El mercurio y los compuestos mercuriales constituyen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los diez grupos de productos químicos con mayores repercusiones en la salud pública.
Por eso, generó alarma entre los consumidores el informe de un muestreo rutinario hecho por la Secretaría de Salud de Boyacá y el Invima hace varias semanas, y en el que se encontraron niveles de mercurio superiores a los permitidos en un lote de atún Van Camp’s.
La firma afirmó que ya se retiró ese lote de atún y que están en permanente contacto con el distribuidor, el Invima y las autoridades sanitarias para coordinar las acciones a seguir.
Insisten en que los consumidores pueden estar tranquilos, dado que sus productos "son seguros para el consumo humano y no representan peligro alguno para la salud de las personas". (Además: Van Camp's dice que sí retiró lote de atún con mercurio)
Este elemento, valga la claridad, está presente naturalmente en el aire, el agua y el suelo, incluso puede encontrarse en forma elemental (mercurio metálico), inorgánica u orgánica, y todas ellas tienen diferentes efectos tóxicos.
Estos se exacerban por cuenta de la emisión que la actividad humana hace de él en el medio ambiente. Una de sus principales fuentes es, de lejos, la combustión del carbón (que contiene este elemento) para la producción de electricidad y la calefacción.
En ese orden de ideas, no es raro que prácticamente la mitad de las emisiones atmosféricas de mercurio procedan de centrales termoeléctricas alimentadas con carbón, de calderas industriales y del uso doméstico para calentarse y cocinar.
Otras fuentes importantes de emisiones de mercurio son los procesos industriales, los incineradores de basuras; la minería de mercurio, oro y otros metales, y la erosión de las rocas y la actividad volcánica.
Mucho ojo durante el embarazoLa principal fuente de exposición humana al metilmercurio es el consumo de pescados y mariscos contaminados por este compuesto.
Prácticamente todas las personas tienen en su organismo al menos cantidades ínfimas de metilmercurio, lo cual refleja la presencia generalizada de este compuesto en el medio ambiente y la exposición humana a través del consumo de alimentos de pesca.
En el feto, el lactante y el niño, el principal efecto de este compuesto es la alteración del desarrollo neurológico. La exposición al metilmercurio en el útero, que puede proceder del consumo materno de pescados y mariscos contaminados, afecta negativamente el desarrollo del cerebro, del resto del sistema nervioso del niño y producir efectos negativos en la función cognitiva, la memoria, la atención, el habla y las actividades visoespaciales y motoras finas.
Del grupo de potenciales afectados también hacen parte las personas expuestas de forma sistemática (exposición crónica) a niveles elevados de este metal, como poblaciones que practiquen la pesca de subsistencia o personas expuestas en razón de su trabajo.
En ellos se pueden observar trastornos neurológicos y del comportamiento, con síntomas como temblores, insomnio, pérdida de la memoria, efectos neuromusculares, cefalea o disfunciones cognitivas y motoras.
FUENTE: Organización Mundial de la Salud (OMS)
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