Cualquier elemento extraño que un niño se lleve a la boca es riesgoso, pues puede alojarse en el esófago o en la tráquea y causar ahogo. Pero recientes estudios han comprobado un aumento de ingesta accidental de las pilas o baterías, que llegan incluso a ser mortales.
Lo más grave es que, como consecuencia del aumento de dispositivos electrónicos en los hogares actuales, los pequeños están cada vez más en contacto con las baterías planas o de disco, que, por su característico parecido a las monedas, ellos pueden llevarse a la boca y al tragárselas terminan localizadas en el esófago superior.
Los múltiples dispositivos electrónicos en el hogar requieren como fuente de energía portátil las baterías o pilas, siendo las mas comúnmente usadas las cilíndricas con sus diferentes denominaciones según su tamaño (AA, AAA, etc.). Sin embargo, en los últimos años se ha visto un aumento para proveer de energía a los diferentes aparatos electrónicos con las pilas planas de litio o de disco.
La deglución o aspiración accidental es una de las principales causas de consulta en los servicios de urgencias pediátricas. Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia en la Fundación Hospital de la Misericordia repasó la suerte de cerca de 3.000 objetos encontrados en el cuerpo de pacientes.
El 83 por ciento de los casos corresponden a elementos deglutidos; es decir que estaban en el sistema digestivo. De este grupo, el 80 por ciento se localizaron en el esófago proximal, siendo las monedas las más frecuentes con la mitad de los casos. Les siguen los huesos de pescado, anillos, piezas de juguetes, entre otros elementos.
La localización del cuerpo extraño en la vía aérea es menos frecuente, pero es la más peligrosa, hasta el punto de ser la primera causa de mortalidad extrahospitalaria en Estados Unidos, en menores de 5 años.
La disponibilidad de estas pilas usadas en los hogares, sobre todo las de de litio de 20 mm, y su parecido con las monedas de 100 y 200 pesos hacen que cada vez sea más frecuente la deglución accidental de estos elementos por los niños, con el agravante de que no son mucho más peligrosos que las monedas.
El peligro –explica el especialista– radica en que estas pilas, por su composición y polaridad, al entrar en contacto con las delicadas mucosas del esófago desarrollan severas y rápidas quemaduras cáusticas en cuestión de horas, que en casos severos pueden causar la muerte cuando comprometen estructuras vasculares cercanas al esófago.
El mecanismo de producción de la lesión es más por la degradación de la batería, que al verter su contenido alcalino produce quemaduras graves que al cicatrizar disminuyen la luz del esófago, ocasionando estenosis esofágica. Y en casos más severos se pueden formar fístulas traqueoesofágicas, es decir, una comunicación anormal entre el esófago y la tráquea.
Pero la complicación más grave es la fístula aortoesofágica, que puede presentarse días después de la quemadura, con una mortalidad de más del 90 por ciento.
Para rematar, una investigación de la Universidad de Georgetown (Washington, Estados Unidos) advierte un aumento de siete veces en los casos graves de ingesta de pilas planas de litio en los últimos 10 años.
A diferencia de las monedas, el manejo de esta problemática requiere de una esofagoscopia, preferiblemente con endoscopios rígidos y extracción del cuerpo extraño bajo anestesia general de manera urgente.
Cuando existe la sospecha de la ingestión de un cuerpo extraño en un niño, la radiografía simple de tórax da la información suficiente para determinar el tipo de cuerpo extraño. En el caso de las monedas es muy evidente; sin embargo, cuando el niño se traga una batería plana, su imagen muestra un halo negro característico.
Todas las baterías tienen una vida útil y luego son desechadas. En Colombia hay programas para la recolección de las pilas cilíndricas, liderados por el Ministerio de Ambiente y la Andi.
La Sociedad Colombiana de Cirugía Pediátrica también busca liderar campañas de prevención para recolección y destrucción de estas pilas, al igual que promover la información a las familias y las entidades educativas, advirtiendo del grave problema que se genera con la ingestión de estos elementos.
En cualquier caso, la principal recomendación es que nunca se guarden pilas planas en el hogar.
Si hay certeza de que el niño se tragó una pila, requiere una extracción urgente. Para los médicos de los servicios de urgencias, si al tomar una radiografía simple de tórax por la sospecha de la deglución de un cuerpo extraño en un niño ve la imagen típica de una moneda, deténgase a buscar ese “halo negro” que hace el diagnóstico de la pila plana. Prontitud y certeza en el diagnóstico evitarán graves lesiones en el esófago de su paciente.
IVÁN DARÍO MOLINA RAMÍREZ
Presidente de la Sociedad Colombiana de Cirugía Pediátrica
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