Me gustaría saber qué es lo que están haciendo con el dinero de los colombianos. Y con su salud.
Hace unas cuantas mañanas, los noticieros radiales revelaron que Cafesalud EPS, la empresa de salud más grande del país, que está en poder del Estado desde que fue intervenida hace 6 años, pierde 13.000 millones de pesos semanales.Si Pitágoras no andaba por la calle diciendo chifladuras, y si los números siguen siendo testarudos, eso significa que cada día se pierden más de 1.800 millones de pesos, que son 52.000 millones al mes, que son 624.000 millones al año.
Semejante cantidad de plata me pareció aterradora y, por eso mismo, me puse a averiguar con cuidado qué es lo que está pasando. Ahora vengo a descubrir que mis colegas se quedaron cortos, por lo cual estoy más perplejo que al principio. Esa cifra, como dijo Hemingway, se parece al témpano de hielo que flota en los mares helados: no es nada el pedazo que se ve en la superficie, sino lo que hay de ahí para abajo.
Cafesalud tiene 6,5 millones de afiliados que pagan puntualmente, pero no reciben asistencia. Se la pasan mendigando atención médica. Entonces vuelvo a preguntar qué diablos es lo que hacen con la plata de los colombianos. Porque ahora Cafesalud es una entidad oficial y, en consecuencia, su descalabro lo paga el Estado, no solo con la plata de los usuarios, sino con los impuestos de todos los colombianos. Lo pagamos todos.
¿Y en qué se esfuma semejante dineral? Ahí es donde está el detalle. Espérese un momentico y ya lo veremos. Por ahora, y para decirlo con los términos apropiados, los hechos parecen demostrar que con la intervención de Cafesalud y de todo el Grupo Saludcoop, que pasó a manos del Estado desde mayo del 2011, el remedio resultó peor que la enfermedad.
La Contraloría General de la República fue la que descubrió el aterrador panorama. En el año 2016, que acaba de pasar, sus investigadores adelantaron una auditoría en las entrañas de Cafesalud. “Pudimos evidenciar la grave situación financiera que atraviesa la entidad”, empieza diciendo su informe, del cual tengo una copia.
Pero, aun así, Cafesalud ni siquiera tiene una oficina jurídica propia que la defienda ni una oficina de sistemas que respalde su información. “Por eso –agregan los auditores–, los servicios esenciales para la operación financiera de Cafesalud están bajo el control de terceros”.
Cómo será que ni sus propios administradores saben con certeza “cuál es la real situación financiera de la empresa”. Muchos recibos de dineros supuestamente pagados a terceros no aparecieron por ninguna parte. No hay soportes ni justificación. La investigación de la Contraloría cubre las actividades del año 2015, cuando Guillermo Grosso era presidente de la entidad.El resultado fue un desastre: en ese período, las pérdidas de Cafesalud llegaron a más de 217.000 millones de pesos, aunque apenas un año antes sus utilidades habían sido superiores a los 22.000 millones de pesos. ¿Por qué cambió tanto en un solo año?
El informe de la Contraloría dice que los gastos de ese año fueron tan grandes que impactaron “fuertemente” a sus investigadores. En solo mantenimiento y reparaciones subió 268 por ciento más que el año anterior y los gastos por honorarios crecieron 49 por ciento.
En cifras absolutas, los gastos de Cafesalud pasaron de 53.300 millones en el 2014 a 121.000 millones en el 2015. Increíble: subieron 127 por ciento en un año.
Leyendo la letra menuda del informe, uno llega a esta conclusión: por cada 100 pesos que le entran, Cafesalud gasta 130, lo que demuestra que gasta el 130 % de lo que le entra. Así no hay bolsillo que aguante. Peor todavía: los investigadores tienen tantas sospechas sobre la veracidad de las cuentas revisadas que existe el fundado temor de que el gasto real sea superior a ese 130 por ciento.
Los auditores dicen que, durante su trabajo, Cafesalud “no suministró información que justificara las cuantías de esos incrementos, limitándose a afirmar que se deben al traslado de afiliados provenientes de Saludcoop, lo que llevaría a suponer que ese traslado causó todas las dificultades financieras de Cafesalud”.
Qué curioso: esta es la única empresa del mundo que, mientras más clientes consigue, más plata pierde.
La Contraloría General agrega que es tal la incertidumbre que reina en Cafesalud que los balances y estados financieros que presentó la administración, para cerrar la vigencia de 2015, no fueron aprobados ni por la junta directiva ni por la asamblea de accionistas. El revisor fiscal se abstuvo de dar opiniones sobre ellos. Y no pasó nada.
