En algún momento de la vida, todas las personas han llegado a tener estrés. Se trata de una condición que puede presentarse por un tiempo corto o por tiempos prolongados y, generalmente, está asociada a distintas causas como no dormir lo suficiente, padecer una enfermedad, sufrir una recaída emocional o tener demasiadas obligaciones y presiones en el día.
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Si bien es una afección que puede tratarse de múltiples maneras y suele tener un diagnóstico favorable, el estrés laboral es la duodécima causa de muerte más importante a nivel mundial según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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El 30 por ciento de la población en Estados Unidos vive en un estado de estrés extremo, mientras que cerca de la mitad (48 por ciento) considera que su estrés ha aumentado en los últimos cinco años. Todo lo anterior puede, de una u otra forma, llevar a la hipertensión arterial (HTA) y a los Accidentes Cerebrovasculares (ACV).
De acuerdo a un artículo de la Universidad del Bosque, los accidentes cerebrovasculares son la segunda causa de muerte y la primera causa de discapacidad en todo el mundo. Esta afección suele tener una incidencia promedio mundial de 200 casos por cada 100 000 habitantes cada año, y una prevalencia de 600 casos por cada 100 000 habitantes.
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Según un estudio presentado en la Conferencia de la Organización Europea de Accidentes Cerebrovasculares, esta enfermedad está aumentando de forma mucho más brusca entre las mujeres y está estrechamente relacionada con episodios largos de estrés.
En general, en ambos sexos, el número de personas que informaron estrés laboral aumentó del 59 % en 2012 al 66 % en 2017, y los que informaron sentirse cansadas y fatigadas aumentaron del 23 % al 29 % (al 33 % en las mujeres y al 26 % en los hombres). El número de casos de trastornos del sueño aumentó del 24 % al 29 %, y los trastornos graves del sueño también se elevaron más en las mujeres (8 %) que en los hombres (5 %).
Sin embargo, la investigación también descubrió que los factores de riesgo tradicionales para el desarrollo de la enfermedad cardiovascular se mantuvieron estables en el mismo período, con presencia de hipertensión en el 27 % de las personas, colesterol alto en el 18 % y diabetes en el 5 %. La obesidad aumentó al 11 % y el tabaquismo disminuyó de aproximadamente 10,5 a 9,5 cigarrillos por día, pero ambos factores fueron más prevalentes en los hombres.
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Los autores del estudio, Dr. Martin Hänsel, neurólogo del Hospital Universitario de Zúrich, y la Dra. Susanne Wegener, profesora de Neurología de la Universidad de Zúrich, Suiza, comentaron: "Nuestro estudio descubrió que los hombres son más propensos a fumar y a ser obesos que las mujeres, pero las mujeres reportaron un mayor aumento en los factores de riesgo no tradicionales para los ataques cardíacos y los derrames cerebrales, como el estrés laboral, los trastornos del sueño y la sensación de cansancio".
"Este aumento coincide con la cantidad de mujeres que trabajan a tiempo completo. Conjugar el trabajo y las responsabilidades domésticas u otros aspectos socioculturales puede ser un factor, así como necesidades de salud específicas que pueden ser pasadas por alto en nuestras 'ajetreadas' vidas diarias" explicó Wegener.
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"Tradicionalmente, se ha percibido que los hombres suelen verse más afectados por los ataques cardíacos y los derrames que las mujeres, pero en algunos países las mujeres han superado a los hombres. Existe una brecha de género y se necesita mayor investigación para descubrir por qué", agregó.
FUENTE European Stroke Organisation Conference (ESOC) 2021
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