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Salud

Reforma a la salud: transición al nuevo sistema, lo que más preocupa a médicos

Galán dice que no es claro cómo se hará el proceso de transición.

Galán dice que no es claro cómo se hará el proceso de transición.

Foto:Diego Caucayo

El exministro de Salud Augusto Galán Sarmiento habla del derecho de petición a la ministra Corcho.

El exministro de Salud Augusto Galán Sarmiento es el vocero del grupo de profesionales de la salud que le enviaron a la ministra Corcho un derecho de petición en busca de respuestas a preguntas claves sobre la reforma. Sostiene que el articulado del proyecto de ley no las responde, y aún aguardan la respuesta.
Usted lleva más de 45 años recorriendo desde distintas actividades el sector salud. Ha sido uno de sus ministros. Esa fructífera trayectoria le permite tener una visión valiosa de sus aciertos e imperfecciones…
Yo hablo desde esa perspectiva.
El grupo de ministros y viceministros que presentó un derecho de petición ante la ministra Corcho, cuyas respuestas aún no conocemos, lo escogió a usted como vocero. ¿Ustedes, que han estado al frente del sistema de salud durante estos últimos años, estaban tranquilos con la manera como venía funcionando?
Pues uno siempre tiene insatisfacciones: en salud nada es perfecto. Pero veníamos en un proceso de evolución, avanzando y construyendo, entendiendo que, por una parte, nos guía la Constitución Nacional; por la otra, la ley estatutaria, y por la otra, los avances que se han logrado en estos treinta años, que se tienen que reconocer, porque son importantes, más allá de la ampliación de la cobertura. En 45 años iniciales de la historia de la seguridad social en salud llegamos a 23 % de cobertura. En los últimos 30 años llegamos al 99 %.
Nadie le ha negado al Presidente que caben muchas mejoras en el sistema. Pero jamás pensamos que iba a llegar a arrasar con todo como Atila, para volver a sembrar de ceros. ¿Cuánto tiempo vamos a gastar en eso y qué nos va a pasar a los colombianos durante ese periodo de transición?
Pues yo creo que ahí radica la importancia de las preguntas que nosotros planteamos en ese derecho de petición.
La Reforma de la Salud fue presentada hoy 13 de febrero por el Gobierno.

La Reforma de la Salud fue presentada hoy 13 de febrero por el Gobierno.

Foto:Sergio Acero Yate. EL TIEMPO

¿El articulado del proyecto de ley que al fin conocimos se las resuelve de alguna manera?
No. Y aún no recibimos respuesta a ese derecho de petición. Pero pues todavía están en el plazo.
Que se les agota, porque era como de 15 días, que están próximos a vencerse…
Claro, y digamos que ahí está el meollo del tema. En las preguntas que estamos haciendo, o en los componentes de esas preguntas. Por una parte, está el tema de la política pública que debe acompañar un proyecto de reforma como este. Que pretende ser profunda, estructural, de envergadura, y eso tiene que ir de acuerdo con unos mínimos constitucionales, porque a partir de ellos, para reformar un derecho fundamental como es el derecho a la salud, es que estamos planteando esas preguntas. Esa política pública debe tener metas concretas, definiciones y tiempos para esos avances. El otro punto tiene que ver con el principio de progresividad que está enmarcado en las sentencias de la Corte, en la ley estatutaria, y, por supuesto, debe responder a que, ante cualquier modificación que se haga, no se retroceda en el goce efectivo del derecho a la salud que ya se ha logrado.

Ese es otro componente de nuestras preguntas. La sostenibilidad, cuánto nos va a costar esta reforma. Eso no ha tenido respuesta, hasta hoy.

Este gobierno pretende cambiar 30 o 40 años de historia del país, que nos regirá durante otros 30 o 40 años. Eso tiene muchos riesgos que deben estar contemplados. Pero, sobre todo, debe tener la certeza de que vamos a tener la plata para hacerlo. Y la reforma tiene por ahí un articulito donde dice ‘siempre y cuando haya plata’. ¿Cómo así que nos vamos a embarcar en arrasar lo que hay y no tenemos ni idea si tenemos plata para financiar lo que viene?
Ese es otro componente de nuestras preguntas. La sostenibilidad, cuánto nos va a costar esta reforma. Eso no ha tenido respuesta, hasta hoy. Y uno quisiera escuchar al Ministerio de Hacienda, porque al final de la jornada es el que va a poner la plata. Claro, con los recursos del presupuesto, de los tributos, de los impuestos, pero en una situación fiscal como la que atraviesa el país, ese es un gran interrogante. Por ahora esta reforma no tiene por parte del Ministerio de Hacienda un aval, no solamente financiero, sino, digamos, de que esas nuevas estructuras realmente van a hacer eficientes el sistema de salud. Esa es otra de las preguntas.
Pero esa última no la puede contestar el Ministerio de Hacienda… ¿Quién la contesta?
Pues la debe contestar en general el Gobierno.
Preocupa también que las comunidades científicas están supremamente divididas. Hay unas que están con la ministra Corcho, que la apoyan, que tiran línea, como decimos coloquialmente, y otras que sí están preocupadas y que no alcanzan a entender cómo va a ser este proceso de transición hacia eso que se está proponiendo...
Aquí tenemos una gran oportunidad, no de demostrar quién tiene la razón, porque en salud nadie tiene la última palabra. Se trata justamente de que, desde las diferentes visiones, avancemos en consolidar un contrato social en salud que nos convenga a todos los colombianos. Y ese es un reto que tiene que ser liderado por el Gobierno y por el Congreso. Ya con un proyecto de reforma en las manos, los parlamentarios tienen una gran responsabilidad por lo que se viene; no solamente por los aspectos constitucionales, sino en lograr ese consenso.
La Ministra de Salud le entrega al Presidente Petro el texto de la reforma.

