La vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), que comenzó a aplicarse en Colombia el 17 de agosto de 2012, supo enfrentar una polémica mayúscula.
Y no por su efectividad como biológico, porque las bases que sostienen la hipótesis de que ayuda a prevenir el cáncer de cuello uterino son sólidas, sino por los efectos adversos que muchos le atribuían sin argumentos científicos.
El Instituto Nacional de Salud (INS) dio a conocer que los hechos ocurridos en el municipio de El Carmen de Bolívar –en un grupo de jóvenes que presentaron diferentes síntomas, según ellas, a partir de la aplicación– no tenían nada que ver con la vacuna contra el VPH. Y ahora una exhaustiva investigación dada a conocer ayer concluye que, en efecto, su uso no solo protege contra las lesiones cervicales precancerosas, sino que demostró no presentar reacciones adversas que limiten su aplicación.
Se trata, ni más ni menos, de la revisión más grande hecha hasta el momento con este biológico. Estuvo a cargo de Cochrane una organización sin fines de lucro, libre de patrocinio comercial y otros conflictos de intereses con investigadores de más de 130 países.
En concreto, el trabajo siguió los resultados de 26 estudios durante los últimos ocho años en 73.428 mujeres de todos los continentes. La mayoría tenía menos de 26 años, aunque tres ensayos reclutaron mujeres de entre 25 y 45 años.
Como se sabe, el virus del papiloma se adquiere por contacto sexual, pero en la mayoría de las mujeres el sistema de defensas del cuerpo se encarga de eliminarlo. Sin embargo, cuando su presencia se hace persistente, causa daños a las células del cuello del útero que configuran lesiones que de no tratarse se transforman en cáncer. De hecho, el 70 por ciento de los tumores son causados por el virus.
Lo que el estudio demostró es que la vacuna prepara el sistema de defensa del organismo para evitar la infección y con ello se reduce la posibilidad de que aparezcan las lesiones que dan origen al cáncer.
Por ahora, no hay estudios longitudinales suficientes para demostrar que reduzca la aparición del cáncer de manera absoluta, pero al evitar que se produzcan los daños que lo desencadenan, se infiere que el biológico sí lo evita.
Los experimentos aplicaron al azar la vacuna contra el VPH o un placebo a un grupo de mujeres que no sabían qué recibían y se observaron por un tiempo comparando todas sus reacciones.
Bajo estos esquemas de investigación, la revisión evaluó la evidencia disponible de las dos vacunas: la bivalente (dirigida al VPH 16 y 18), y la cuadrivalente (dirigida al VPH16/18 y dos tipos de VPH de bajo riesgo que causan verrugas genitales) y se encontró que los eventos adversos de las personas vacunadas no son diferentes de los que presentan las mujeres no vacunadas que sirvieron de control.
En otras palabras, la vacuna no produce reacciones adversas ni efectos colaterales diferentes a los que tienen normalmente en mujeres sin vacunar. También se halló que su aplicación disminuye los riesgos de presentar lesiones precancerosas en el cuello uterino en mujeres jóvenes, particularmente entre las edades de 15 y 26.
De acuerdo con el informe, dado a conocer por la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana, Centro Cochrane en Colombia, los estudios evaluados tienen elevada calidad científica y reunieron datos de mujeres de todos los continentes.
En ese sentido, el doctor Marc Arbyn, de la Unidad de Epidemiología del Cáncer en el Centro Belga Sciensano, autor principal del estudio, apuntó que “los hallazgos de esta revisión deben ser vistos dentro del contexto de múltiples estudios de vigilancia global, que han sido conducidos por el comité asesor global de seguridad de las Vacunas de la OMS, que concluyó que el perfil de riesgo-beneficio de estas vacunas sigue siendo favorable”.
Y expresó su preocupación por los reclamos injustificados de daños que carecen de evidencia biológica y epidemiológica, y que pueden afectar la confianza del público.
LA VACUNA CONTRA EL VPH EN COLOMBIA by Ronny Suárez on Scribd
Jairo Amaya Guio, ginecólogo, epidemiólogo y profesor de la Universidad Nacional, afirma que este análisis refuerza la importancia de vacunar a la población contra este virus, en un caso como el colombiano en el que las tasas de cobertura cayeron estrepitosamente y lentamente vuelven a recuperarse.
