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Mejor que los jóvenes sean buenas personas
Ejercicios para ser feliz

Los formadores debemos enseñar a los jóvenes a ser bondadosos, compasivos, empáticos, humildes, resilientes y a tener tenacidad en sus metas.

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Mejor que los jóvenes sean buenas personas

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Debemos enseñarles a ser bondadosos, compasivos y empáticos.

En días pasados se realizó en Washington (Estados Unidos) un simposio sobre la ciencia de la gratitud, la empatía, la tenacidad y el éxito escolar. Todas características que promueve la psicología positiva y su gestor, Martin Seligman.

En el evento se mostró cómo se ha comprobado científicamente que quienes agradecen todo lo bueno que pasa a diario gozan de mayor bienestar. Son personas contentas y satisfechas, no son agresivas y no molestan ni matonean a nadie.

De ahí la importancia de promover estas habilidades en la casa y en el colegio. Los formadores debemos enseñar a los jóvenes a ser bondadosos, compasivos, empáticos, humildes, resilientes y a tener tenacidad en sus metas.

Una forma de lograrlo es con historias que los inspiren a ser nobles y en las que vean que los actos buenos siempre son compensados. Aunque estén expuestos a la violencia en todos los ámbitos de sus vidas, nutrir sus mentes con mensajes prosociales y positivos hará que se sientan más conectados con los demás y se puedan poner en los zapatos de los otros.

Nuestros jóvenes son muy autocentrados y poco conscientes de la realidad del otro. Por eso es clave enseñar explícitamente qué significan compasión, humildad, optimismo y el impacto que tendrán en sus vidas escolares y personales.

Es una tarea ardua, pues nuestra juventud está acostumbrada a competir y a ganar, a no tener en cuenta los sentimientos de otros y a vivir dentro de una cultura egoísta, competitiva.

Es hora de dar un vuelco en la manera como nos relacionamos con el mundo. La clave está en instaurar destrezas como la bondad y la amabilidad.

Lo mismo pasa con la tenacidad y el compromiso para sacar adelante los proyectos. Los jóvenes se darán cuenta de que las cosas se ganan con esfuerzo y que las merecemos cuando trabajamos con compromiso hacia nosotros, nuestras metas y las de los demás.

Estas deben ser practicadas a diario por los formadores. Lo ideal es que nuestros jóvenes logren ser buenos alumnos y excelentes seres humanos. Esa es la meta de los educadores del siglo 21. ¡ Manos a la obra!

ANNIE DE ACEVEDO
Especial para EL TIEMPO

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