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Salud

‘Se viene lo más difícil para Bogotá, Medellín y Cali': Minsalud

A diario, colombianos de todos los orígenes y condiciones están muriendo por el covid-19. De cada 100 contagiados, 3,4 fallecen. Un homenaje en su memoria.

A diario, colombianos de todos los orígenes y condiciones están muriendo por el covid-19. De cada 100 contagiados, 3,4 fallecen. Un homenaje en su memoria.

Foto:EL TIEMPO

Le responde a EL TIEMPO las preguntas que los colombianos se han hecho en cinco meses de pandemia.

“Viene un mes largo, en el que veremos números elevados en las principales ciudades, y este aumento estaba contemplado desde el inicio”, dice Fernando Ruiz Gómez, ministro de Salud y Protección Social, al referirse al momento de aceleración por el que atraviesa la pandemia en el país.
Para este médico salubrista, que lleva en el cargo los mismos cinco meses que tiene la pandemia en Colombia, los números no son un fracaso para la estrategia, en razón a que frente a un hecho epidémico inédito y marcado por la incertidumbre, lo actuado ha impedido explosiones incontroladas y la imposibilidad de responder desde el campo sanitario de manera más o menos aceptable, para evitar colapsos.
Mientras el país supera los 10.105 fallecidos y 300.000 casos confirmados de covid-19, dice que ha puesto toda su experiencia en esta tarea y que si bien ha cometido errores, estos han sido más de expresión que de intención, siempre con la idea de corregir, bajo la premisa de que, como no tiene ninguna aspiración política, está al margen de consideraciones que no sean técnicas.
Ruiz Gómez, entre sus jornadas de más de 20 horas, abrió un espacio para hablar con EL TIEMPO sobre la evolución de la pandemia y lo que le espera al país en este sentido.
Para empezar, en sus palabras, ¿cómo va la pandemia en el país?
Evolucionando de una manera desigual. Por una parte, ciudades como Leticia, Cartagena y Barranquilla vienen mostrando un descenso sostenido y, aparentemente, ya superaron la peor parte, aunque no podemos descartar rebrotes. Por otra parte, ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Montería y Sincelejo están muy próximas al momento más difícil. Y, por otra, algo más de la mitad de los municipios no tienen afectación, o la tienen baja.
¿Esperaban los desenlaces que se están viendo actualmente?
Totalmente. Esa es la verdad, triste, pero realista de una pandemia. Todo nuestro esfuerzo ha estado orientado a evitar esa situación aterradora que mostraron los cálculos iniciales, que nos indicaban que a mediados de mayo habríamos tenido, de manera simultánea, 70.000 pacientes en unidades de cuidados intensivos. Eso no pasó. No pienso aplaudirme mientras haya familias enfrentando duelos. Pero no desconozcamos que estamos mejor de lo que pudo ser.
Algunos creen que las medidas restrictivas fueron prematuras y que el país se reactivó en el momento en que la pandemia se aceleraba. ¿Qué opina?
Hay un momento en las epidemias en que el crecimiento exponencial las vuelve incontrolables. La velocidad de contagio observada a finales de marzo nos pronosticaba una explosión a mediados de abril. La discusión sobre si el aislamiento obligatorio debió comenzar tres días antes o tres días después es irrelevante. La reactivación gradual se hizo, igualmente, en función de que el peor momento de la pandemia llegara cuando ya tuviéramos prácticamente concluido el proceso de expansión hospitalaria.
¿El país sí se preparó en ese tiempo?
Si tuviéramos las mismas 5.300 camas en unidades de cuidados intensivos que teníamos al comienzo de la pandemia, el 20 de julio habríamos colapsado, incluso con aislamiento preventivo. Pero ese día ya teníamos más de 2.700 camas adicionales y disponibles, y hoy ya son más de 3.400 adicionales.

Hay un momento en las epidemias en que el crecimiento exponencial las vuelve incontrolables

La búsqueda de respiradores ha sido significativa, pero algunas voces dicen que faltó énfasis en atención primaria y prevención...
Las historias sobre atención primaria y prevención han estado, más bien, ensombrecidas por las historias sobre la adquisición de ventiladores. Pero no es que no existan. Todo el modelo de atención telefónica, virtual y domiciliaria lo que ha buscado es evitar el agravamiento de los casos. A finales de mayo ya llevábamos dos millones de atenciones telefónicas y virtuales para covid, y 127.000 domiciliarias. A medida que conocemos más la enfermedad adoptamos nuevas estrategias, como la oximetría de pulso en el domicilio. La posibilidad de que los pacientes detecten la caída de oxígeno en su sangre nos permitirá evitar desenlaces fatales.
Otra carrera fue para aumentar las pruebas. El país ya copó la capacidad para hacer pruebas, pero hay denuncias sobre retrasos y algunos piden más. ¿Qué responde a eso?
Tener hoy 109 laboratorios procesando más de 30.000 pruebas al día es un avance impresionante. Podemos tener una capacidad de detección superior a la media regional, y, sin embargo, cuanto más tenemos, más demandamos. La implementación de las pruebas de antígeno nos permitirá seguir creciendo, pero tenemos que poner freno a la insaciabilidad y racionalizar el recurso. El simple hecho de ser contacto estrecho de un caso confirmado o de presentar síntomas leves debe llevarnos al aislamiento. Tenemos que ser conscientes de que el objetivo es prevenir el contagio, y eso se logra con el aislamiento, no con la prueba.
Fernando Ruiz Gómez, ministro de Salud, es médico cirujano con máster en Salud Pública y ha sido viceministro de la misma cartera.

