El dolor de espalda es una de las molestias más comunes en toda la población. Se estima que ocho de cada diez personas, en alguna etapa de su vida, lo presenta; y de ellas, al menos tres lo sufren de manera crónica, al punto de que por un dolor de espalda perderán una parte importante de sus años de vida saludable.
Hay que aclarar que el dolor de espalda es un síntoma genérico bajo el que se agrupan muchas causas, las cuales deben ser identificadas para abordar este mal de manera específica y tratarlo.
Una de estas causas de esta afección es la artritis de las articulaciones que existen entre las vértebras de la columna. Conocida médicamente como espondiloartritis, es quizás de las menos conocidas, pero la que provoca dolor a más largo plazo y con mayor deterioro funcional.
Este mal, que pude llegar a afectar a entre el 0,5 y el 2 por ciento de la población, principalmente hombres con edades entre los 15 y los 40 años, se puede presentar como la inflamación solo de las vértebras (axial) o acompañada de alteraciones en articulaciones de las rodillas y los pies (periférica), o en algunos casos con compromiso en otros órganos como ojos, piel e intestino.
Estas manifestaciones, hasta hace poco, provocaban confusiones, a tal punto que hace menos de una década se diagnostican con certeza. Es una patología que no debe descartarse cuando una persona presenta dolor de espalda intenso y no responde a los tratamientos convencionales.
La espondiloartritis, por lo general, comienza con un dolor en la espalda baja que poco a poco se intensifica y se convierte en persistente. Sus características inflamatorias hacen que las personas perciban el dolor con mayor severidad cuando están en reposo, y más cuando están acostadas.
Por el contrario, tiende a ceder con la actividad, por lo que la gente lo pude referir como un dolor matinal que se alivia a medida que pasa el día, sin desaparecer por completo.
Como es natural, cuando aparecen los síntomas se debe hacer un examen clínico completo, y ante la sospecha del cuadro se deben solicitar exámenes de laboratorio como el HLA-B27 (un antígeno específico relacionado con esta enfermedad), la medición de la proteína C reactiva, además de las imágenes que se requieran.
El tratamiento debe ser especializado e interdisciplinario; encabezado por un reumatólogo, se inicia con medicamentos antirreumaticos convencionales y un manejo integral de rehabilitación.
Si pasadas cuatro semanas los síntomas persisten, se hace necesaria la aplicación de terapias biológicas que incluyen medicamentos de última tecnología que han demostrado resultados favorables. Es de aclarar que los mayores beneficios se relacionan con un diagnóstico temprano y la instauración oportuna del tratamiento.
El conocimiento de esta enfermedad ha sido liderada en América Latina por el grupo de reumatología del Hospital Militar Central, encabezado por Rafael Valle Oñate, quien, ademas de ser uno de los expertos internacionales que definieron los criterios diagnósticos de la enfermedad, es coautor del primer texto que se ha publicado sobre el tema en el continente.
Señales de alertaAunque este dolor puede confundirse con otros que atacan la espalda, la sospecha de espondiloartritis se intensifica ante la coexistencia de las siguientes señales:
Dolor de espalda y rigidez por más de tres meses que no mejora con el reposo.
Dolor en la región torácica, en las rodillas, los tobillos y en la planta de los pies.
Ojos rojos o irritados.
Dolor en los glúteos que se alterna de un lado a otro.
Dolor tipo cólico.
Placas que se descaman en la piel.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO
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