La Ministra de Salud le entrega al Presidente Petro el texto de la reforma.

Foto:Sergio Acero Yate / EL TIEMPO

Por eso le están diciendo al Gobierno: esta no es una ley ordinaria, es estatutaria, por el valor superior del derecho que toca, que es el acceso de la gente a la salud. No la traten a las carreras, no la metan en sesiones extras, discútanla en sesiones ordinarias con tranquilidad. Ya dijeron que no…
Usted toca un punto central: el tema de participación ciudadana para definir unas reformas de un derecho fundamental. La Constitución prevé que los ciudadanos podemos participar en las decisiones del Estado y en las leyes, pero además de esa consideración general, el artículo 49 de la Constitución, que tiene que ver con el derecho a la salud, reafirma la participación ciudadana en la proyección de las reformas, en la deliberación y en las decisiones. Y hoy esa participación ciudadana consideramos que no ha sido satisfecha suficientemente.
Pero la ministra Corcho entonces nos ha mentido, porque ha dicho que sí…
Seguramente ha habido unos representantes de la sociedad civil que han podido acceder a esas discusiones y logrado influir en ellas. La pregunta, desde el punto de vista constitucional, que la hacemos en ese derecho de petición es, muy bien, quisiéramos saber cuáles son esas entidades, cuáles son esas organizaciones, y las razones constitucionales por las cuales han tenido ese privilegio, mientras otras no.

Por eso nos inquieta tanto ese período de transición. Cuáles son las medidas que se están adoptando o se van a adoptar para llegar, del punto en el que estamos hoy... al otro punto que se defina.

Y ¿acerca de la transición? Estos cambios tendrán que ver con nuestros hijos y nietos…
Por supuesto. Por eso nos inquieta tanto ese período de transición. Cuáles son las medidas que se están adoptando o se van a adoptar para llegar, del punto en el que estamos hoy, en el disfrute y el goce del derecho, al otro punto que se defina. ¿Cuáles son esas medidas en el proyecto de reforma? No las estamos viendo, no están claras. Cristina, una pensionada, me preguntó la semana pasada por el medicamento de sus nietos de 11 y 12 años, por una enfermedad huérfana pancreática de una carencia de una enzima, que le vale al sistema 50, 60 millones de pesos cada dosis aplicada quincenalmente. Y ella, con toda la razón me pregunta: ‘¿Y yo qué voy a hacer? En este momento tengo una entidad que me los suministra. ¿Qué va a pasar después? ¿Cómo funcionará en esa transición?’.
Le hago una pregunta: ¿a usted su EPS le ha atendido satisfactoriamente sus dolencias coronarias?
Sí señora. Claro, alguien dirá, ah, no, pero es que usted es una persona a la que conocen en el sistema. Digamos, con razón el planteamiento que se hace es tratar de buscar mejorar acceso a la prestación de servicios. Es una debilidad de nuestro sistema, a pesar del avance en materia de acceso que hemos tenido. Es que quienes hemos visto la película entendemos la evolución tan positiva que hemos tenido.
Atención UCI para pacientes Covid en la Clínica CES de Medellín.

Atención UCI para pacientes Covid en la Clínica CES de Medellín.

