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Salud

Así avanza la tecnología en el cuidado de la salud oral

Los sistemas computarizados permiten reproducir con exactitud estructuras anatómicas.

Los sistemas computarizados permiten reproducir con exactitud estructuras anatómicas.

Foto:iStock

La pérdida de dientes afecta todo el organismo. Hoy es posible recuperarlos de manera más funcional.

Si hay algo imperdonable es la pérdida de piezas dentales por causas, en su mayoría, prevenibles. Desafortunadamente, muchas personas enfrentan procesos que se deslizan hacia esta condición, que atenta contra la salud física y emocional de manera grave.
Aunque lo conveniente es la prevención, cuando esta situación se presenta se torna irreversible. Y hasta hace poco, la solución estaba en las llamadas prótesis.
Sin embargo, la odontología moderna ha desarrollado técnicas, materiales y procedimientos para remplazar algunas partes, el diente entero y algunos tejidos de soporte (incluido el hueso).
Prueba de esto son los implantes de osteointegración, que permiten –de manera más natural– relacionar materiales artificiales con el hueso, según indica Juan Carlos Farré, cirujano maxilofacial y director de la Clínica Odontológica Loyola.
De acuerdo con el especialista, esta técnica permite, incluso, crear hueso nuevo a partir de factores de crecimiento extraídos de la propia sangre del paciente, a través de modernos procedimientos de separación.
“La odontología ha tenido avances que permiten, por ejemplo, a partir de células madre, cultivar ‘in vitro’ troncos de tejidos que dan lugar a dientes que luego son implantados en la boca de los pacientes que crecen como si fueran los naturales”, afirma Farré, quien asegura además que, en un futuro, se podrá prescindir de materiales artificiales.
Pero, mientras esto llega, la rehabilitadora oral María Isabel Galeano manifiesta que el desarrollo de materiales ha sido sorprendente, lo que, sumado a los sistemas computarizados y la robótica, permite reproducir con exactitud estructuras anatómicas que al ser instaladas en la cavidad oral dan una apariencia natural, sin dejar de lado que son absolutamente funcionales.
“Se trata de herramientas que favorecen desde el diseño hasta la elaboración e implantación mediante programas de computador ya disponibles en medios como el nuestro”, dice Galeano.
De acuerdo con los especialistas, hoy existen metales, porcelanas y zirconios como base de piezas dentales, con características naturales en color, forma, translucidez y reflexión de la luz, condiciones hasta hace poco esquivas en este campo.

La odontología ha tenido
avances que permiten, por ejemplo, a partir de células madre, cultivar ‘in vitro’ troncos de tejidos que dan lugar a dientes

Hueso regenerado

Uno de los mayores obstáculos que enfrentaban los procesos de implantación dental era la pérdida de hueso. Sin embargo, hoy es posible recuperarlo a partir de técnicas biológicas, señala Farré, quien agrega que existen otros componentes sintéticos que permiten guiar estos procesos para dar formas específicas y reproducir los relieves naturales de la boca. Uno de ellos es el politetrafluoroetileno. Esta combinación es muy útil porque, según Alonso Hernández, cirujano maxilofacial, estos complementos permiten hacer una especie de tienda de campaña debajo de la cual se pueden utilizar huesos liofilizados de otros vertebrados que, al mezclarse con el plasma del paciente, generan estructuras óseas de carácter natural y compatibles con sus tejidos.
Estos resultados, como es de esperarse –interviene Farré–, no se obtienen de la noche a la mañana y requieren periodos y seguimiento continuo que pueden abarcar varios meses, hasta obtener un hueso maduro, totalmente cicatrizado y reconstruido, sobre el cual se puede realizar el implante.

Los implantes

Terminado el proceso anterior, sobre este hueso nuevo se fijan tornillos elaborados con metales que han sido desarrollados hasta hacerlos compatibles con el organismo, lo que permite que se integren sólidamente con los tejidos de soporte y se conviertan en los postes sobre los cuales se instalan los dientes de porcelana o zirconio, previamente diseñados, de acuerdo con las características del paciente y con sus necesidades masticatorias.
Este proceso, dice Hernández, es el más adecuado y el que ofrece mejores resultados. Sin embargo, cuando hay falta absoluta de hueso, por ejemplo en el maxilar superior, se han desarrollado tornillos específicos que permiten fijarse en otros huesos de la cara (malar o arco cigomático) siguiendo direcciones específicas que ya dentro de la boca permiten la instalación de los dientes y, de paso, rehabilitar funciones consideradas perdidas.
Ahora, cuando las técnicas descritas no son suficientes porque la pérdida del hueso es exagerada, queda el recurso de los injertos autólogos; es decir, la toma de este tejido del propio paciente, principalmente de la cadera, que se moldea para ser usado en la boca.
Como es natural, dice Hernández, estos procedimientos requieren cirugías un poco más complejas.
Estos avances de la odontología moderna precisan de personal muy entrenado y unas condiciones óptimas de los pacientes.
Farré insiste en que antes de proceder hay que descartar en las personas procesos de osteoporosis, diabetes, enfermedades autoinmunes y otras afecciones que puedan comprometer la evolución de estas técnicas. También hay que ser rigurosos cuando existan problemas de coagulación, infecciones en curso, cáncer, insuficiencia renal o antecedentes cardiovasculares graves.

Los candidatos

Los implantes dentales son indicados cuando:
El paciente tiene uno o más dientes faltantes.
Existen huesos adecuados que aseguren los implantes para que el paciente pueda recibir un injerto óseo.
La persona tiene tejidos orales saludables.
Hay ausencia de enfermedades que afecten la curación ósea.
Se procura mejorar el habla y la pronunciación.
Por falta de dientes, las personas padecen problemas de desnutrición.
Los candidatos están dispuestos a someterse a procedimientos prolongados.
REDACCIÓN SALUD
@SaludET
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