Las mujeres podemos hacer que nuestra voz se convierta en una herramienta de atracción sexual, algo que los hombres no pueden, por más que lo intenten.
Un estudio de la Universidad de Albright (EE. UU.) descubrió que podemos deliberadamente manipular la voz para sonar más atractivas. Cuando los hombres lo han intentado, han terminado espantando a la audiencia.
El asunto es que cuando, de forma intencional, susurramos y entrecortamos la voz, ellos perciben una especie de invitación a la cama. Vale la pena, entonces, echar mano de este recurso natural. Pero no es el único dato curioso: otros investigadores confirmaron que cuanta más compenetración hay sobre el catre, mayor tendencia a que el ADN sea similar. De hecho, la relación genéticamente similar es un tercio más alta en aquellas parejas que disfrutan más sus polvos. Y más: otros investigadores de la Universidad Estatal de Ohio encontraron que cuanto más baja es la glicemia, más lejos está del contacto físico y el orgasmo, algo que ocurre cuando la gente va a la cama con hambre. Pero si se trata de investigaciones, otra de la Universidad Estatal de New York halló que el semen ayuda a combatir la depresión porque contiene sustancias que elevan el estado de ánimo, aumentan el afecto e inducen el sueño.
Termino, por ahora, no sin antes contarles que otros estudios demostraron que ser humilde mejora los polvos; que la mayoría de los hombres han tenido una enfermedad de transmisión sexual así sea leve; que la fantasía sexual más común es el sexo oral y que mientras los hombres dicen que su pene erecto mide más de 20 centímetros, las mujeres afirman que apenas llega a 10. Son estudios y hay que darlos. Hasta luego.