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Salud

Dislexia: otra posible causa y una luz ‘mágica’ para tratarla

Se cree que en Latinoamérica los trastornos del aprendizaje pueden afectar a entre el 5 y el 17,5 por ciento de la población infantil.

Se cree que en Latinoamérica los trastornos del aprendizaje pueden afectar a entre el 5 y el 17,5 por ciento de la población infantil.

Foto:123RF

Se encontró una imperfección microscópica en los ojos que explicaría por qué algunos no leen bien. 

Juan Carlos Rojas
Durante mucho tiempo se pensó que la dislexia, una disfunción que afecta la visión y la audición y, por tanto, la lectura y el aprendizaje en edades tempranas, tenía un origen neurológico causado cuando el cerebro –que es un órgano predictor– no logra desarrollar esa capacidad de anticipación y termina construyendo imágenes o sonidos equivocados a partir de señales que para todos son comunes.
Esa condición genética provoca que los disléxicos, por ejemplo, cambien el orden de las palabras y confundan las letras y los números; y por eso el tratamiento contra este mal, que afecta a una de cada diez personas –a unas 700 millones de personas en el mundo– siempre se centró en terapias conductuales.
Pero una investigación francesa revelada recientemente en la revista ‘Proceedings of the Royal Society B’ abre la puerta para que la dislexia se aborde como un problema anatómico y, en ese sentido, pueda tener otro tipo de tratamiento.
El hallazgo, concretamente, estaría localizado en unas minúsculas células receptoras de luz en los ojos. En el artículo, los científicos explican que entre las personas que no están afectadas por esta disfunción, estos receptores no tienen la misma forma en ambos ojos. Es decir, son asimétricos. Y cuando el sujeto ve una imagen, el cerebro elige la señal enviada por el ojo dominante –el ser humano tiene uno que prima sobre el otro– para recrearla.
En cambio, en los disléxicos, esta zona es simétrica en ambos ojos y esto hace que el cerebro sea incapaz de elegir entre las dos señales enviadas por ambos ojos.
El descubrimiento de este mecanismo dio para que uno de los autores del estudio, Guy Ropars, de la universidad francesa de Rennes, afirmara que hallaron “una causa potencial de la dislexia”.
Ropars y su colega Albert Le Floch llegaron a estas conclusiones comparando dos grupos de 30 estudiantes, uno conformado por disléxico y el otro por personas sin esta condición.

Un testimonio

“Cuando Jerónimo mira al tablero, ve los números y las letras bailando, ve el texto desorganizado y al escribir suele confundir la letra be con la de y la e con el número tres”, dice Catalina Arango, en una suerte de explicación a la dislexia que le diagnosticaron a su hijo Jerónimo en el 2016, antes de que cumpliera 7 años.
Arango recuerda que su pequeño ingresó a la edad normal a la guardería y luego a un colegio, pero comenzó a tener problemas de aprendizaje: no conseguía leer ni escribir. Luego de consultar con una neuropsicóloga se llegó al diagnóstico y se recomendó cambiarlo a un colegio especial para niños en esa condición.
Allí, Jerónimo recibe enseñanza personalizada que se complementa con las terapias para fortalecer la memoria y la concentración. “Un niño con dislexia se desconcentra demasiado, hay que aterrizarlo, trayéndolo a la realidad en cada momento”, explica la mujer.

¿Un nuevo tratamiento?

Para los franceses que presentaron el estudio, el diagnóstico de la dislexia a partir del hallazgo en los receptores de luz “es relativamente simple”, puesto que se determina observando los ojos tanto para adultos como para niños.
Y, en ese sentido, su tratamiento también podría estar al alcance de la mano. Dentro de la observación, los académicos descubrieron que hay un lapso de tiempo entre la imagen primaria, vista por el ojo, y la imagen espejo, recreada por el cerebro.
“Esto nos permitió desarrollar un método para borrar la imagen espejo que tanto confunde a los disléxicos”, afirmó Ropars en diálogo con la AFP.
Ese método es, ni más ni menos, la exposición a una luz LED, que algunos de los participantes afectados por esta disfunción llamaron ‘lámpara mágica’.
Y si bien los franceses aclararon que son necesarios nuevos estudios para confirmar que la técnica funciona realmente, afirmaron que puede ser el camino a otras posibilidades de tratamiento para contrarrestar esta simetría, utilizando la plasticidad del cerebro.
RONNY SUÁREZ
EL TIEMPO
* AFP
Juan Carlos Rojas
icono el tiempo

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