"Se debió actuar antes y la clave era el control de aforos; sabíamos cómo se había comportado Europa y por qué llegaron a los extremos de confinar, al punto de que países que nunca bajaron la guardia y fueron persistentes en la educación y las medidas tienen un menor número de casos", dice el infectólogo Carlos Eduardo Pérez sobre el desborde tanto en número de casos como en muertes que presenta la pandemia actualmente en Colombia.
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Sin haberse terminado la primera ola, el país enfrenta un segundo pico que se desprende de una meseta que durante ocho semanas se mantuvo con un promedio de 150 fallecidos diarios.
Y si bien algunas autoridades culpan al comportamiento ciudadano en diciembre, los expertos encuentran otras razones. Luis Hernández, doctor en salud pública y profesor de los Andes, dice que en la gripa española de 1918, la segunda oleada fue más devastadora, y quienes no se infectaron en la primera oleada lo hicieron en la segunda o la tercera.
Dice que en el caso de Bogotá, la seroprevalencia (proporción de la población ya infectada) se ubicó en el 30 por ciento en noviembre, lo que significaba que el virus todavía tenía un 70 por ciento hacia donde crecer. "La Administración se confió: debería tener 5.000 UCI y una estrategia de identificación precoz y seguimiento de casos muy sólida, pero no lo hizo", señala.
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Con esto concuerda César Burgos, de la Asociación de Sociedades Científicas, quien dice que la estrategia debió orientarse a búsquedas activas en sectores de alta movilidad y no solo sobre los sintomáticos y sus entornos. Era de esperarse, insiste, que las fiestas y la indisciplina decembrinas forzaran este pico epidémico, pero faltaron medidas restrictivas.
Román Vega, exsecretario de Salud de Bogotá, dice que el alto número de infectados y muertos muestra un fracaso de las medidas del Gobierno. Sostiene que se debió controlar la circulación del virus desde el final de la cuarentena estricta, con identificación y aislamiento oportuno de sospechosos, rastreo de contactos, aplicación masiva de pruebas y entrega rápida de resultados, para tomar acciones específicas.
"Esta tarea se dejó en manos de las EPS, que no han intervenido oportuna y rápidamente", dice Vega. Y afirma que el Gobierno propició aglomeraciones con incentivos para activar la economía y su negativa a implementar una renta básica universal para apoyar a los más vulnerables.
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Este proceso seguirá si no se aplican las medidas que hasta ahora han resultado efectivas para mantenerlo a raya
El exministro de Salud Gabriel Riveros dice que los actuales desenlaces han sido empujados por factores como la eliminación de pruebas PCR a los inmigrantes, la apertura de centros de aglomeración, una actitud triunfalista sobre buenos resultados que nunca lo fueron y la falta de educación efectiva ante una situación permanentemente riesgosa.
Voces como la de Carlos Álvarez, médico infectólogo y coordinador para Colombia de estudios covid de la OMS, aseguran que con el aislamiento selectivo aplicado en un comienzo, a pesar de no disminuir dramáticamente los índices de contagio, se logró que bajara de 2,5 a 1 y se mantuviera estable; incluso durante la meseta, al punto de que si se hubiera alargado más, habría ocurrido como en Europa, donde se presentó un ‘valle’.
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"Bajar más el índice de contagio, sin suprimirlo, como al parecer pasó en Nueva Zelanda o en China, lo que retarda es la aparición de la segunda ola, con efectos deletéreos en la economía y en la salud mental de toda la población", remata.
Estas aglomeraciones y estos eventos nos generan un mayor contagio a los 5 o 6 días, lo cual se ha venido acumulando y produce afectación sobre el consumo de unidades de cuidados intensivos
Para Pedro Cifuentes, médico experto en salud pública, es clave entender que ante la presencia de un virus que puede afectar a toda la población, frente al cual no existen medicamentos y apenas empiezan a aparecer vacunas, no se puede bajar la guardia ni pensar que este resulte benévolo o cambie su comportamiento de un momento a otro.
"El desborde de casos y muertos no ocurre solo en Colombia, y frente al manejo muchos se han equivocado y nadie tiene la última palabra, en razón de que mientras existan el virus y personas que se puedan infectar, este proceso seguirá si no se aplican las medidas que hasta ahora han resultado efectivas para mantenerlo a raya", dice. Y resalta que la aparente desaceleración que hubo no ofrecía certezas sobre las cuales se pudiera construir ni siquiera el concepto de una nueva realidad, porque está claro que la dinámica viral se mantendrá, mientras la población susceptible no esté protegida con una vacuna y los afectados no tengan medicamentos para evitar desenlaces fatales.
Frente al incremento de la tasa de contagios, el ministro de Salud, Fernando Ruiz, dijo que es consecuencia de las aglomeraciones previas a la Navidad, partidos de la final de fútbol profesional colombiano y reuniones familiares el 24 y el 31. "Estas aglomeraciones y estos eventos nos generan un mayor contagio a los 5 o 6 días, lo cual se ha venido acumulando y produce afectación sobre el consumo de unidades de cuidados intensivos", manifestó.
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Ante esta situación, el Gobierno Nacional y los regionales han tomado medidas como toques de queda, confinamientos y cuarentenas por localidades, pico y cédula y cancelación de eventos.
Salubristas como Elizabeth Beltrán y Román Vega insisten en buscar estrategias de prevención para atenuar la congestión hospitalaria. "Es muy importante que se aplique la estrategia de atención primaria, para concretar la dinámica del Prass puesta en marcha por el Gobierno, en la cual se identifiquen casos de manera temprana, se aísle a sintomáticos precoces, se realicen pruebas más allá de las personas con síntomas y se despliegue atención real en domicilios, a sospechosos y a personas con síntomas leves".
El médico Pedro Cifuentes destaca aciertos en el manejo de la pandemia no solo por las decisiones de gobierno, sino por la actitud de la gente.
La declaratoria de cuarentena general entre el 24 de marzo y el 23 de junio fue fundamental para preparar el sistema sanitario. El índice de contagio pasó de 2,5 a 1, lo que permitió abrir actividades para reactivar la economía.
La capacidad para la elaboración de pruebas subió de unas cuantas decenas centralizadas a casi 80.000 diarias en laboratorios distribuidos por todo el país.
También se registra la adaptación de la capacidad hospitalaria y el crecimiento progresivo en el número de camas de cuidados intensivos, de 5.300 que había en marzo a 11.700.
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En estos 10 meses, el mayor conocimiento sobre el virus ha permitido a los grupos médicos definir protocolos más acertados de tratamiento e intervención, lo que se ha reflejado en una menor mortalidad. Hoy, el índice de letalidad en el país es de 2,58 por ciento.
El Instituto Nacional de Salud ha dicho que hay una mayor capacidad de análisis genómico del virus, lo que ubica a Colombia como el tercer país que más estudios de este tipo realizan en Latinoamérica. En el instituto se han identificado 21 cepas que circulan en territorio nacional. Además, el INS desarrolló un estudio de seroprevalencia que, al analizar los anticuerpos de una muestra de personas en 10 ciudades, ha permitido tener información sobre la dinámica del virus entre la comunidad, además de proporcionar herramientas para tomar decisiones.
Y, por último, no sobra decir que la adherencia de la gente al uso del tapabocas, el distanciamiento físico y el lavado de manos han sido determinantes en los procesos de control de la pandemia.
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