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Lo que me recordó una conjuntivitis / Le tengo el remedio
Examen medico revisando un ojo

Esta es una afección que, aunque parece simple, requiere de cuidados y por encima de todo de un aislamiento por respeto y cuidado.

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Vanexa Romero / EL TIEMPO

Lo que me recordó una conjuntivitis / Le tengo el remedio

Se trata de una afección que, aunque parece simple, requiere de cuidados. Lea estas recomendaciones.

Los médicos, por lo general, muchas veces predicamos, pero no aplicamos. Somos dados a entregar recomendaciones, emitir consejos de autocuidado y medidas para preservar la salud que pocas veces –y lo digo por experiencia propia– ponemos en práctica en nosotros mismos. Hablamos de ejercicio, periodos alternados de trabajo y descanso, de horas exactas para la comida y dietas saludables y hasta de la necesidad de evitar el estrés, pero llegado el caso, pocas de estas cantaletas que proyectamos hacia nuestros pacientes nos rebotan de manera efectiva. 

Hoy quiero hablarles de la conjuntivitis, una afección que, aunque parece simple, requiere de cuidados y por encima de todo de un aislamiento por respeto y cuidado con quienes nos rodean. Esa, que por estos días enfrenté “en ojo propio”, me exige compartirles las siguientes recomendaciones.

No se rasque. Ante la primera molestia, ardor o sensación de cuerpo extraño lo único válido es el agua limpia, los paños fríos y jamás los dedos, menos si no se han lavado de manera exhaustiva.

Seriedad. Para tratar una conjuntivitis nada más peligroso que echar mano de la primera recomendación que le da el vecino, o de las gotas que le sobraron a la familia o de los remedios caseros. Aquí lo único que vale es la consulta con el especialista y seguir al pie de la letra sus recomendaciones, sin más ni menos.

Limpieza. Las manos deben lavarse de manera repetida, con agua y jabón, antes y después de tocar los ojos o las áreas aledañas. El riesgo de sobreinfectar los ojos o de “regar” una infección expuesta en las manos es muy elevado, así que tome esta precaución.

Aislamiento. Hay que entender que todos los elementos que se utilicen para limpiar y lavar los ojos, como gasas, pañuelos y otros para aplicar medicamentos, deben ser personales e intransferibles. Mandatoriamente hay que desecharlos en recipientes que no tengan contacto las demás personas. Y por encima de todo, evitar que las personas que están cerca manipulen los remedios u otros elementos de uso personal. Llegado el caso, hay que insistir en el inevitable lavado de manos para ellos.

Evite dar la mano. El saludo de mano está proscrito mientras la enfermedad cursa. A riesgo de pasar por antipático, salude con la mano levantada o con una seña en la cabeza y explique el por qué de la aparente apatía. Aunque lo mejor es aislarse, como toca.

Por último. Hay que tener en cuenta que por más que quiera trabajar hay que evitarlo. La incapacidad es para cumplirla por el tiempo que indique el médico. No se sobreactúe, asista a los controles porque así parezca que es una infección que puede sufrir todo el mundo, requiere cuidados y por encima de todo respeto por los demás. Quédese en casa.

CARLOS F. FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO

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