“No había ninguna duda en cuanto a la eficacia. Se había demostrado en múltiples estudios que disminuye en cerca del 90 por ciento el riesgo de lesiones de alto grado y esto lo refuerza. La duda era en cuanto a efectos colaterales que han reportado una asociación con dolor muscular regional, taquicardia y asociaciones no muy claras con el Guillian Barré, artritis reumatoide y diabetes tipo I; pero la OMS y este metaanálisis envían un parte de tranquilidad al descartar la relación con la vacuna y estos efectos”, argumenta el especialista.
Diego Alejandro García, director del programa de vacunación del Ministerio de Salud, reconoce que el episodio del Carmen de Bolívar llevó a una disminución de las coberturas de vacunación hasta un 6 por ciento en el 2016, lo que en otras palabras es un problema de salud pública, teniendo en cuenta al menos 2.300 mujeres colombianas mueren anualmente por el cáncer de cuello uterino.
Por eso celebra estudios como el de Cochrane, “ya que van en consonancia con lo que ha manifestado en múltiples oportunidades la OMS y muchas otras sociedades científicas alrededor del mundo en cuanto al adecuado perfil de seguridad de la vacuna”.
“Como pediatra invito a todas las familias colombianas con niñas entre 9 y 17 años de edad a que acudan hoy mismo a cualquiera de los puntos de vacunación e inicien o completen los esquemas de vacunación contra el VPH; esta es una de las estrategias más efectivas, junto con la tamización mediante citología, para poner freno al cáncer de cuello uterino”, concluye.
En el 2003, durante el Congreso Mundial de Ginecología realizado en Chile, Xavier Bosch presentó una conferencia llamada ‘Cáncer cervicouterino: de una enfermedad oncológica a una enfermedad infecciosa’. Muchos de los allí presentes recibieron con incredulidad la evidencia presentada y reinaba el escepticismo pese a la fuerza de los datos expuestos.
Pero del escepticismo se pasó al reconocimiento de que el virus del papiloma humano (VPH) estaba asociado con este cáncer; hecho que quedó ratificado con en el otorgamiento del premio Nobel de Medicina en el 2008 al profesor Harald Zur Hausen, médico y científico alemán que lideró dichas investigaciones.
Hoy se sabe con certeza que el VPH constituye la infección de transmisión sexual más frecuente, tanto en mujeres como en hombres, y que son fuente de variada patología tanto benigna como maligna para ambos sexos. Dentro de las enfermedades asociadas a la infección por VPH se incluyen verrugas genitales, lesiones premalignas de vulva, vagina, cuello del útero y ano, cáncer de vulva, vagina y cuello del útero, cáncer de ano, cáncer de pene, cáncer de boca y faringe, papilomatosis laríngea, y papilomatosis recurrente de las vías respiratorias (laringe, tráquea y bronquios).
La asociación entre VPH y cáncer de cuello uterino llevó a diversos investigadores a avanzar en el diseño y el desarrollo de vacunas destinadas a combatir el contagio por el virus y así evitar la infección persistente del epitelio cervical, evento crucial de la carcinogénesis cervical.
A partir del año 2006 y luego de diferentes estudios clínicos que validaron su eficacia, dos vacunas contra el VPH están disponibles para su aplicación: la bivalente, que protege contra los genotipos oncogénicos 16 y 18 (Cervarix); y la tetravalente, que adicionalmente a los genotipos 16 y 18 inmuniza contra los genotipos 6 y 11, responsables del 90 por ciento de las verrugas genitales (Gardasil). Esta última es la que se aplica en Colombia desde el año 2012.
Después de su aplicación en el municipio de El Carmen de Bolívar, desde el 30 de mayo del 2014 y por varios meses se presentaron síntomas diversos, que incluían adormecimientos de manos, desmayos y parálisis de diferentes grados. Estos afectaron a más de 500 niñas que señalaban una relación con la vacuna contra el VPH.
Estos hechos han merecido todos tipo de análisis y denuncias, que a la fecha continúan, pese a que en enero del 2015 el Instituto Nacional de Salud (INS) dio a conocer una completa investigación que descartó la relación entre los síntomas y la aplicación del biológico.
Carlos F. Fernández y Ronny Suárez
Redacción Salud
@SaludET
Fuente: Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología; Ivonne Díaz y Orlando Villamizar, ginecólogos.