Fernando Ruiz Gómez, ministro de Salud, es médico cirujano con máster en Salud Pública y ha sido viceministro de la misma cartera.

Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO

Los médicos se quejaban de que eran insuficientes, pero ante un anuncio de pedirle ayuda a médicos cubanos dijeron que eran suficientes. ¿Cómo está el país en este recurso para enfrentar lo que queda de la pandemia?
No importa qué nacionalidad tengan, las consecuencias de traer personal de otros países son impredecibles porque sus procesos de formación y sus tecnologías son distintas. Estamos priorizando el talento nacional y avanzando en la capacitación, bien sea enseñando a otros médicos especialistas el manejo en cuidados intensivos, o bien brindando apoyo remoto a los médicos en ciudades apartadas. Creemos que con eso daremos abasto, pero sería irresponsable cerrarnos a la posibilidad de convocar extranjeros. Pero quiero ser enfático: eso solo ocurrirá en una situación extrema y solo se aceptaría personal suficientemente preparado.
Las pandemias requieren manejos globales de Estado. ¿Qué opina de las acciones individuales de algunos alcaldes y gobernadores?
He recorrido ya casi 20.000 kilómetros durante esta pandemia y puedo dar fe de que la gran mayoría de nuestros alcaldes y gobernadores han estado a la altura. En un primer momento, el avance en la expansión hospitalaria corrió por cuenta de ellos y de las instituciones privadas, y eso merece un reconocimiento. Ahora, con un crecimiento de la pandemia tan desigual en las regiones, ellos tienen la llave de la gradualidad de las medidas de aislamiento, pero siempre han buscado nuestro apoyo. Esa combinación de autonomía regional con acompañamiento de la Nación ha resultado en consensos muy valiosos.
¿Algún día el seguimiento de la pandemia podrá desprenderse de las pruebas? ¿Cómo está la clínica en términos de diagnóstico y seguimiento?
Sí, paulatinamente debemos acabar con la dependencia a las pruebas, por lo menos de aquellas que solo buscan despejar la curiosidad de personas que ya están en aislamiento. Si el ojo clínico del médico sospecha que hay coronavirus, debe haber aislamiento. Si sale una prueba positiva en el hogar, todo el grupo familiar debe aislarse. Si uno fue contacto estrecho de un caso positivo, también debe aislarse. La prueba no previene el contagio; el aislamiento sí. Por eso creamos mecanismos que hacen sostenible el aislamiento.

He recorrido ya casi 20.000 kilómetros durante esta pandemia y puedo dar fe de que la gran mayoría de nuestros alcaldes y gobernadores han estado a la
altura

Hay más de diez mil muertes. ¿Cómo está la mortalidad en exceso con respecto al covid-19?
Esa información la consolida el Dane trimestralmente, pues es necesario recopilar las partidas de defunción, que por lo general llegan con algún retraso. Sería ilusorio pensar que no tendremos exceso de mortalidad. Ningún país que ha tenido covid se ha escapado de esa lamentable realidad.
¿No cree que es paradójico que el sector quede más afectado en lo financiero después de atender esta problemática de salud?
Creo que es prematura esa afirmación. En efecto, hubo una disminución en los ingresos de las clínicas y los hospitales durante los meses anteriores, pero eso se compensará a medida que aumenten las atenciones por coronavirus y, más adelante, cuando se realicen las consultas y cirugías que tuvieron que aplazarse para ampliar las capacidades hospitalarias.
¿Qué opina sobre su desempeño en la pandemia?
He dado todo lo que como ser humano puedo dar. Toda la experiencia adquirida cuando lidié como viceministro con las epidemias de zika y chikunguña la he puesto en práctica en esta pandemia, reconociendo que estamos ante una situación desproporcionada. He cometido errores más de expresión que de intención, y he querido corregirlos. Como no tengo ninguna aspiración política, estoy al margen de puntos de honor o de consideraciones que no sean técnicas. Estoy trabajando con toda la dignidad para evitar que las familias colombianas pierdan alguno de sus miembros. No lo voy a lograr en todos los casos. Esto nos sobrepasa. Pero no he descansado un instante para que la afectación sea la más baja posible.
¿Cómo van las gestiones para garantizar el acceso a una vacuna?
Tenemos dos estrategias: una multilateral y una bilateral. En la multilateral participamos en el mecanismo Covax, que agrupa a 160 países, a la OMS, a organizaciones filantrópicas y a la industria farmacéutica. Ese mecanismo busca acelerar el desarrollo de las vacunas más promisorias y procurar un acceso equitativo a los países. En la estrategia bilateral estamos conversando directamente con los productores para que, eventualmente, anticipemos algunas compras con el apoyo del sector privado.
¿Qué sigue en este momento de aceleración de la pandemia y qué le dice a la gente?
Viene un mes largo en el que veremos números elevados en las principales ciudades. Ese aumento está contemplado desde el inicio. La estrategia no ha fracasado. Fracaso habría sido una explosión incontrolada. Fracaso habría sido una cuarentena estricta y perpetua que simplemente, por agotamiento físico o de los medios de subsistencia, aplazara el momento de la explosión. La apertura gradual ha buscado salir del problema de una manera controlada, protegiendo la vida por encima de todo.
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