De otro lado, vale la pena preguntarse por el verdadero pasivo de Cafesalud, es decir, el valor de deudas y compromisos. Agárrense: según los investigadores, “no existe certeza de la cuantía de pasivos a cargo de Cafesalud EPS”, y varias deudas, que ya fueron pagadas, siguen apareciendo como cuentas por pagar, agregan. Sin comentarios.
Alguien podría pensar que, por lo menos, para eso existe el patrimonio de Cafesalud, compuesto por el conjunto de sus bienes y propiedades. Me limito a transcribir el texto de los auditores: “Cafesalud carece completamente de patrimonio, y este no solo es negativo sino que se agrava cada día la situación patrimonial de la entidad”.Con decirles que, en diciembre de 2015, se reportó que el patrimonio de la entidad es negativo y asciende a 651.000 millones de pesos. El patrimonio es negativo cuando las deudas superan el valor de los bienes. En pocas palabras: Cafesalud debe más de lo que tiene.
Me avergüenza decirlo, pero los enredos de Cafesalud son de tal tamaño que hay investigaciones hasta por posible apropiación del dinero que sus propios trabajadores aportan para la cooperativa.
La Contraloría necesitó casi un año para terminar su revelador informe. En vista de todo lo que se había descubierto, el nuevo presidente de Cafesalud, Carlos Cardona Mejía, resolvió entablar una denuncia ante la Comisión Séptima del Senado, la cual se encarga de los asuntos relacionados con la seguridad social.
Dicha denuncia, que tiene 74 páginas, incluye hechos como los siguientes:
–En varias regiones de Colombia –entre ellas Córdoba, Cundinamarca, Norte de Santander–, se contrataban 2 empresas distintas para el mismo trabajo por miles de millones de pesos. ¿Con qué propósito? Que lo investigue el Senado.
–Se encontraron 37 contratos adicionales, para asistencia médica, repartidos por todo el país, y se calcula que su sobrecosto es de 14.000 millones más.
Pagando por adelantado La denuncia de Cardona ante el Congreso Nacional revela que, a una sola empresa prestadora de salud (IPS), en cercanías de Bogotá, se le pagaron en solo siete meses más de 24.000 millones de pesos. Fue contratada por el método llamado “prospectivo”: pagar anticipadamente sin saber si van a necesitar sus servicios, ni cuándo será eso.
La misma denuncia de Cardona demuestra que es incontable la cantidad de laboratorios clínicos a los que les han pagado de antemano sin establecer, por ejemplo, el número de pacientes que debían atender.
Lo más insólito es que acabaron denunciando a sus propios compañeros de empresa. Es el caso de una firma vinculada a Cafesalud desde los tiempos en que ambas formaban parte de Saludcoop. La contrataron por 17.000 millones de pesos anuales para que se encargara de la vinculación de nuevo personal, pero ya en el primer trimestre habían ejecutado 60.000 millones.
El señor Cardona apenas estuvo unos pocos meses en el cargo. Renunció en noviembre del año pasado.
No pasa un solo día sin que los usuarios de Cafesalud, y de tantas otras EPS que operan en Colombia, hagan protestas públicas; se encadenen a rejas, los niños con cáncer no reciben atención, los pacientes se mueren en la puerta de los hospitales porque no les pagan, pero, quién lo creyera, no puede cambiarse de una EPS a otra más eficiente, aunque ese sea su derecho, ya que se trata de su dinero.
Son tantos los requisitos y las complicaciones para cambiarse que la gente prefiere seguir soportando tantos vejámenes. Cómo será de bueno el negocio que, a pesar de todo, en este momento se calcula que hay ocho inversionistas interesados en comprar Cafesalud. El Gobierno planea sacarla a venta dentro de dos o tres meses.
Donoban Bohórquez Pérez tiene apenas 14 años. Vive en un barrio popular de Cartagena y es afiliado a Cafesalud EPS. Le diagnosticaron una enfermedad maligna en la pierna derecha. A comienzos de diciembre pasado los médicos ordenaron, con carácter de emergencia, un implante de fémur.
Cafesalud se negó a autorizarlo. Intervino la Secretaría de Salud de Cartagena haciendo “un llamado humanitario” para que lo atendieran. Entonces, el 5 de enero, Cafesalud dijo que al día siguiente autorizaría el implante. Nunca lo hizo. El 29 de enero a Donoban le amputaron la pierna.
Mejor me muerdo la lengua para no decirles lo que estoy pensando.
JUAN GOSSAÍN
Especial para EL TIEMPO