Según el grupo de investigadores de Profamilia que estuvo a cargo de la metodología, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Ends), que se publica cada cinco años y se realiza desde hace tres décadas, sirve para conocer las variaciones demográficas “invisibles” que sufre Colombia.
Juan Carlos Vargas, director científico de Profamilia, puntualiza que la edición del 2015 es fruto de encuestas hechas en cerca de 45.000 hogares colombianos y de alrededor 80.000 entrevistas a ciudadanos de manera directa, con cuatro años de preparación, de los cuales 13 meses fueron trabajo de campo y un tiempo similar en análisis de resultados.
Entre las cifras que muestran avances sociales están las del embarazo adolescente, pues hoy el 17,4 por ciento de las mujeres entre los 15 y los 19 años ya son madres o han estado en esa condición. Aunque el indicador solamente se redujo en dos puntos, fue por primera vez en 20 años que se quebró la tendencia.
Vargas también resalta lo que llama la “transformación de la sociedad”, que ahora tiene el 36 por ciento de los hogares con jefaturas femeninas, así como el aumento de los hogares unipersonales, con un 11 por ciento del total; igualmente, la disminución progresiva de la tasa de fecundidad de las colombianas, cifra que hoy está en dos hijos por cada una.
La reducción de ese dato de fecundidad, que hace dos décadas estaba en tres hijos por mujer, lo sustenta Vargas en la prevalencia del uso de métodos anticonceptivos, que ha crecido sistemáticamente, hasta el punto de que hoy el 80,9 por ciento de las mujeres con vida sexual activa los incorpora en su día a día.
Vargas, sin embargo, reconoce que no todo son avances y señala que en temas como la mortalidad infantil, que bajó de 18 a 14 niños muertos por cada 1.000 nacidos, hay que seguir trabajando, especialmente en tareas como acceso a los servicios de salud y educación.
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Otra materia que le preocupa es la falta de conciencia de los hombres en la protección y prevención del cáncer, que sigue en aumento en contraste con las mujeres. La estadística dice en ese capítulo que el 87,6 por ciento de hombres de 50 a 69 años conoce el tacto rectal, pero solamente el 34,6 por ciento se ha realizado el examen.
Y otro punto en el que hay que apostar –opina Vargas– es el de las brechas, pues en la mayoría de indicadores de la Ends 2015 quedan expuestas las diferencias de nivel socioeconómico, educativo y entre lo urbano y lo rural.
Por esas razones, Juan Carlos Vargas llama la atención al Gobierno en el sentido de entender que los resultados de la Ends 2015 no deben comprometer solo a un sector, sino que “se tienen que volcar aquí todos los estamentos de la sociedad”.
“Debemos mirar esta radiografía desde el plano sanitario, educativo, social, cultural, de justicia y de patrones sociales, para que de manera colectiva se pongan en marcha acciones intersectoriales hacia los ‘Objetivos de desarrollo sostenible del milenio’”, concluye el investigador.
SALUD
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