Foto:Jaiver Nieto Álvarez / ETCE

Todos los de esta generación hemos visto la película, los que no la han visto son los jóvenes. Y pues los viejos sí la vieron y se acuerdan con terror. Pero los que la hemos visto completa desde cuando dependíamos del Seguro Social, hemos sido testigos de que lo que hay hoy es el paraíso en comparación con esas épocas…
También tenemos que reconocer que la foto de hoy no nos tiene plenamente satisfechos.
No, nadie puede decir que lo está completamente...
El tema de acceso es un punto clave. Pero entonces la pregunta que uno se hace ahí desde el punto de vista técnico es, bueno listo, la diferencia de acceso entre la zona rural y la urbana, y en ciertas zonas de grandes capitales, la tenemos que mejorar. ¿Acabando con el aseguramiento como está hoy vamos a mejorar el acceso? No. El acceso es un problema fundamentalmente de oferta, de oferta de servicios, y tenemos debilidades en torno al número de profesionales y de trabajadores de la salud con el que cuenta el sistema hoy.
Hay que trabajar en eso…
Tenemos que distribuir mucho mejor ese talento humano en el territorio, pero el tema no es simplemente de mejorar los salarios. No, es el proyecto de vida de ese talento humano. Es que si se incentiva a un trabajador de la salud para que se vaya para ciertas regiones del país, allá debe encontrar un proyecto de vida para él y su familia, con educación y salud, por supuesto. Pero adicional a eso está el tema de la oferta, de la infraestructura física y de la conectividad digital. Ahí es donde está el cuello de botella para mejorar el acceso.
¿Qué rescataría usted de este proyecto? ¿En qué aspecto deberíamos construir sobre lo construido, en lugar de destruir lo construido?
Hay que reconocer por ejemplo el énfasis en la atención primaria en salud.
¿Muchas EPS no lo tienen ya?
Algunas sí. Pero a lo que me refiero es a esa integración que necesitamos hacer entre la descentralización político-administrativa, que va por vía de los departamentos y de los municipios y que tiene unas funciones dentro del sistema de salud, y la descentralización funcional del aseguramiento y de gestión de riesgos que hace la EPS. Ese diálogo en el territorio puede ser resuelto a través de la atención primaria en salud si la montamos bien y si esa integración se hace ahí. En el planteamiento del Gobierno, la atención primaria que se plantea con esos Caps parecería desconectada del aseguramiento.

Tenemos que distribuir mucho mejor ese talento humano en el territorio, pero el tema no es simplemente de mejorar los salarios. 

Es un reemplazo de lo que hay, no un complemento…
Y la duda que subsiste es cómo esos Caps se van a integrar. No lo ve uno. Entonces, la atención primaria es algo positivo. Desde Así Vamos en Salud, que yo dirijo, y cuya función es hacer un acompañamiento al sector salud desde la sociedad civil, la importancia de cerrar la brecha en el tema de salud rural lo hemos venido señalando desde hace varios años, a través de lo que denominamos los determinantes sociales de la salud, como el agua, la luz, el alcantarillado…
Pero esa enumeración es propia de un Plan Nacional de Desarrollo en el que se diga el qué, el cómo y con qué, y no de un proyecto de reforma de la salud...
Claro, pero el concepto de salud es mucho más integral que la sola prestación de los servicios de salud. La salud es un componente de la protección social. El impacto de la deficiencia de esa protección social y de los determinantes sociales recae en el bienestar y en la salud de la población. No es lo mismo, desde el punto de vista de salud, una persona educada, o una persona con ingresos dignos, o una persona con vías terciarias, o una persona que se alimente bien, a una que no tiene acceso a nada de eso.
Pero no le podemos pedir tampoco a un proyecto de reforma de la salud que se encargue de resolver el problema de la educación de Colombia, porque ese no es su papel. Cada ministerio tiene una función…
Estoy totalmente de acuerdo, eso no es responsabilidad del sector salud. Pero el sector salud sí tiene que influir en la discusión intersectorial para que avance.
Ya me dijo qué rescataría de la reforma. Ahora le pregunto: ¿qué es a lo que más le debemos temer los colombianos de esta reforma?
Pues le voy a contestar con una pregunta que me hizo Teresa, una señora de Villa de Leyva de 35 años, madre cabeza de familia, con dos hijas menores de 15 años, en representación de un grupo amplio de personas que trabajan en servicios generales; cuando empezaron los anuncios de la reforma, ella me preguntaba: ‘¿Todos nos vamos a volver del Sisbén? ¿Eso qué quiere decir? ¿Todos vamos a quedar en un sistema asistencialista?’.
La respuesta sería más o menos que sí…
Lo segundo que preguntó: ‘Muy bien, yo voy al hospital del pueblo, aquí en Villa de Leyva, hospital bonito, recién arreglado y todo, pero ahí no me resuelven mi problema. Eventualmente voy a necesitar especialista. ¿Quién me asesora, quién me acompaña en eso? Por lo menos hoy sí lo hacen; me dicen mire, este especialista, y este, y me ayudan a conseguirlo’. Y la tercera pregunta: ‘Bueno, doctor, supongamos que consigo el especialista, listo, y llego donde el especialista y la secretaria me dice claro, nosotros le damos cita para dentro de equis tiempo, pero es que el Estado le paga al doctor cien mil pesos y la consulta del doctor vale trescientos mil pesos. Usted me paga la diferencia y yo la atiendo… Y no tengo plata para eso. Vivo de mi salario’. Teresa, sin saberlo, lo que definió muy sencillamente fue la protección que le genera el sistema en la actualidad a la población colombiana. Y ese es el temor que ella tiene, y que tienen muchos. ¿Qué va a pasar con esa protección?
Cuando le contesten el derecho de petición, y resuelvan todas las dudas de los firmantes de la carta, volvemos a hablar. Porque las inquietudes acerca del futuro de la salud que recibiremos crecen diariamente…
Por supuesto que sí. Esperamos que sea pronto.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
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