Mañana, tras 159 días, el país termina el aislamiento obligatorio que comenzó el 25 de marzo. En este tiempo se pasó por diferentes etapas, desde la restricción general de la movilidad hasta las flexibilizaciones progresivas para permitir la reactivación de la economía.
Y si bien muchos dijeron que estos cinco meses fueron una de las cuarentenas más largas del mundo, desde el Gobierno y las autoridades de salud se considera que ha sido un tiempo necesario para alcanzar los indicadores que permitirán desde el 1.º de septiembre la reapertura casi completa de Colombia con las condiciones de rigor.
El ministro de Salud, Fernando Ruiz, ha insistido en que este aislamiento no tenía como propósito eliminar el virus porque lo que se buscaba, entre otras, era lentificar la propagación de la pandemia y durante ese lapso adaptar el sistema de salud para enfrentarla mejor.
(Lea también: ¿Qué está pasando con las pruebas de covid-19 en Colombia?)
En una verdadera situación a contrarreloj, se dio inicio a una estrategia para evitar la saturación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) a fin de que todo paciente que se agravara tuviera atención, a la par que se ampliaba el sistema hospitalario. Dicho plan de expansión ha tenido dos componentes principales. El primero, aumentar el número de camas de las áreas críticas con la compra afanosa de ventiladores, monitores y bombas de infusión, que permitió que el país pasara de 5.983 unidades en febrero a disponer hoy de 9.922.
Al mismo tiempo, se comenzó a entrenar el talento humano para atender a todos los pacientes con covid-19 y especialmente aquellos que requirieran cuidados intensivos. En ese sentido, el gremio de las facultades de medicina (Ascofame), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y algunas instituciones hospitalarias desarrollaron programas de entrenamiento para médicos generales, auxiliares de enfermería, terapeutas y especialistas no intensivistas, que, según el Ministerio de Salud, bordean los 45.000 en el país.
La cartera afirma que sin este recurso entrenado, la expansión lograda y el aislamiento, a mediados de abril se hubieran ocupado la totalidad de las UCI y a mediados de mayo se hubiese llegado al pico de la pandemia sin la posibilidad de atender a miles de pacientes.
(Tal vez le interese: 'Los países no están viendo la verdadera magnitud de la pandemia')
Si se hubiera dejado solo la expansión, pero no el aislamiento, el colapso del sistema se hubiese presentado en la tercera semana de julio, insiste el Ministerio de Salud.
Otra cosa, que a juicio de las autoridades es una ganancia más en este tiempo, es el conocimiento sobre el manejo adecuado de los pacientes en UCI e incluso la definición de estrategias para adelantarse a sus complicaciones. De hecho, Guillermo Ortiz, médico intensivista y director del Hospital Universitario Nacional, dice que los servicios de urgencias están siendo más oportunos, se tienen escalas de estratificación del riesgo para tomar decisiones como quién puede ir a casa o el nivel de hospitalización.
“Hoy hemos aprendido otros manejos como estrategias ventilatorias no invasivas, conocimiento de tratamientos farmacológicos y técnicas para evitar daños pulmonares severos”, afirma Ortiz.
Otro elemento que se ganó en este tiempo es que el mundo está más cerca de una vacuna y se sabe que la mayor cercanía entre el pico de la pandemia y la llegada del biológico se traduce en menos vidas perdidas.
(Le recomendamos: Estudio explicaría por qué las mujeres enfrentan mejor la covid-19)
Cuando comenzaron las flexibilizaciones, el Gobierno fijó nueve indicadores para determinar aperturas y cierres. Hoy, la mayoría de ellos son favorables, aunque el infectólogo Carlos Pérez aclara que la pandemia no ha terminado.
El número reproductivo efectivo de contagios (Rt), por ejemplo, pasó de 2,28 al comienzo de la pandemia a 1,11 actualmente. La ocupación de UCI, si bien tuvo momentos críticos en algunas ciudades capitales casi llegando al tope, hoy tiene una disponibilidad general del 35 por ciento y ningún departamento está por encima del 80 por ciento de su capacidad. El ritmo de duplicación de casos se ha lentificado y hoy está sucediendo cada 29 días. La letalidad (porcentaje de fallecidos frente al total de casos) pasó de estar cerca del 5 por ciento hace unos meses a 3,18 por ciento hoy.
Y en otros indicadores que completan el panorama está el índice de recuperados en 72,75 por ciento sobre el total de casos, en contraste con los activos que son el 24,07 por ciento.
Aunque estos indicadores son favorables, hay cosas por mejorar, como optimizar la capacidad de diagnóstico y realizar búsquedas activas, remata Pérez.
(Consulte: Subestimación de contagios de covid en el país sería de 82 %: estudio)
“Las medidas extremas de cuarentena no pueden ser eternas, son insostenibles y por eso hay que cambiar el aislamiento general por uno individual”, dijo esta semana Martha Ospina, directora del Instituto Nacional de Salud (INS), al insistir que los logros obtenidos este tiempo permitieron mejores respuestas que hay que mantener con la responsabilidad de todos.
En ese sentido, Carlos Álvarez, coordinador nacional de estudios covid para la OMS, afirma que esta responsabilidad es doble, porque, por una parte, está el prevenir la infección personal, que a la vez ayuda a evitar casos en el entorno.
Y llama la atención para que los empresarios adopten como indicador el porcentaje de trabajadores contagiados y así determinar la calidad de las medidas aplicadas por todos. “Si hay síntomas, lo primero es aislarse y luego llamar a la EPS y esperar que todos entiendan que se debe actuar en concordancia”, insiste Álvarez.
UNIDAD DE SALUD
Consulte aquí todas las noticias de la Unidad de Salud de EL TIEMPO.
Contáctenos a través de @SaludET, en Twitter, o en el correo salud@eltiempo.com.