¿Alguna vez se percató si le pican los ojos después de haber estado cerca de un gato? ¿O si se le hinchan o le salen algunas lágrimas cuando hay polen en el ambiente? Podría tratarse de una de las alergias que sufren los ojos, un mal que afecta en Estados Unidos, por ejemplo, al 20 por ciento de la población cada año y está en aumento.
No es un tema menor, pues elementos como el polen, los pelos de los animales, el moho y los ácaros –que son los mismos alérgenos que desencadenan la rinitis alérgica– caracterizada por estornudos, secreción nasal y congestión, pueden provocar conjuntivitis alérgica. Por eso no sorprende que una persona que sufra la primera desarrolle después la segunda.
Las cifras dicen que alrededor del 50 por ciento de los pacientes con conjuntivitis alérgica, que tienden a ser adultos jóvenes, tienen otras enfermedades alérgicas o familiares con antecedentes de alergias.
Cerca del 80 por ciento de las alergias oculares son estacionales; es decir, dependen de las condiciones climáticas. Los síntomas que presentan son picazón y ojos rojos, lagrimeo, hinchazón de las cavidades oculares o los párpados, y una secreción mucosa. Y aunque estos pueden ser incómodos, puede estar seguro de que no son una amenaza real para su visión.
La conjuntivitis alérgica puede ser diagnosticada fácilmente por un médico general, solamente basado en los síntomas. Y aunque normalmente no se necesitan pruebas para detectar la afección, existen algunas cutáneas, del mismo tipo que se practican para otras reacciones alérgicas, que pueden ayudar a identificar los alérgenos que causan sus síntomas.
Tenga en cuenta que si los síntomas no responden rápidamente al tratamiento y llega a presentar reacciones extrañas en sus ojos, debe consultar a su médico, pues podría tratarse de una enfermedad mayor.
Comentar