parece tan evolucionado.

¿Por qué a pesar de su legalización en diferentes países, es tan difícil hablar de la eutanasia?

La muerte no forma parte del debate en nuestra sociedad porque todavía nos cuesta pensar que la muerte es parte de la vida, aunque sea el último trance que todos tenemos que pasar. Yo creo que la reticencia es un tema cultural. Entrar en estos debates sobre la eutanasia y el derecho a la muerte digna requiere que la sociedad hable abiertamente de la muerte. Hasta que no hagamos ese clic incluyendo al ciudadano en sus casas con los de su entorno, será difícil que la sociedad entre en esto, incluyendo la legislación. Creo que hay que ir dando pasos en introducir el tema de la muerte como algo que hace parte de la vida.

Hay quienes consideran que la despenalización de la eutanasia es una ruta expedita para aumentar suicidios velados. ¿Qué opina?

Estoy en desacuerdo con esta afirmación. Creo que la persona que pide la eutanasia es porque ha hecho un proceso de maduración personal y porque está en una situación de sufrimiento importante, además lleva tiempo con ese sufrimiento. Entonces su intención no es un suicidio sin más, sino salir de este mundo con el concepto de lo que considera dignidad al final de la vida y en eso necesita ayuda. El suicidio como tal es un acto para mi muchas veces de crueldad porque la persona acaba falleciendo sin saber de qué forma y en qué condiciones, aquí lo que está pidiendo la persona es salir de este mundo con dignidad.

Hay corrientes que piensan que frente a la muerte solo la naturaleza puede actuar independiente de la condición de quien lo solicita. ¿Qué opinión le merece eso?

Yo creo que ese pensamiento es muy respetable, pero eso no quiere decir que sea extrapolable a todo el mundo o deba ser impuesto a los demás y ahí está la importancia de que una sociedad que ha evolucionado madurativamente en el respeto a los derechos de las personas, respete también esa pluralidad ideológica.
El que cree que solo Dios puede decir cuando es su punto final, nunca pedirá la eutanasia y es muy lícito, pero ¿qué hay de aquel que piensa que el punto final lo puede dictar él mismo porque su vida es propia? También deberíamos poder respetar eso. Yo creo que es buscar el punto de equilibrio de las cosas.

¿Cómo ha sido la experiencia de España en este primer año de aprobada la ley de eutanasia?

En junio cumplimos un año de entrada en vigor de la ley, que por cierto es una ley muy garantista y que establece un sistema de control previo a la realización de la eutanasia, a diferencia del entorno europeo.
En España el legislador da garantías de que a nadie se la aplicará la eutanasia sin todos los requisitos y los vistos buenos correspondientes, pero estamos viendo una desigualdad en la aplicación a nivel del territorio. La legislación permite disponer de la propia vida en determinado contexto o situación de sufrimiento, sin embargo, cada comunidad autónoma tiene la responsabilidad del desarrollo y la aplicación de la ley.
Algunas comunidades autónomas lo han aplicado rigurosamente y lo están haciendo bien, pero otras no, y muchas de las que no es por problemas ideológicos, porque el gobierno no está de acuerdo con la ley o porque es de un partido distinto al que aprobó la legislación y entonces han puesto muchas dificultades a la hora del desarrollo practico.
Aunque la ley reconoce la eutanasia como prestación universal para todos los ciudadanos del territorio nacional, unos tienen un acceso confortable con unos criterios que les facilita información desde su centro de salud, y en otros sitios están poniendo muchas dificultades.
Yo puedo hablar de Cataluña que es desde donde yo estoy y puedo decir que está funcionando bien, que los profesionales están colaborando y que no hay mucha dificultad de conciencia por parte de los profesionales en implicarse en ello y, a pesar de que no deja de ser un proceso difícil, hay una buena respuesta, estamos por encima de los 100 casos y creo que hay una buena aceptación por parte de la gente que ha tenido que verse en esa situación.

En Colombia la eutanasia es considerada un derecho fundamental y eso ha generado debate. ¿Usted qué opina?

