Los que tienen de amigo a un hijo de dentista habrán escuchado que cuando era pequeño nunca comía golosinas. Hay quienes dicen que dejaron de comer carne por un tiempo y cuando retomaron les dolía la mandíbula por falta de uso en la mordida. Otros sostienen que las caries son una cuestión de genética de cada persona y poco tienen que ver con cuántas veces al día se cepillan los dientes. Dos odontólogos esclarecen la verdadera relación entre lo que comemos y nuestra dentadura.
“La boca es un órgano de suma importancia: no solo nos permite la alimentación, sino que tiene las funciones del habla, la fonación y una parte importante de la estética. Los alimentos que comemos pueden ser perjudiciales en el sentido de su capacidad de alterar el equilibrio biológico de nuestra cavidad bucal. Un exceso de azúcares o un exceso de alimentos ácidos puede generar patologías como caries y erosión dental”, explica la odontóloga Adriana Pistochini, integrante de la Dirección Nacional de Salud Bucodental de Argentina.
Mitos abajoLa salud bucal no distingue si la persona es vegetariana, crudívora o frutariana; por eso, si al volver a comer un alimento que se había abandonado los dientes duelen, “ese dolor es atribuible a los músculos de la masticación por requerir un esfuerzo mayor que el habitual, luego de un periodo de consumir alimentos blandos”, explica la doctora Pistochini.
Tampoco distingue edades; las caries se desarrollarán a lo largo de nuestra vida mientras existan elementos que las produzcan y, por supuesto, una mala higiene bucal.
Alimentos como las papas fritas, el pan, las pastas y las galletas también pueden dañar los dientes. “Los almidones hechos de harina blanca son hidratos de carbono simples y pueden permanecer en su boca después de comerlos y luego convertirse en azúcares simples. Las bacterias se alimentan del azúcar y producen ácidos que provocan la caries del diente”, dice Claudio Sorrentino, especialista en odontología estética.
¿Y las bebidas? El incremento de los últimos años en gaseosas, energizantes, aguas saborizadas y jugos es peligroso no solo para las caries, sino para la erosión dental porque la mayoría de estas bebidas son muy ácidas, dice Pistochini. Por eso, ella recomienda, no solo por la salud bucal sino por la salud general, el consumo de agua natural, potable o mineral.
El doctor Sorrentino aconseja que si usted es de los que consumen gaseosas regularmente, al menos lo haga con un pitillo para evitar que estas bebidas tengan demasiado contacto con sus dientes; las gaseosas, tanto normales como dietéticas, tienen fósforo y carbonatación, que gastan el esmalte y manchan nuestros dientes, dándoles un tinte marrón.
Algunos alimentos, ricos y nutritivos, ayudan a mantener sana nuestra dentadura e incluso ayudan a limpiarla.
El doctor Claudio Sorrentino enumera algunos de ellos: “Los lácteos, por su contenido en calcio y ácido láctico, son excelentes blanqueadores. Por su parte, los chicles sin azúcar también ayudan a eliminar las manchas. La manzana, el coliflor, el apio, la zanahoria y el arroz blanco ayudan a limpiar los dientes”. También asegura que ingerir leche y sus derivados después de las comidas y antes del cepillado ayuda a neutralizar la acidez de la placa y son ricos en calcio, fósforo y vitaminas A, D y B. El chocolate también es beneficioso, es recomendable en lugar de los caramelos porque el grano del cacao tiene contenidos antibacterianos. Por último, cuenta que el kiwi tiene seis veces más vitamina C que la naranja y ayuda a mantener el colágeno de las encías y evitar enfermedades periodontales.
El cepillado es la principal de las medidas que se deben tomar para mantener una buena salud bucal, “ya que remueve la placa bacteriana, donde se asientan los microorganismos cariogénicos. Se recomienda realizar un buen cepillado entre 2 o 3 veces por día, fundamentalmente en la noche antes de irse a dormir. El cepillado debe realizarse con un cepillo pequeño, de cerdas suaves, que permita limpiar todas las superficies dentales; también es necesaria la utilización de algún elemento interdental, como una seda, para que la higiene sea correcta. Una consulta al odontólogo se debe realizar por lo menos cada seis meses”, concluye la odontóloga Adriana Pistochini.
Características de la comida y los malos hábitosConsistencia. Los alimentos blandos tienden a quedarse entre nuestros dientes con más facilidad que los duros. Así que póngales atención a las galletas y al chocolate. Procure cepillarse después de comerlos.
Adhesividad. Cuanto más pegajoso sea un alimento, más tiempo pasará en contacto con los dientes y más daño les va a causar. Los caramelos masticables entran en este grupo, cómalos con moderación.
Desorden. Picar entre horas favorecerá la aparición de caries porque la salivación y la masticación constante ayudan a la permanencia de residuos. Lo mismo si decidimos picar algo en la noche antes de dormir y no hay limpieza posterior.
Mucho azúcar. Las bebidas azucaradas y los dulces sirven de nutrientes a los microorganismos que producen ácido, el cual hace que se acelere el proceso de desmineralización del esmalte de los dientes. La erosión dental puede ser una consecuencia.
Frecuencia. Cuanto más comamos los alimentos que ponen en riesgo la salud dental, mayor será la probabilidad de desarrollar problemas que la afectan. La moderación es importante, además, para prevenir males como la hipertensión y la obesidad.
Verónica de Martini
La Nación (Argentina) (GDA)