Un estudio concluyó que los hijos de padres con enfermedades psiquiátricas tienen más probabilidades a manifestar conductas agresivas e intentos de suicidios después de los 15 años. La publicación -divulgada el 31 de agosto por la revista Journal of the America Medical Association (JAMA)- está liderada por la doctora Pearl Mok de la Universidad de Manchester en el Reino Unido y otros 7 científicos.
La población que se tomó para realizar la investigación fue de 1.743.525 personas nacidas en Dinamarca entre 1967 y 1997; el 48% de los participantes son mujeres. Los resultados señalaron que el 2,6% (44.472 participantes) de la población tuvo un intento de suicidio inicial a la edad de 21,6 años, en promedio. Por su parte, el 3,2% de la muestra había cometido su primer acto de violencia a los 20,6 años.
Dentro de los principales actos de violencia de que se encontraron en estas personas fueron: homicidio, agresión, estafa, robo, posesión de armas en lugares públicos, extorsión, secuestro y delitos sexuales.
Los autores del estudio señalaron que la relación entre enfermedad psiquiátrica parental e intento de suicidio y violencia, era notable cuando los padres tenían diagnóstico en trastorno de personalidad antisocial (intento de suicidio 3,96; acto de violento 3,62), consumo excesivo de cannabis (intento de suicidio 3,57; acto de violencia: 4,07) e intento de suicidio parental (3,42 intento de suicidio; acto de violencia: 3,31).
El psiquiatra y expresidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, Iván Jiménez, comenta que los hijos de padres con trastornos afectivos, como depresión mayor o trastorno afectivo bipolar, son más proclives a este tipo de comportamientos en el futuro.
Esa situación no se debe exclusivamente a un factor hereditario, sino también por la formación que recibe el hijo de sus padres. “El hijo de un paciente que ha tenido una patología grave, tiene una capacidad disminuida para ser cuidador por las diferentes crisis que puede presentar durante el año, lo cual se traduce en un problema para darle un soporte psicológico al niño”.
A pesar de que el estudio muestra una tendencia, hay un elemento de sensibilidad que desarrollan los padres que presentan menos de una crisis al año, lo cual para Jiménez se traduce en un elemento de protección con sus hijos, y eso los hace mejores formadores en algunos casos.
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