En España también hay un debate sobre la interpretación del artículo 15 en el que dice que todos tienen derecho a la vida y los favorables de la eutanasia lo que significa que, así como todos tienen derecho a la vida, también todos tienen derecho a disponer de la vida cuando lo consideren.
Por otro lado, la constitución dice que debemos proteger la vida del otro en cualquier circunstancia y lugar, por lo tanto, cuando alguien decide que se la quiere quitar no es posible atender a su demanda. Paradójicamente en cambio, la legislación penal no castiga al suicida que no consigue su cometido.
En justicia y coherencia, si hacemos esa interpretación del derecho a la vida, al que intenta quitársela deberíamos castigarlo, pero en cambio no lo hacemos. ¿Por qué no habríamos de ayudar al que desea quitarse la vida con unas garantías de hacerlo bien? Si realmente creemos que ese derecho a disponer de la propia vida es un derecho fundamental, yo creo que hay que configurarlo también como un derecho fundamental en la expresión de poner punto final a la vida.

Frente a la eutanasia en los niños, ¿quién debería decidir dentro del contexto de la bioética?

La eutanasia es por petición de la propia persona y en el caso de los niños nunca serían ellos mismos los que la soliciten, serían los padres o terceros, por lo tanto, en la población infantil no cabe el concepto.
Si abrimos esa brecha, entonces podrían terceros pedir la eutanasia a nombre de otros y esa es una línea roja que no se quiere cruzar. La eutanasia solo puede ser solicitada por el paciente, nadie en nombre de otro.

La responsabilidad final en la eutanasia recae en los médicos y algunos consideran que dada su esencia de preservar la vida, es un contrasentido. ¿Qué opina?

No comparto esa afirmación porque creo que el cometido del médico es salvar vidas y propiciar la salud, pero también es prestar un acompañamiento al final de la vida. Cuando ya no hay nada que hacer o cuando una persona está en una situación donde ya no hay vuelta atrás y le queda mucho por delante, pero con gran sufrimiento, también el médico debería acompañar ese proceso, no solo con una sedación al final de la vida o con paliativos, sino también atendiendo la voluntad de la persona que le pide ‘ayúdeme a terminar’, y creo que esa configuración de que con el médico no va el tema hay que ir cambiándola también.

En situaciones en las que solo exista un médico que es objetor de conciencia, ¿cómo se debería actuar?

Ahí está la oportunidad para la administración. Tiene que organizar el sistema de modo que cuando hay un recurso sanitario donde solo hay un profesional y existe una solicitud de este tipo, hay que buscar el recurso adecuado en otro lugar, en otro territorio, buscar la alternativa para no dejar desatendida esa petición y a la vez poder respetar la objeción del profesional. Como estamos hablando de una situación que no es de urgencia vital, hay cierto margen para actuar.

Hay quienes proponen que el acto final de la eutanasia sea ejercido por personas preparadas y distintas a los médicos. ¿Qué opinión le merece?

Creo que no es adecuado, no olvidemos que es en un vínculo de confianza donde el paciente pide ayuda a su médico para morir y el profesional tiene que poder dar respuesta a esa confianza. Un sistema de eutanasia en el que hay unos ‘eutonasiadores’ profesionales deshumaniza un proceso que tiene que ser el más humano de todos porque es el último acto vital.

La eutanasia para personas con enfermedades terminales sin inminencia de muerte fue aprobada en Colombia y esto ha generado discusiones. ¿Cuál es su opinión?

En la legislación española también es así, la ley contempla situaciones de final de vida próximo, así como las situaciones en las que hay un gran sufrimiento, pero quizá el horizonte no está cercano y la persona tiene un tiempo de sufrimiento por delante que quiere acortar. Yo creo que los tribunales colombianos tuvieron sentido común en autorizar ese caso y abrir esa puerta de oportunidad para casos que no tienen muerte próxima y están sufriendo mucho, es justo.

De igual forma, se aprobó el suicidio asistido bajo las mismas condiciones que la eutanasia. ¿Dentro del campo de la bioética qué opinión le merece?

Nosotros hemos configurado el suicidio asistido y la eutanasia como una modalidad a escoger por parte de la persona, la ley española contempla la ayuda a morir en esas dos modalidades y es la persona quien escoge cómo quiere ese final. La experiencia nos dice que la mayoría de personas escoge la eutanasia porque les da miedo ser ellos mismos quienes apliquen esa muerte, pero es lícito que una persona diga “yo quiero ser el responsable final y te libero a ti”. Pienso que se deben ofrecer ambas opciones, que son lo mismo en esencia y moralmente hablando.

¿Qué opina del caso colombiano con respecto a la eutanasia?

Creo que a Colombia le falta una regulación jurídica que dé seguridad tanto a los profesionales como a los ciudadanos. Con el sistema de salud como está y en el que hay marcadas diferencias, empezando por los servicios de salud que pueden pagar los ciudadanos, hay pocas garantías para que todo el mundo pueda acceder a un servicio adecuado.

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