Soy la directora de orquesta del cuerpo, dice esta glándula que define el ritmo con el
que funciona el organismo. En su propia voz, explica su tarea y aclara algunos mitos.
Aunque sé que muchas veces ha preguntado por mí, en esta ocasión me presento con la intención de contarle –en mi propia voz– el papel que juego en su vida y, de paso, aclararle todas las inquietudes que mi nombre le despierta y, si me lo permite, derrumbarle algunos mitos que tiene sobre mí.
Sin más, soy su glándula de la tiroides. Empiezo por decirle que estoy relacionada con usted desde siempre. Digo esto porque en ocasiones he escuchado decir “tengo tiroides” como si apareciera, súbitamente, en la vida cuando tengo alguna molestia, lo que me obliga a decir que soy habitante permanente de su cuello, justo debajo de la manzana de Adán en los señores y por donde se ajustan las gargantillas las señoras.
Sin pretensiones, le cuento que soy una glándula endocrina, es decir, que produzco sustancias vitales para el funcionamiento llamadas hormonas tiroideas, que le marcan el ritmo con el que vive, tanto que sin tapujos le digo que soy su director de orquesta concentrado en dos lóbulos en forma de mariposa de más o menos 30 gramos.
Discúlpeme si no me detengo en mi historia, de la que solo tengo que decir que me descubrió y me bautizó Thomas Wharton, un anatomista inglés, por allá en 1656, y desde entonces he dado lora, hasta ser reconocida como la reina de su equilibrio cotidiano.
Fuente: Iván Darío Escobar, endocrinólogo Instituto de Diabetes y Endocrinología
Todo lo puedo hacer a través de dos hormonas que, como le dije, fabrico según la demanda de su organismo. Se trata de la Tiroxina, también conocida como T4, y la Triyodotironina o T3, para lo cual requiero, entre otras cosas, que usted consuma yodo en su dieta diaria.
Tiene que saber que ellas, la T3 y la T4, actúan en todos los rincones de su cuerpo y responden, entre muchas otras cosas, por la producción de calor, el consumo de oxígeno, la producción de proteínas y por extensión en la formación de tejidos y órganos desde la etapa fetal hasta que termina su desarrollo.
Por si fuera poco, dirigen la forma como se manejan los carbohidratos y las grasas; es decir, las fuentes de energía.
Me pueden tratar si me enfermo
Sin duda, usted ya tiene claro que bien sea porque estoy mermada o porque estoy pasada de actividad, las hormonas son la base del tratamiento.
En el primer caso, el médico debe formulárselas en las dosis que requiera, y en el segundo debe frenarme con métodos o medicamentos que existen para eso. Tenga presente que si es disciplinado y juicioso con eso las cosas irán bien.
Si le quedó claro qué hago, le resultará fácil saber qué le pasa si mermo mi funcionamiento. Eso se llama hipotiroidismo y aunque los síntomas los puede inferir, no sobra que se los recuerde: fatiga, cansancio, frío, lentitud, tristeza, desarreglos menstruales, estreñimiento, piel reseca, dolor en los músculos, aumento de peso, debilidad, pelo y uñas quebradizas.
Permítame decirle que esto no lo hago por capricho, sino porque me puedo inflamar o porque las defensas de su cuerpo o los virus me atacan, también por culpa de algunas intoxicaciones, tumores, radiaciones o porque tengo alguna anomalía desde el nacimiento.
Temblor, nerviosismo y calor si me excedo
Supongo que ya presumo qué pasa si me sobrepaso en la tarea. Hipertiroidismo se llama esta condición, algo que lo pone acelerado y con un nerviosismo terrible.
A esto súmele falta de capacidad para concentrase, diarreas, caída del pelo, temblores, hambre, sudoración, palpitaciones y pérdida de peso. Ahora, eso puede ser resultado también de inflamaciones (tiroiditis), ataques de virus, tumores, exceso de yodo o de algunas enfermedades específicas de las que puedo padecer, como la de Graves, que es la más representativa.
No quiero que se asuste, pero tengo que informarle que si el cáncer me afecta, como puede ver, la existencia se nos puede complicar. Así que no dude en consultar si al tocarme encuentra un bulto en el cuello, si hay dolor por la zona donde me encuentro, si le aparece alguna ronquera, si tiene dificultades para tragar o si le aparece tos que no está relacionada con molestias como gripas o alergias.
Puedo estar funcionando mal y usted no lo sabe
Créame que la idea es que después de conocerme no me olvide y ante cualquiera de estos síntomas y más si se presentan varios de ellos, no dude en consultar para que me revisen. Eso es fácil y empieza porque el médico mire si estoy de buen tamaño, que mida cómo están las hormonas (T3 y T4) en su sangre y que examine cómo funcionan algunas sustancias que me estimulan y me ponen a marchar de manera adecuada, como la hormona tiroestimulante (TSH).
Antes de despedirme, espero que a partir de ahora me tenga más en cuenta y que ojalá esto que le cuento le sirva para que nos relacionamos mejor en nuestro mutuo beneficio.
Por último, le pido un favor y es que en esta semana que el mundo dedica a hablar de mí, les recuerden a las autoridades de salud medir mi funcionamiento en todos los recién nacidos y en las mujeres embarazadas.
*Con información de Iván Darío Escobar, endocrinólogo, expresidente de la Asociación Colombiana de Endocrinología y de la Asociación Diabetológica Colombiana. Director del Instituto de Diabetes y Endocrinología de Bogotá.
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